El Mar de Alborán, en aguas de Almería, Granada y Málaga, corre el riesgo de sumarse a la lista donde las grandes compañías petrolíferas piensan obtener hidrocarburos extrayéndolos con perforaciones a gran profundidad sin importarles los riesgos y daños derivados. De ello son testimonio aún presente los que produjo la catástrofe de la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México, en abril de 2010.
Si nadie lo remedia, los trabajos preliminares a las prospecciones en alta mar en busca de gas natural comenzarán en 2014. Se trata de la realización de barridos sismológicos submarinos desde embarcaciones, mediante la emisión de ondas acústicas de gran potencia capaces de traspasar la lámina de agua de entre 700 y 900 metros para alcanzar los 2.000 metros bajo el suelo marino y determinar si frente a esa costa andaluza hay bolsas de gas natural, como cuenta la revista Nova Ciencia en su número de septiembre (pgs 12/15).
El mar de Alborán es zona de transición entre el Mediterráneo y el Atlántico y mezcla características de ambos. Es actualmente un ecosistema muy rico cuyas pesquerías son fundamentales para el equlibrio alimentario del sur peninsular. Varias voces ecologistas – Equo y Greenpeace especialmente– han puesto el grito en el cielo por el impacto que los barridos sismológicos tendrán sobre flora y fauna marinas. Después vendrían las perforaciones.
Todo esto refuerza la convicción de que la amenaza de las prospecciones petrolíferas a costas y aguas españolas no deja de crecer, favorecida por una política general de potenciación de los combustibles fósiles, y especialmente los hidrocarburos, frente a las energías renovables o alternativas, por mucho que el ministro de Industria, José Manuel Soria, negara este mismo domingo la impresión que hay en Bruselas de que España no alcanzará el Objetivo 20/20 (veinte por ciento de energías renovables para dentro de siete años).
En los últimos meses se ha insistido en los peligros y perjuicios que las perforaciones en aguas canarias de Lanzarote y Fuerteventura pueden causar no ya exclusivamente a los ecosistemas marinos, sino también a la industria turística isleña como principal fuente de riqueza a largo plazo entendida desde la sostenibilidad.
No es incoherente el proyecto de petrolear las aguas canarias lindantes a las de Marruecos con la política energética general del gobierno, como también ha quedado bien descrito. De hecho, se corresponde con un incremento superlativo de los permisos para prospecciones petrolíferas en España que se viene registrando desde hace apenas un lustro y que se ha acelerado desde que el Gobierno de Rajoy asumió el poder.
El 'fracking' ha hecho dispararse hacia arriba la curva de la gráfica de ese aumento. La preocupación y el rechazo de los ciudadanos han crecido proporcionalmente en toda España, sumando los nuevos problemas derivados de la extracción del gas de esquisto a los ya sabidos relacionados con las perforaciones marinas a gran profundidad y dando lugar a iniciativas políticas.
Sorprende el empecinamiento gubernamental en facilitar las búsquedas de petróleo y gas sin que esté demostrado que su explotación sea significativamente rentable en España. Los trabajos que empezarán en el Mar de Alborán son el último botón de muestra. Mientras, el mismo ejecutivo boicotea normativamente el crecimiento posible y rentable de las energías alternativas, de las que ya sí conocemos su rentabilidad social y ambiental.
José Luis, estos hijos de puta son insaciables en su empeño de destruir el planeta.