Lo del dicho de las dos tazas de caldo parece ser la norma que la ministra de Fomento, Ana Pastor, pretende aplicar al debate sobre infraestructuras ferroviarias europeas. La discusión parecía prudentemente cerrada desde hace meses gracias a la concordancia de Madrid con Bruselas sobre la prioridad para el Corredor Mediterráneo y el Corredor Atlántico. Pero con la nueva toma de postura de la ministra el PP da un paso más en su inequívoca senda de recuperar el legado de José María Aznar y abre otra vía de disensión entre comunidades autónomas. En vez de dos tazas, esta vez serán tres. Aunque esté por ver cómo se pagan.
Con una nueva guerra del agua en ciernes a causa de la sequía amenazante con hacerse muy real en los próximos meses y que pondrá a prueba la escasa habilidad hasta ahora demostrada por el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, en Fomento parecen dispuestos a dar pie a un segundo enfrentamiento por la cuestión de las infraestructuras resucitando el llamado Eje 16 o Corredor Central ferroviario en una época en la que las arcas del Estado no están para ninguna alegría financiera.
Da igual que las autonomías implicadas en esta segunda posible gran controversia estén todas, menos la catalana y la andaluza hasta dentro de un mes, según parece, gobernadas por el PP. Tampoco importa que el manejo que Mariano Rajoy hace de la situación económica del Estado haga difícil imaginar que habrá grandes inversiones públicas para infraestructuras en un futuro. Ni que la travesía ferroviaria central del Pirineo, sin la que el Eje 16 carece de sentido, haya sido claramente rechazada por Francia.
Ni siquiera tiene en cuenta Fomento que España presenta ahora una saturación de infraestructuras, cuyo crecimiento no haría sino lastrar e impedir un desarrollo social real, como ya dejó caer Ecologistas en Acción cuando Pastor presentó su plan en el Congreso.
De todo lo anterior, nada cuenta. Inasequible al desaliento, la ministra se reunió el pasado martes en Madrid con los presidentes de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, Extremadura, José Antonio Monago, y Madrid, Esperanza Aguirre, para reafirmar, esta vez con ilustres “palmeros”, lo que ya dijo a mediados del mes pasado: el Eje 16 ––un corredor ferroviario que correría desde Portugal hacia Madrid, Guadalajara, Aragón y cruzaría el Pirineo central hasta Francia–– debería ser prioritario.
Igual que ya lo son el Corredor Mediterráneo y el Atlántico. En el ánimo de la ministra y de los cuatro presidentes autonómicos de su mismo Partido Popular no parece pesar el hecho de que ese Eje 16 fue desechado como prioritario en Bruselas el pasado mes de octubre, cuando se decidió que los otros dos son los que merecen ser contemplados con ese carácter. Como ese acuerdo de la Unión Europea fue tomado cuando en España aún gobernaba el PSOE, no parece contar.
El caso es que, cuando el Corredor Mediterráneo paralelo a la costa desde Port Bou hasta Algeciras, fue elevado al rango de prioritario en Bruselas, los gobernantes del PP de Valencia y Murcia y las direcciones del mismo partido en Cataluña y Andalucía se declararon satisfechos por haber alcanzado el objetivo de que articular el tráfico de mercancías y pasajeros de esa forma será motor de desarrollo económico de todo el Levante cuando sea realidad.
Para Ana Pastor los tres son prioritarios y compatibles. Asegura que así lo planteará a partir de ahora en Bruselas al actual comisario de Transportes, Siim Kallas, como en su momento, 2003, lo hizo el gobierno de Aznar. Habrá que preguntar ahora qué piensan al respecto quienes aplaudieron en octubre. A saber, los presidentes valenciano y murciano, Alberto Fabra y Ramón Luis Valcárcel respectivamente, y los líderes regionales del PP Javier Arenas y Alicia Sánchez-Camacho, andaluz uno y catalana la otra.
Habría quizá que ponerle a la ministra de Fomento el ejemplo de su colega de Agricultura, Arias Cañete, quien tras su inicial ímpetu declarativo por la recuperación del polémico Trasvase Ebro-Segura acaba de rebajar las expectativas creadas posponiendo el nuevo Plan Hidrológico Nacional para dentro de dos años por lo menos. Y, por cierto, ni el uno ni la otra han insinuado siquiera cómo piensan financiar tamañas infraestructuras en esta era de vacas flacas.