PENSIONES / En esta manifestación sí que estaban todos, toda la familia, no solo los mayores
Histórica manifestación en Bilbao por nuestros mayores
Ha sido probablemente la más multitudinaria de toda España y no se recuerda una manifestación por las calles de Bilbao tan numerosa. Quizás sea comparable con la de julio de 1997, tras el miserable asesinato de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA. Recuerdo acudir con mi aita a esa manifestación y lo recuerdo también separando a cuatro tipos que querían moler a palos a un militante de HB que salía huyendo de su sede bilbaína.
Ayer caminamos junto a miles de personas y sus paraguas hacia el ayuntamiento. Comenzó la marcha lloviendo a mares. La cosa pintaba muy mal teniendo en cuenta que la manifa era de gente mayor. Pero enseguida se intuía de qué pasta estaba hecha toda esa gente del norte, pertrechada con sus paraguas y chubasqueros, acompañados de hijos y nietos. Porque esta vez sí estaban todos, toda la familia, no solo los mayores. En el puente del ayuntamiento un crío con un megáfono en ristre gritaba como un descosido “¡Hoy es la de mi abuelo, mañana es la mía!”. Enseguida se quedó con todos. Y más cuando confundió el orden de la consigna: “¡Hoy es la mía, mañana la de mi abuelo!" Carcajadas bajo la lluvia.
La magnitud de la manifestación ya se intuía en la calle Buenos Aires, la gente se apiñaba y andaba despacito, ya más tranquilos, sin lluvia y con los primeros claros. “Vamos, que somos de Bilbao, que aquí se aguanta uno la lluvia”, dijo una mujer de unos setenta. Al final han sido 115.000 personas, y eso según las estimaciones oficiales. En la calle daba la sensación de que medio Bilbao estaba en ellas.
Llegando hacia la estatua de Diego López de Haro, magnate y ricohombre castellano y fundador de la ciudad, se escuchaban los inevitables “¡Manos arriba, esto es un atraco!” y “¡El pueblo unido jamás será vencido!”. Alguna ikurriña, pero pocas. No fue la de ayer una manifestación de banderas, ni de partidos.
Caminando, ya muy apretados, por Gran vía se escuchaba “¡Esta batalla la vamos a ganar!” mientras una señora le enseñaba a otra su improvisado gorro de plástico. “Se me estropea el pelo, oye, y me acabo de hacer la permanente”, le explica a una amiga de su edad. A su lado un hombre de unos ochenta usaba orgulloso su silbato. “Tengo experiencia en pitadas en San Mamés”, le decía sonriente a un compañero de marcha.
Seguimos por Gran Vía. No había casi nadie en las tiendas de las grandes franquicias. Esto era serio, las compras para otro día. “¡Por la pensión, manifestación!”. Todos alzamos las manos por ellos, para que se les trate con dignidad, para que nos se les engañe.
La Coordinadora de Pensionistas Vizcaínos las estaba pasando canutas. La magnitud de la manifestación les había superado y su pancarta se había quedado rezagada, a mitad de la marcha, y no en cabeza. Mala organización, pero buena noticia. Por megáfono recordaban una vez más que esta manifestación era sin siglas, sin banderas, era de y para la gente.
“¡Si esto no se apaña, caña, caña, caña!”. “¡Si esto no se arregla, leña, leña, leña!”. Todos, mayores o no, aplaudieron a los jóvenes concentrados en la plaza de Moyúa en favor de los pensionistas. Por fin salen a la calle, se nota su presencia. “¡Ni un día más un gobierno del PP!”. “¡Más pensiones, menos ladrones!”.
Llegamos al final de la concentración, al Sagrado Corazón. Íbamos muy lentos, se intuía la respuesta masiva de los bilbaínos por su mayores y contra el gobierno de Mariano Rajoy. “¡Ista, ista, ista, borroka pensionista!”. “¡Con este gobierno vamos de culo!”.
Santi Pocero, portavoz de la marcha, explicó a cuartopoder.es: “Sindicatos sí, pero ni siglas ni banderas. No politizamos. Yo vengo de UGT Euskadi, pero ni banderas, ni siglas. Reivindicamos todo esto no tanto por nosotros, sino por los que vienen detrás, nuestros hijos y nuestros nietos, nosotros ya poco podemos reivindicar. Hay gente mayor con mucha precariedad, muchísima gente que cobra menos de 700 euros de pensión”.
A la pregunta de cómo se canalizaría esto en política, con decisiones políticas, Pocero respondió que “se debe eliminar el miserable 0'25% de aumento y que se actualicen las pensiones con la subida del IPC. Que el gobierno tome nota, nos están toreando, mintiendo. Rajoy no dijo nada y luego se pone a rescatar autopistas. ¿Cómo se come eso? La respuesta es la calle. Y ojo en las elecciones, somos 10 millones de jubilados. Que tomen nota y si no nos hacen caso a la calle”.
Se huele el cabreo en ella. Mucho cabreo en la calle. Y no se atisba reacción alguna por parte del gobierno. Da la sensación de que la dormida clase media se está despertando compartiendo consignas con la clase más baja. Igual que mi aita.