Mañana domingo llega el Clásico al Camp Nou. En estas últimas temporadas, este partido se ha repetido tantas veces que se ha convertido en el duelo más disputado del fútbol español. Será a las 19:50 y en el estadio lucirá un impresionante mosaico representando a la senyera, algo que políticamente no ha sentado demasiado bien y más teniendo en cuenta el momento que estamos viviendo.
Estamos viviendo un comienzo de curso un tanto extraño en la BBVA. No solo durante la pretemporada, sino durante el propio comienzo liguero, se ha hablado mucho de problemas internos y de vestuarios en los equipos. Incluso, me atrevería a decir que en muchas ocasiones, estos dimes y diretes están cobrando más protagonismo que la propia competición.
Este hecho no deja de sorprenderme, más aún, viendo el espectáculo que están dando los Atlético, Málaga o Sevilla, como principales alternativas al dominio de Madrid y Barça en los últimos años. La tristeza de un jugador, la ropa interior que uno se ponga debajo o lo que se publique en las redes sociales no debería de ser más importante que el fútbol o los propios resultados.
La realidad de la BBVA es otra muy diferente. El FC Barcelona ha empezado como un tiro. En seis jornadas de liga ha conseguido 18 puntos y 17 goles, y ya aventaja al Real Madrid en 8 puntos. Los hombres de Tito Vilanova no se han dejado ningún punto por el camino, ni en liga ni en Champions, están jugando bien, y sobre todo, vuelven a dar una sensación de solidez que deja entrever la impronta de Guardiola. Aún faltan por ajustar cosas, sobre todo en defensa, pero el equipo está en una buena línea y, a pesar de las importantes lesiones con las que cuentan, siguen consiguiendo buenos resultados.
Por el contrario, al Real Madrid le ha costado un poco mas engrasar la máquina. Tras la victoria en la Supercopa, los de José Mourinho han empezado el campeonato liguero con muchos altibajos. Este irregular arranque les ha hecho ceder 8 puntos contra equipos como Valencia, Getafe o Sevilla. Quizás, el partido de Liga de Campeones frente al City, cuando con una remontada épica consiguieron la victoria, marca un antes y un después en estos primeros compases de temporada. Ha sido a partir de este momento cuando los merengues han conseguido desarrollar su mejor fútbol –logrando cuatro victorias consecutivas (City, Rayo, Deportivo y Ajax)-. El Madrid llega al clásico en un estado de forma óptimo y por lo que parece con una química de equipo envidiable.
Uno de los protagonistas del choque será Ronaldo. Si hace pocas semanas Cristiano estaba triste ahora parece todo lo contrario. El portugués ha marcado 8 goles en los últimos quince días. Con tan solo dos jornadas de Champions y seis de liga ya ha conseguido diez dianas, y es que el luso esta enrachado. Si consigue marcar en este partido será su sexto clásico consecutivo anotando (los dos de Copa del Rey, el de liga y los dos de Supercopa), algo que no ha conseguido nadie –Zamorano lo hizo en 5-.
Por su parte Leo Messi también ha marcado seis goles en liga y se mantiene fuerte en el pulso por el pichichi con Cristiano –parece que este año se puede unir Falcao-. El argentino está en un buen momento de forma y no querrá desaprovechar esta ocasión para mostrar su candidatura al balón de oro.
Parece claro que tanto Mourinho como Vilanova recurrirán a sus planteamientos habituales. El FC Barcelona querrá tener el balón y el Madrid tratará de jugar muy ofensivo y a la contra. Es muy reseñable el arranque que está teniendo Tito al frente del equipo blaugrana. En este partido se volverá a enfrentar a un gran reto.
Será un partido emocionante y se me antoja que, aunque las alturas de temporada son muy tempranas, estos puntos podrían decantar la balanza en un hipotético final apretado.
Solo espero que lo de la Supercopa no fuera un espejismo y que sigamos viendo la deportividad y buen hacer de jugadores y técnicos sobre el césped. Solo se trata de un partido de fútbol, pero lo cierto es que estos encuentros se han convertido en un auténtico escaparate al mundo.