Fumadores felices

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La ministra de Sanidad, Leire Pajín, durante el pleno del martes que aprobó la nueva ley antitabaco. / Moya (Efe)

Por fin los fumadores podrán dejar de fumar —¡eso que tanto desean!, según dice la mayoría— con la ayuda de la nueva ley recién aprobada. Otros lo tuvimos más difícil y dejamos el tabaco a pelo. Ellos, ahora, son afortunados porque la ley les protege (ellos dirán que les persigue) al impedirles encontrarse cigarrillos por doquier que les tienten, como venía sucediendo hasta ahora. Se acabó eso de “no me tientes” para que te acepte un pitu, que diría un asturiano, “mientras tomamos un vino”. Adiós a encender cigarrillos en todos los espacios públicos cerrados; es decir, en hospitales; centros de recreo, en general; bingos, bares y restaurantes... mientras conversamos sin saber qué hacer con las manos y nos preguntamos, nerviosos (antes de que llegue el día dos de enero, fecha de la entrada en vigor de la ley) si no será este el principio del fin del mundo. ¡Adiós a nuestro penúltimo vicio...! “¿Qué haré yo ahora con mis dedos amarillentos y temblorosos si no puedo sostener entre ellos ese cigarro que me saca de apuros, me distrae y atonta a mi interlocutor?”, se preguntará, asustado, más de un adicto.

Y no me vengan con cuentos los fumadores de que a ellos eso de fumar les gusta. Que les gusta envenenarse a gusto, dicen, que el tabaco les da más placer que dormir, tomarse un buen solomillo o especular con el sexo, que el Estado está para cuidarles (que para eso pagan impuestos), que la sanidad pública tiene la obligación de atenderles cuando contraigan ese cáncer de pulmón que, ¡está demostrado!, en más del 90% de los casos tiene su origen en el tabaco... Que...

Lo cierto es que, salvo excepciones raritas, que las hay, a la mayoría de los fumadores les gustaría dejar el tabaco. Muchos ya lo intentaron varias veces, incluso. Otros piensan, cada noche, dejarlo, lo intentan armados de buenos propósitos por la mañana al levantarse, y al mediodía ya han fracasado... Luego, por la tarde, se ponen a echar sapos y culebras contra la ley y el Sistema que les prohíbe fumar cuando a ellos es lo que más les gusta del mundo; más incluso que comer, beber... o soñar con el sexo que son las cuatro aficiones por antonomasia de este pueblo guerrero. Los españoles guerreros, me refiero, contra todo lo que signifique prohibir (ya se está viendo con la Ley Sinde); guerreros cuando se trata de mejorar la salud general, la convivencia social, de evitar accidentes de tráfico o de proporcionar más calidad de vida en las ciudades. A los españoles les pone en un brete cualquier prohibición. Como si la ley fuera un señalar con el dedo a cada uno... ¿Quién hace caso a la ley que prohíbe usar el móvil cuando se va conduciendo, quién respeta los límites de velocidad, quién no consulta el GPS cuando no debe? ¿Quién no despotrica contra el cinturón de seguridad, contra la Hacienda Pública, contra cualquier representación del Poder?

Pero volviendo al tabaco, insisto que hoy los fumadores deberían sentirse felices porque por fin la ley antitabaco va a cumplirse y les quitará ese peso de encima de tener que pensar cada noche a pensar en dejarlo. Les liberará cada mañana de comprometerse a renovar el propósito y cada mediodía no tendrán opción de constatar que una vez más han fracasado.

Los hosteleros, por su parte, como ciudadanos responsables que son y cumplidores de la ley, prohibirán e impedirán, ¡sin ningún género de dudas ni excepción!, que los clientes fumen en sus establecimientos. Y el Estado, a su vez, y los agentes garantes de la legalidad sancionarán a quienes incumplan la norma en hospitales y espacios públicos protegidos por la ley contra el tabaco. Es decir, por fin esta sociedad empezará a madurar y habrá subido algunos escales más en ese deseo tan humano de alcanzar la felicidad. ¿O no lo creen así? Y si no, ¿por qué ese empeño mayoritario en dejar de fumar?

No tienen razón quienes auguran que será la ruina de la industria de bares y restaurantes. Como no la tienen tampoco los que alegan que conduciendo a 140 km/hora se va más seguro que a 110 km/hora. De practicar la prudencia y hábitos saludables no se muere nadie. En Irlanda, con una ley antitabaco similar a la que entrará en vigor aquí el próximo dos de enero, pensaban que la hostelería podría arruinarse y descenderían los ingresos un 25%. Nada más lejos de la verdad. No sólo no han perdido dinero, sino que bares y restaurantes han incrementado sus ganancias. Eso es lo que va ocurrir aquí. Como ocurre cuando se hace peatonal una calle, que al principio la gente protesta y luego es sumamente feliz paseando por ella mientras las tiendas gozan de una clientela como jamás la tuvieron. Así ocurrirá con la prohibición del tabaco... Que todo el mundo se sentirá mucho más cómodo en bares y restaurantes sin ese pestazo de humo y malos olores. Ya verán como van tener más clientes y la gente disfrutará más en estos establecimientos. Al contrario, la experiencia colectiva de buenas prácticas sociales hace que nuestra vida sea más agradable. Yo he asistido a conciertos de rock en Australia, con varios miles de personas abarrotando el local, en donde no había ni un sólo cigarro encendido, y puedo asegurar que nadie estaba llorando de pena ni se sentía desdichado por no poder fumar. Y he conducido durante muchos kilómetros por las carreteras canadienses, donde la gente circula a 110 km. por hora, y no he percibido jamás que algún conductor viajase angustiado por no ir a más velocidad. Es más, como todo el mundo respeta las normas allí, la sensación de  velocidad que se tiene es la misma que si se fuera a 140 km/hora.

La realidad, cruda y cruel, es que el tabaco causa la muerte de unas 60.000 personas al año en España de las que 1.500, se calcula, son fumadores pasivos. Y esto, este país, no debería permitírselo. Si, como creemos, estamos en el grupo de cabeza de los países más desarrollados del mundo, deberíamos hacer honores a ello y, en todo aquello que nos propicie más calidad de vida y confort, ser más positivos. El tabaco es veneno y no creo yo que nadie piense que ha venido a este mundo para conseguir su felicidad consumiendo veneno. Sin embargo, nuestra rebeldía, disidencia y espíritu guerrero nos empuja a ir contra el Poder y la Ley. Se sabe que ahora la juventud, especialmente las chicas, fuma más que antes, incluso. Y un dato que alarma y asombra, es el que propicia el último Eurobarómetro cuando dice que el número de fumadores en España ha subido hasta el 35%, un punto más que lo mostrado en el Eurobarómetro anterior, y muy lejos ya de ese 32-29% de media europea.

Menos mal que la Autoridad hará cumplir la nueva ley antitabaco a partir de ahora y a quienes sorprendan fumando en un lugar prohibido se le sancionará con 30 euros que serán 600.000 si la infracción es muy grave. En el terreno práctico, los médicos, esperanzados, confían en que se reduzcan las crisis asmáticas, los infartos y, por supuesto, los casos de cáncer de pulmón. En fin, fumadores, que con la llegada del nuevo año se cumplan vuestros deseos. Y felicidades a los que dejéis de fumar.

9 Comments
  1. lucas says

    Yo soy fumador y no he subido; desde hace años me obligan a bajar para fumar. Ahora ya ni en los bares. ZP vausté a la mierda, hombre

  2. michael says

    prohibido prohibir,si tan malo es el tabaco que se prohiba la venta manada de hipocritas,es para denunciar al gobierno por vendernos un producto que mata,camellos es lo que son.

  3. kelly says

    Desde hace años, muchos además… los no fumadores hemos tenido que «bajar», «subir», «salir», «entrar» y lo que se pudiera he hiciera falta para evitar salir intoxicados con el maldito humo de los fumadores, asi que como quien dice: «lo que es igual, no es trampa» nosotros hemos tenido que jorobarnos durante muchos años, ahora nos beneficiaremos todos, nadie les quita el tabaco, sólo les obligan a tener consideración con quienes no fumamos. Yo no voy a decir ninguna grosería, simplemente que ahora las cosas por primera vez en la vida en este país se vuelcan a favor de los que siempre hemos estado marginados, apartados u obligados a aceptar una situación dañina, molesta y desagradable. Entendamos un poco que esto es una sociedad, no vivimos de forma indivual, ser considerados (un poco solamente) con los demás que también tenemos derecho, no les va a quitar vida. Gracias y que les sea leve, esperemos que esta vez haya seriedad y podamos convivir todos mejor. Feliz navidad

  4. Perro says

    Por qué un bar es un espacio público si el dueño tiene derecho de admisión?

  5. celine says

    Si los irlandeses, con la de borrachines y fumetas que hay en Irlanda, han acatado y obedecido sin rechistar, ¿por qué no va a hacerse igual en España? Saldremos ganando muchos más, incluso los que, de primera mano, creen que pierden.

  6. SOTIVAMA says

    Yo lo que no entiendo es porque tienen que ser los propietarios de los locales, la policia, para denunciar a sus propios clientes o echarlos del local, no tiene sentido. Si yo tengo un local y tengo puesto letreros de que no se puede fumar, si hay alguien que lo hace, el que esta al lado, si le molesta que lo denuncie, pero que no obliguen a quedar mal al dueño del local, es ridigulo.

  7. Lucy says

    El que quiera dejar de fumar que pruebe con los cigarrillos herbales sin nicotina a mi me funciono

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