Eso de que los gordos son más felices que el resto de los mortales parece que no es más que un mito. Las últimas investigaciones llevadas a cabo por la psiquiatría española revelan que las psicopatologías en personas obesas son muy frecuentes. De hecho, un 31% de estas personas (casi una de cada tres) padece trastornos de ansiedad asociados a su obesidad según el estudio presentado por Francisco Javier Quintero, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, en el XVI Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado a finales del mes de septiembre pasado en Bilbao. Según este estudio, un 35% de los obesos ha sufrido también anorexia o bulimia, y, con frecuencia, episodios de depresión. De hecho, asegura este médico, un 40% de los obesos termina recibiendo algún tipo de tratamiento; bien a base de fármacos, bien de psicoterapia.
Pero éste no es más que uno de los temas tratados en el citado Congreso. El centenar largo de psiquiatras que se reunieron allí le dio un buen repaso al estado mental de los españoles. Los especialistas, prácticamente, no dejaron ninguna parcela de nuestra salud psíquica por tocar: desde lo dañina que resulta la violencia de género para las mujeres afectadas —violencia que califican de “problema de salud pública”—, pasando por la esquizofrenia que sufre más de medio millón de españoles, hasta indagar en la actual situación económica y los efectos que la “maldita crisis” está teniendo para nuestra salud mental.
La crisis que asola a España está causando estragos en el “equilibrio” mental de muchos españoles. La incertidumbre de la situación, el paro o el pesimismo generalizado que se respira, está haciendo mella en la mente de muchas personas, que caen en la depresión o en un estado de ansiedad permanente. Los especialistas empiezan ya hablar de “un medioambiente de pesimismo” generalizado que tendrá, además, una repercusión directa en las arcas del Estado al generar un importante incremento de los costes sanitarios.
Parece que al perro flaco todo se le vuelven pulgas; si el futuro económico es más que sombrío, el mental, para muchos, va a ser un pozo. Los españoles, a tenor de lo que han dicho los psiquiatras en su XVI Congreso, van a estar “cada vez peor” mentalmente. Una fuente más de conflictos para un país que aún parece no haber despertado del todo de aquel sueño, aún reciente, en el que todo eran éxitos. Y si a esto se le añade que los recursos sanitarios, tanto económicos como humanos, son cada vez más escasos, la situación, a decir de los psiquiatras, es alarmante.
Las estadísticas dicen que una de cada cuatro personas tendrá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Sin embargo, el Estado, a pesar de la magnitud del problema, sólo dedica a este apartado el 5% de lo que gasta en salud; un porcentaje que queda muy lejos de esos 8-10 € de media europea. De ahí que los psiquiatras españoles piensen que, más que dedicar sus esfuerzos a la curación —algo casi imposible añadimos aquí, dadas las circunstancias—, lo que ha de hacerse es trabajar a fondo en la prevención.
Pero volviendo al tema de la violencia de género, no es baladí el problema psiquiátrico que está generando esta cuestión en España. Se calcula que al menos la mitad de las mujeres que sufren este tipo de violencia tienen pensamientos de autodestrucción, que les lleva a provocarse lesiones, a autodestruirse sin más, e, incluso, a intentar suicidarse. La gran mayoría no sale indemne de este conflicto; por lo general desarrollan un daño psíquico que acaba derivando en patologías tales como la depresión, los trastornos de ansiedad o llevándolas al abuso en el consumo de drogas y alcohol, al tiempo que se ven atrapadas por todo tipo de somatizaciones.
¿Y qué hay de la herencia en las enfermedades mentales graves? Pues los expertos dicen que cuando se trata de un trastorno grave el porcentaje de que este trastorno sea hereditario puede establecerse entre un 40-80%. O sea, que, en lo que a salud mental se refiere al menos, somos rehenes de nuestro pasado. Aunque el margen sea suficientemente amplio como para no tener una única respuesta. Desde luego no es un consuelo saber que se hereda “la salud mental”, pero al menos nos sirve para estar alerta y hacer prevención. Con todo se ha de ser precavido; y no parece tan claro que existan “sólo” “patrones hereditarios” como para afirmar que alguien va a heredar una determinada enfermedad mental por el simple hecho de que ya la padeciera algún antepasado suyo. Por ahora, la prueba genética tampoco sirve para hacer un diagnóstico psiquiátrico. Y esto confirma lo complejo que es todavía definir, identificar o acotar las causas precisas de una enfermedad psíquica. La salud mental, tan frágil a veces, tan quebradiza... Que se hace añicos cuando menos se espera, sigue siendo en muchos aspectos aún, un misterio.