‘ALTERNATIVAS A LA UBERIZACIÓN’

Sergi Cutillas: “El derecho del trabajador queda totalmente destrozado”

  • Entrevista con el economista de Ekona en el marco de las jornadas 'Alternativas a la uberización' en el Parlamento Europeo

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PARLAMENTO EUROPEO (BRUSELAS).- Riders, taxistas y otros colectivos de trabajadores en lucha de toda Europa se dieron cita esta semana en el Parlamento Europeo, en Bruselas, en el marco de las jornadas ‘Alternativas a la uberización’, organizadas por el GUE/NGL e impulsadas por la eurodiputada de Podemos Idoia Villanueva. Uno de los invitados a la cita fue el economista Sergi Cutillas que, como integrante de la cooperativa Ekona, asesora a Taxi Project y Élite Taxi en su lucha tras la llegada los vehículos VTC de Uber y Cabify a nuestras ciudades. Charlamos con él durante el encuentro.

- Frente a la tendencia a la individualización que conllevan estos trabajos, en estas jornadas estamos viendo cómo existe una conexión entre trabajadores de distintos países y objetivos comunes.

- Lo común de todos estos trabajos y países es la ruptura del pacto social. Lo más importante para el neoliberalismo es la liberalización o desregulación de las finanzas y el comercio. La liberalización de la cuenta de capital, los capitales pueden moverse libremente. Esto, junto con la desregulación financiera, que permite que los bancos hagan actividades de inversión y abran sucursales en paraísos fiscales, hace que se entre en una dinámica que genera crisis financieras y de la deuda. En los últimos años hemos tenido muchas crisis, la más grande, la del 2008.

La característica principal es que durante estos años se rompe el pacto social, el principal mecanismo a través del cual se había gestionado la economía, el diálogo social, una suerte de keynesianismo, de intervención pública que garantizara el estado del bienestar. Para ello, la regulación laboral era fundamental para que funcione este sistema de crecimiento.

"Nos consideran a todos empleadores y empresarios para no asumir sus responsabilidades"

A partir de los 70, por una pérdida de fuerza de la economía americana, se opta por romper el patrón oro y desregular. Se intenta meter presión al mundo del trabajo y, en el contexto internacional, por una desregulación agresiva comercial y financiera, por expansión en otros países, tratados de libre comercio, etc. Esto es lo que se conoce como el neoliberalismo del consenso de Washington.

La uberización es la última expresión de esto. Por eso, creo que tienen mucho en común estos movimientos. Son diferentes expresiones de esta impunidad del capital que tiene una característica central, la movilidad creciente del capital. Esto hay que remarcarlo porque se está aumentando la velocidad de circulación del capital y todas las tretas e innovaciones del relato y del recurso a la ley, los vacíos y la legislación para no asumir la responsabilidad de los empleadores con los trabajadores. Se acaba con el sistema keynesiano y del bienestar, se llega a un momento en el que nos hacen pagar por la crisis financiera y, cuando todavía no nos hemos recuperado de eso, las grandes empresas relacionadas con la tecnología están imponiendo un sistema en el que nos consideran a todos empleadores y empresarios para no asumir sus responsabilidades.

-Es el final del derecho laboral…

"Esto solo es bueno para unas pocas empresas y billonarios que pueden vivir aislados de la sociedad"

- Sí, de la responsabilidad en la relación laboral por parte del empresario o del capital. Creo que esto no es bueno ni para la patronal. Esto es bueno para unas pocas empresas y billonarios que pueden vivir aislados de la sociedad. Esta dinámica desestructura lo que resta del pacto social y desestructura las sociedades totalmente. Se carga de facto las democracias. El derecho del trabajador queda completamente destrozado.

El punto común entre todas las luchas es que son luchas clásicas en muchos sentidos por derechos de trabajadores, pero, al mismo tiempo, hay que superar todos estos obstáculos de vacíos legales y narrativos de cómo nos pensamos a nosotros mismos. Parte del éxito de esta economía tan agresiva es que nos persuaden como consumidores y nos hacen formar parte de esta individualización a los trabajadores y de esta destrucción de derechos. Tienen mucho dinero para gastar en relaciones públicas, en informática y funcionamos mucho con los teléfonos móviles… Es difícil luchar contra eso. Cuando hablas con gente cuya prioridad no es estar enterado de la política o de causas sociales, mucha gente no se ha replanteado la repercusión que pueden tener empresas como Uber, Amazon, Deliveroo o Glovo.

-Habla de la capacidad de persuasión de estas empresas. Es curioso el lenguaje que usan para sacar de contexto la labor de los trabajadores. En vez de un pedido, los riders han de realizar una "misión". En vez de ser trabajadores, "son sus propios jefes". En el caso de Ryanair, el asistente en cabina de vuelo pasa a ser "asistente de ventas"... 

"Somos responsables de nuestras vidas pero no todo es responsabilidad nuestra"

- Yo estoy en el activismo por la justicia financiera y el nombre deuda en idiomas como el arameo o el alemán tienen el mismo significante que para culpa. Hay una forma de desarrollar el poder que te hace culpabilizarte de todo lo que te pasa, individualizarte a ese nivel y no reconocer que estás dentro de una estructura opresiva. Hay que dar ese paso de libararnos de toda la carga. Todos somos responsables de nuestras vidas, pero no todo es responsabilidad nuestra. Vivimos en un mundo en el que hay factores ambientales, sociales e históricos. Vivimos en esto y, por tanto, hay que mirar el conjunto.

La táctica que se usa en estas relaciones es la de meter miedo y acosar a los trabajadores, lo hemos visto en el caso de Ryanair. Es generar un síndrome de Estocolmo en el que estás siendo torturado y se te echa la responsabilidad de poder parar tú la tortura. Te dicen, si quieres, paramos. Esto es miedo, hay miedo a reconocer la verdad, a que estás sometido a una realidad opresiva. Siempre alguien acepta determinados grados de sometimiento para poder vivir, pero esto ya es irrespirable. Estos relatos van en esa dirección.

Lo que explicaban los compañeros de Ryanair se parece a un comportamiento de secta. Es bestial cómo meten miedo a los empleados. Cuando uno se sindica o pide una baja meten presión al resto de empleados para que le acosen; no les permiten hablar en su propio idioma cuando están en su país... Son cuestiones que rayan el acoso psicológico. Es la propaganda muy intensa y muy difícil de combatir.

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