Comer ‘bien’ no está de moda

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Detalle de un puesto de frutas en Tánger. / Joaquín Mayordomo

En la ciudad Tánger es ya muy difícil encontrar nueces y almendras con cáscara. ¡En un país como Marruecos, el país de los frutos secos! Pero como dice Abdeslam, dueño de uno de los mil y un almacén de estos productos que existen aquí, “la gente ya no quiere trabajar; quiere las cosas fáciles. Las almendras, las nueces, los pistachos, los cacahuetes... Todo lo quieren pelado”. Aunque los frutos secos se pongan rancios al cabo de un tiempo. Pero es la filosofía que impera. Los mensajes de una industria alimentaria de consumo “fácil y rápido” que ha imbuido, no sólo en los países desarrollados, sino también en los que, como Marruecos, sueñan con alcanzar “la cima del progreso”, un comportamiento, llamémosle ‘errático’, a la hora de alimentarse. ¡Pero es el progreso!, insisto Un progreso, sin embargo, que empuja a la gente a la pérdida de la salud. De hecho, la OMS está en el país magrebí en alerta; el máximo vigilante mundial de la salud calcula que un tercio de la población marroquí —aunque las estadísticas, por ahora, reduzcan el dato a un 10%— es diabética o puede llegar a serlo a muy corto plazo. También la obesidad, desconocida hasta ahora por estos pagos, empieza, asimismo, a ser un problema. El abuso de azúcares e hidratos está a la orden del día. En la calle no da uno diez pasos sin toparse con un bakalito, puesto de chucherías, chocolates y mil sucedáneos de dudosa calidad. O con una panadería-bollería-pastelería llena de gente.

¿Y en España? En España parece que, en cuanto a malgastar la salud, no somos menos que los marroquíes. La última Encuesta Nacional de Salud 2011-2012 (ENSE) establece que más de la mitad de los españoles (54%) tiene problemas de sobrepeso y que el sedentarismo es “el deporte nacional” por excelencia. Una de cada cinco personas no hace ningún ejercicio y de los que lo hacen, un 36,3% de hombres y un 50,6% de mujeres solo lo practican de manera “ligera”. Así las cosas, los problemas de salud de los españoles en los últimos 20 años han aumentado exponencialmente. La hipertensión ha crecido un 65%; más de un 100% los que tienen colesterol y un 70,7% los enfermos de diabetes. Con estos datos, la conclusión a la que llega la ENSE 2011-2012 es que hasta ahora los Gobiernos —autonómicos y nacional— no se han querido enterar de que, más que hacer hospitales de agudos o cercanos a la población —una fiebre que imperó en la última década, antes de que estallase la crisis en 2008— lo que tenían que haber hecho es promover acciones de prevención sanitaria y salud pública para influir en los hábitos insanos de los ciudadanos, conminándoles a tener hábitos saludables.

De ahí que nunca esté de más recordar que, una vez descontada esa parte de la salud que tiene su ‘llave’ en la genética, es en la dieta y en el medio ambiente dónde se esconden, en gran parte, las claves para tener mejor salud. Sobre todo en la dieta, aunque un informe reciente de la OMS alerte de que el aire contaminado que respiramos es responsable de gran parte —entre el 15 y el 20%— de las enfermedades. Como lo son, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los distintos componentes que intervienen en cientos de productos de uso diario, como plásticos, cremas, champús, etc. A este respecto, un grupo de expertos ha concluido que estas sustancias —más de 800— simulan una “acción hormonal” y provocan, a la larga, enfermedades. Estos investigadores aseguran que hay indicios que vinculan a estos compuestos químicos con problemas de tipo reproductivo, por ejemplo; o tienen efecto negativo en el funcionamiento cerebral, la obesidad o el metabolismo.

Guarnición de un cuscús, plato típico marroquí. / J.M.

Es decir, nuestra salud está amenazada por factores que, si bien no podemos evitar al cien por cien, si podríamos mitigar en parte con un comportamiento consciente y adecuado en la ingesta de alimentos. También tomando conciencia de que, en lo que nuestra salud se refiere, somos nosotros los que más podemos hacer por nosotros mismos. Eso sí, convendría que ahuyentásemos esa publicidad pertinaz y persuasiva, así como sus mensajes, que a diario nos bombardea e invita a consumir ‘suculentos productos’ (muchos de ellos nocivos y casi ‘basura’ para la salud). La dieta mediterránea, en cambio —a base de aceite de oliva, fruta, cereales, pan, pasta, arroz, legumbres, verduras, pescado, consumo moderado de carne roja, pequeñas cantidades de vino y un mínimo consumo de comida elaborada y de dulces— ya ha demostrado sus múltiples beneficios en la salud de los habitantes de esta región de la tierra. El estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) concluye, por primera vez, que es efectiva en la prevención de las enfermedad cardiovascular, pues, además de reducir el colesterol y otros factores de riesgo, es capaz, también, de limitar un 30% la mortalidad por esta causa; un hecho que no se había demostrado hasta ahora.

Seguramente, también, esta dieta tiene mucho que ver con el hecho de que sean las mujeres españolas, francesas e italianas —85, 84,8 y 84,5 años de esperanza de vida de media, respectivamente— las más longevas de Europa; privilegio que también comparten los hombre israelíes pues, con una supervivencia de 80,1 años de media, encabezan esa lista de 53 países europeos. Así, pues, no está de más insistir en que corresponde a los poderes públicos tomar medidas (yo diría que radicales) si es que se quiere evitar una pandemia provocada por la mala alimentación; de momento la obesidad y la diabetes ya apuntan a eso. Se podría empezar por regular la televisión, pues, como me dijo —ya hace más de una década de esto— el nutricionista Pedro Pablo García Luna, jefe de la Unidad de Nutrición Clínica del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, “en la telivisón deberían estar prohibidos los anuncias de alimentos”. Y es que por algo habrá que empezar.

3 Comments
  1. 14 de Abril says

    Algunos quieren que dejemos la comida mediterránea para morir antes y ahorrarse la pensión,así lo trasmiten todos los anuncios televisivos con la comida basura que tanto cala en nuestros jovenes

  2. celine says

    La publi televisiva es directamente fraudulenta y peligrosa, especialmente la de productos «sanos» y «ligeros» que encubren auténticos venenos: embutidos, por ejemplo. Brebajes para el colesterol (que aconsejan algunos médicos, incluso), la buena forma y otros disparates. Todo por la pereza que da echar una hora diaria a la caminata rápida y comer legumbres, cereales y vegetales por encima de todo. Cada quien es responsable de su propia salud. Salud.

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