Marruecos no es ‘El Dorado’

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Edificios en construcción en la zona de ensanche próxima a la bahía de Tánger (Marruecos). / J. M.

TÁNGER (MARRUECOS).– La ola provocada por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España arrastró a  constructores, y a otros que aspiraban a serlo, hasta Marruecos. En estos cinco años, decenas de personas vinculadas al mundo de la construcción o a la hostelería, principalmente, han cruzado el Estrecho en el sentido inverso a quién lo hace jugándose la vida en las pateras. Algunos vinieron con sus máquinas —grúas, hormigoneras, andamios, carretillas, proyectadoras de yeso— y otros, además, con dinero —varios millones de €, un millón, medio...—. Todos dispuestos a “comerse el mundo, creyendo que esto era El Dorado”, dice Alfonso Martos (nombre supuesto), que lleva desde 2006 en Marruecos ejerciendo de albañil, yesista, consejero de otros españoles y “no sé cuantas cosas más”, aclara, mientras intenta concretar, después de siete años aquí, su situación: “Yo soy un artesano que colabora con los marroquíes”.

Pero resulta que sólo en la ciudad de Tánger se calcula que hay 70.000 pisos vacíos y en la de Tetuán, que está a 60 kilómetros, 40.000. Además, en este país todo se complica casi siempre. “En Alemania es más barato montar una empresa que aquí”, resume Martos. Él lo sabe bien. Estuvo dos años y medio en Casablanca intentando poner en marcha un negocio y tuvo que desistir. “Llegue pensando que podría alquilar una nave por 2.000 € al mes, que era lo que más o menos costaba en Barcelona, y aquí me pedían 8.000 €. La burocracia, los permisos, los favores, todo hay que pagarlo. La inseguridad de no saber nunca qué puede ocurrir... te agota. Y, ¡ojo! cuando se trata de favores, pagas por ser extranjero dos, tres, cuatro veces más de lo que pagaría un marroquí”, relata este albañil que ahora, sí, después de media docena de años peleando como gato panza arriba, empieza a entender, dice, la idiosincrasia del país.

Mas no todos son Martos. Y si en la escala más baja de los negocios cuesta Dios y ayuda establecerse en Marruecos, en lo más alto de las finanzas el resultado es aún peor. “¿Cuántas de las empresas grandes españolas —constructoras, bancos, petroleras, telefonía—,  están instaladas aquí? Prácticamente ninguna”, pregunta y se responde este asesor financiero que hemos localizado en Casablanca, al que llamaremos Carlos, pues se niega a que aparezca su nombre.

Carlos habla de “un pacto no escrito” entre varias de las grandes compañías hispanas para no invertir en Marruecos, después de que todas ellas lo intentaran antes de irse trasquiladas. Telefónica estuvo aquí y se fue; ACS, el BBVA, también lo intentaron. Pero sí están Inditex, Induyco, empresas matrices de Zara y de El Corte Inglés, le sugiero. “Claro”, responde Carlos, “porque aquí la mano de obra es muy barata y ellas no fabrican directamente, sino que subcontratan. Así lo tienen fácil”, resume.

Sea como fuere, lo que choca y no se entiende es que, por un lado, algunos medios de comunicación españoles —léanse, si no, las distintas informaciones que en los últimos años han ido apareciendo— presentan a Marruecos como una especie de El Dorado para los españoles, con posibilidades para emprender nuevos negocios, y, por otro, la realidad es que ocurre todo lo contrario y, escrutándola, no se descubre en ella más que fracasos.

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Vista general de Tánger; en primer término, la antigua plaza de Toros. / J. M.

Luis Hernández llegó a Tánger hace ocho años. Él no venía a hacer negocios, sino a vivir. “La vida era barata y, dada mi situación personal entonces, me pareció un lugar adecuado para quedarme”. Luis, que fue exportador de calzado en su día a los países árabes, ahora da cursos de “pintura de papeles al agua” en colaboración con el Instituto Cervantes de Tánger. Ddesde el punto de vista profesional no está activo, pero “sí conozco el mundillo de los que vienen, desde la Península, buscando alguna oportunidad”, dice. Y su opinión no deja dudas: “Viene mucho ingenuo que cree que aquí todo es muy fácil. Conozco a varios que han vivido mil peripecias para abrir un restaurante, por ejemplo, y, a la postre, lo tuvieron que cerrar e irse arruinados a España”. Luís avisa, especialmente, a aquellos que vienen a Marruecos en busca de amoríos o con la intención de entablar una relación íntima estable. “Hay una lista interminable de chicas jóvenes al acecho... En cuanto te descuidas —y si se casan con ellas, puede ser peor— te despluman”, concluye.

Tánger, Fez, Marrakech, el Atlas, el desierto... Marruecos es un país de contrastes, al que siempre hay que volver; uno de los más hermosos que conozco. “Un país en el que todavía hay mucho por hacer y en el que, en buena ley, debería haber sitio para todo el que quisiera invertir”, dice nuestro ejecutivo anónimo. “Pero que nadie se engañe, aquí hay que venir a trabajar el doble, a ganar la mitad de lo que uno piensa que debe ganar y —esto es importante—manteniendo siempre un perfil bajo”. Y para triunfar, aparte de dinero —“Aquí, de los extranjeros, sólo les interesa el dinero que tienes”, postula Martos—, hacen falta, lógicamente, otras cosas; entre ellas, conocer, aunque sea de forma rudimentaria, la lengua del país. De ahí que en el Instituto Cervantes de Tánger haya aumentado más de un 300% la demanda para aprender dariya (árabe dialectal marroquí) en los dos últimos años. “Nuestra obligación principal es difundir el español”, explica Roberto Ortiz, jefe de Estudios, “pero tenemos, de un tiempo a esta parte, tanta demanda de españoles que quieren aprender dariya que hemos creído conveniente organizar clases también para enseñar el árabe dialectal”. El perfil del español que intenta aprender en Tánger dariya, según Ortiz, es el un hombre de mediana edad que está ya trabajando en Marruecos o anda buscando empleo.

Trabajo. Esta es la palabra mágica para los españoles que han llegado hasta aquí. Alfonso Martos, a este respecto, asegura que para un obrero español, —“incluso para un pequeño empresario”, puntualiza—, le será muy difícil, sino imposible, salir adelante en el país magrebí. “Aquí un obrero hace su almuerzo con el equivalente de un euro al día, a ver, entonces, como se las apaña un español para comer por ese dinero. Si los salarios son bajos, en torno a los 200 € al mes, es casi imposible que un trabajador español pueda ganar 1.500 / 2000 € mensuales”. “Y a los pequeños empresarios",  insiste Martos, “lo que suele ocurrirles es que, en ese trasiego de ir y venir resolviendo problemas, se quedan sin dinero. Aquí todo es muy lento y los pasos, largos”.

Los grandes capitales que deciden probar suerte en Marruecos, en cambio, disponen de más recursos financieros y, en consecuencia de más tiempo, para llevar su proyecto a buen puerto.  Aún así, a muchos e le agota paciencia y, según Carlos, hay ejemplos con muy distintos resultados. Tres sectores que hoy podían ser atractivos para los grandes inversores españoles —alimentación, energías renovables y reciclaje—, tienen sus inconvenientes también, aunque Carlos cree que los españoles podrían hacer negocio en ellos, "siempre que establezcan alianzas firmes con las empresas principales del país", resume.

Para este economista, infraestructuras y recursos hídricos son dos campos a tener en cuenta por el inversionista español ahora mismo. Aunque, dada su importancia estratégica y magnitud, sólo estarían al alcance de unos pocos elegidos, nunca accesibles para los españoles de a pie; desde luego no para esos miles de españoles a los que se le sigue contado que esto es El Dorado... Aunque, también es cierto, podría serlo, dado lo mucho que en este gran país falta por hacer.

5 Comments
  1. celine says

    Pues no sé cómo se las arreglarán los franceses porque a ellos sí parece que les van bien los negocios en Marruecos. Seguramente se afilan el colmillo antes de bajar a tierra. Da mucha pena que Marruecos no pueda prosperar mejor.

  2. Ismael says

    Eso es lo que tiene emigrar, que esperabas? encontrarlo todo fácil? Aqui en España, tienes que invertir o comprar algo de mas de 500.000€ solo para que te den la tarjeta de residencia, dale gracias que puedes trabajar aun siendo ilegal en Marruecos, y si quieres estar en regla solo tienes que presentar el padrón y un contrato de trabajo, sabes lo que sufre un inmigrante en España para regularizar su situación, añádele el rechazo de la población y los problemas de integración, así que dale gracias a dios o a quien sea por estar como estás.

  3. Ismael says

    Lo de los franceses, es el idioma y la historia, llevan muchísimos años mas que los españoles, y si no sabes hablar francés o árabe lo tendrás difícil, lo mismo que pasa en cualquier país o trabajo, el idioma, y saber integrarse y adaptarse a la cultura.
    http://www.magrebies.net
    el portal de los magrebies en español.

  4. celine says

    Los franceses llevan más tiempo en el norte de Africa que los españoles como colonia moderna, Ismael. Pero en términos absolutos, no. En todo caso, se les dan bien los negocios con sus ex súbditos, está claro.

  5. adri says

    por cierto lo que dice este hombre es todo falso, ya que alquilar una nave te puede costar 2000 euros o menos

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