ADOLESCENCIA / Los únicos culpables de las agresiones son los agresores

Más allá de Hollywood: los abusos sexuales entre jóvenes preocupan a los expertos

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Los abusos sexuales van mucho más allá de la industria del cine, aunque sea el caso Weinstein el que haya escandalizado al mundo. Es solo la punta del iceberg. Está en todas las profesiones y en todos los países. Todo tienen una raíz común: una educación machista donde el sexo es una herramienta más de abuso de poder. Pero la confusión sobre dónde está la línea entre el consentimiento y el delito empieza en la infancia y la adolescencia. Según los especialistas consultados, los jóvenes suelen reproducir los mismos patrones que la generación anterior.

La memoria de 2016 de la Fiscalía de Menores alerta de un aumento de los delitos contra la libertad sexual durante ese año. De 1.081 casos en 2015 pasaron a ser 1.271 en 2016. Mientras las agresiones sexuales se mantienen más o menos estables (476 en 2016, frente a las 417 de 2015), la cifra de abusos sexuales es la más alta de la década, pasando de 664 en 2015 a 795 en 2016. La diferencia entre ambos delitos es que en el primero hay violencia o intimidación, mientras que en el segundo no, aunque tampoco hay consentimiento. La Fiscalía cree que en este aumento también ha podido influir la reforma del Código Penal que se hizo en 2015 por la que se subía la edad de consentimiento de los 13 años a los 16.

“Hay agresiones que se comenten en fiestas contra chicas normales, que tienen derecho a beber, a bailar o a darle un beso a un chico y luego no querer tener nada más”, explica Tina Alarcón, presidenta del Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales (CAVAS). A su asociación llegan mujeres más mayores que han estado toda la vida callando los abusos, pero también un perfil de víctima más joven que ha sido forzada por un amigo, un novio o un conocido con el que ha quedado. “Hay chicos que no aceptan un no o que si saben que ella ha tenido algo antes con otro chico dicen “por qué conmigo, ¿no?””, explica esta veterana feminista.

Aunque su asociación presta asistencia psicológica a la víctima y se persona en algunos casos como acusación particular, Alarcón tiene como empeño personal poner el acento en la prevención. En el antes. Por eso, CAVAS participó en la campaña ‘Fiestas libres de agresiones’ en Parla y Arganda del Rey. A veces, algunos espacios de ocio se convierten en epicentro de la violencia sexual. Jóvenes que se propasan después de unas copas, que se enfadan cuando oyen un “no” tras el coqueteo o que coaccionan y chantajean a su compañera para tener sexo son algunas de las situaciones que las mujeres no deberían aguantar y que, sin embargo, están normalizadas. 

Pese a la percepción de que hombres y mujeres gozan de la misma libertad sexual, lo cierto es que los roles de género siguen influyendo en las relaciones, aunque sus manifestaciones se hayan actualizado. El estudio ‘Noctambul@s. Observatorio cualitativo sobre la relación entre el consumo de drogas y los abusos sexuales en espacios de ocio nocturno’ de 2014/2015 permite acercarse a la visión que tienen algunos jóvenes: “Dado que el hombre tiene un impulso irrefrenable, es responsabilidad de la mujer mantener el control de la situación para evitar ser agredida”. Que un chico que ha bebido insista o se sobrepase con los manoseos se ve con cierta comprensión, mientras que el hecho de haber tomado alcohol y haber sido agredidas en la misma noche genera un sentimiento de culpa en las víctimas, que se llegan a cuestionar así mismas. Por eso, las asociaciones repiten un mensaje muy claro: los únicos culpables de las agresiones son los agresores, no hay justificación para esas conductas y hay que denunciar.

“Hay adolescentes que no son conscientes del daño que generan sus acciones”, explica Margarita García Marqués, psicóloga de la fundación Aspasi. Muchos jóvenes observan en la vida cotidiana patrones de conductas abusivas, pero no conocen sus consecuencias. A veces ni siquiera reflexionan sobre lo que han hecho. Es algo que la serie ‘13 razones’, al margen de otras polémicas que ha levantado, muestra bien. Mientras para algunos es solo un juego (o incluso un halago) que la protagonista, Hannah Baker, aparezca en una lista de la clase como ‘mejor culo’, para ella es una auténtica tortura que se materializa en miradas, cuchicheo y situaciones incómodas.

Una educación sexual insuficiente

A pesar de que las campañas institucionales contra la desigualdad han crecido, los jóvenes crecen escuchando mensajes muy contradictorios. Por un lado, se les dice que hay igualdad entre hombre y mujer, mientras en la publicidad ellas siguen apareciendo hipersexualizadas o se utilizan como reclamo en algunos eventos deportivos. Esta supervivencia de los roles de género se ve en el amplio estudio realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD titulado ‘¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de Género en la adolescencia’ (ver infografía).

Infografía de roles de género en adolescentes
Infografía de las principales conclusiones del estudio '¿Fuerte como papá? ¿Sensible como mamá? Identidades de género en la adolescencia', realizado por Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.

En este sentido, García Marqués valora de manera positiva la explosión mediática del caso Weinstein, “siempre que la información se dé de forma responsable”, matiza. Además de desencadenar una ola de denuncias, ha permitido visibilizar un problema demasiado común, desvelar las relaciones abusivas de poder y las consecuencias que tiene en las víctimas estas conductas.

“En los dos últimos años sí he notado en mi consulta un aumento de abusos sexuales entre jóvenes, incluso, entre niños tras intentar imitar lo que han visto en el porno”, explica García Marqués. Para esta experta, la facilidad de acceso a las películas X, los comportamientos machistas de algunas escenas y la nula educación sexual y afectiva en las aulas hacen un cóctel desastroso que hace que los chicos más jóvenes no tengan claros dónde están los límites en el sexo. Sus padres, madres o profesores no les recuerdan que lo que ven en sus pantallas es, simplemente, ficción. “Algunas escenas del porno muestran, por ejemplo, que a las chicas les gusta más cuando las fuerzan”, matiza la experta.

Los especialistas también piden desterrar algunos eufemismos del vocabulario para ayudar a clarificar. No hay “relaciones sexuales no consentidas” son violaciones y constituyen un delito.

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