Sucede que las cosas no son buenas ni malas en abstracto, las más de las veces. No diré siempre por no caer en totalizaciones. Lo relativo está en la vida, es la vida. Y sucede que, en muchas ocasiones, se utilizan para bien o con inmejorables intenciones resortes, instrumentos, argumentos o razones que, examinados de manera diferente, vienen a ser rechazables.
El uso de energías llamadas limpias ha devenido en una suerte de ejemplo paradigmático de lo dicho. Observemos en primer lugar el caso que ha sido trasladado por los medios de comunicación más recientemente. El presidente brasileño, Luis Inazio Lula da Silva, está decidido a pasar a la posteridad, entre otras cosas, por haber dejado en marcha la construcción de la tercera mayor presa del mundo.
Ubicación: en el curso del río Xingu, nordeste de Brasil. Objetivo: producir energía eléctrica de forma limpia, mediante turbinas movidas por el agua fluvial. Consecuencias oficiales: 18.000 empleos directos y beneficios para 26 millones de brasileños. Consecuencias no oficiales: destrucción de miles de hectáreas de bosque amazónico y del hábitat natural de tribus indígenas.
Como en muchas otras ocasiones la protesta pertinaz de las comunidades indígenas brasileñas apoyados por Greenpeace –el proyecto lleva gestándose desde hace treinta años– no impide que Lula quiera pasar a la historia gracias, entre otras cosas, a esta megapresa.
Se repite la historia china de las Tres Gargantas casi calcada en Brasil y recuerda a tantos otros episodios relacionados con las llamadas “energías limpias” producidas con medios insostenibles, peligrosos o claramente perjudiciales para el entorno.
Recordemos, también a título de ejemplo, que la instalación de aerogeneradores en determinadas zonas de paso de aves y en determinados paisajes en la Península Ibérica ha sido considerada perjudicial a pesar de que producen “energía limpia”.
No olvidemos que muchos de los que abogan por el mantenimiento de la producción de energía nuclear argumentan que es “limpia” puesto que no produce dióxido de carbono y no contribuye, por tanto, al calentamiento global.
Son maneras de ver y de hacer las cosas. Como el asunto que hace poco comentamos relativo al uso nocturno de generadores de gasoil para producir fraudulentamente más kilowatios de “energía limpia” eléctrica primados generosamente por las subvenciones oficiales. El resultado final es limpio, pero por el camino se deja alguna que otra suciedad en la cuneta.
Así que lo de “energía limpia” se ha convertido casi en un mantra pseudoambientalista que alberga o puede albergar prácticas o métodos insostenibles, cuando no gravemente lesivos para el entorno a corto plazo. Como la categoría de “bomba nuclear limpia”.
Por eso conviene no dejarse influir ni convencer a priori por etiquetas o lugares comunes utilizados a conveniencia para justificar cosas que no resisten una mirada simplemente lógica. Mejor hablemos de energías renovables, aunque eso no signifique que todo lo así etiquetado sea automáticamente deseable o defendible. Depende.
Efectivamente. Los calificativos limpio, ecologico o desarrollo sostenible estan siendo utilizados de forma torticera. Se aplican a cosas que no lo son y en circunstancias que tampoco lo son. En el caso de las energias renovables es preciso, indudablemente, en primer lugar una planificacion donde se priorice los valores ambientales, paisajisticos, geologicos, arqueologicos… de la zona y se excluya cualquier territorio con este tipo de valores de forma previa a la instalacion. Apostar por generacion de energia proxima a centros de consumo -no «huertos solares» a decenas de kilometros de distancia es otra solucion, apostar por las instalaciones minigeneradoras de energia solar y eolica -hay muchas cubiertas vacias en tejados, fabricas, puertos industriales… zonas urbanizadas, en definitiva-.
Un ejemplo del mal uso de lo ecologico, un bote de mermelada que se fabrica en Murcia para una empresa de Madrid -donde se traslada- y desde alli se vende en todas las tiendas de una gran supermercado nacional, o sea, otra vez de vuelta a Murcia desde Madrid ¿cual es el coste economico y energetico que tiene una de nuestras comidas?. Producir, vivir, consumir en local y en temporada, cerrando ciclos, autoconteniendonos…