José Manuel Muñoz Póliz (CGT): “Contra el fascismo se lucha en la calle y no yendo a votar”
Dice José Manuel Póliz, secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), que su organización tiene enfrente al capital, las empresas y a algunos partidos políticos que les tachan de ser "muy radicales", aunque esto no es cierto. Pertenecer a un sindicato alternativo no es tarea sencilla, con tantos enemigos en contra y tan poco altavoz, pero este trabajador ferroviario de sonrisa amplia se enorgullece de que su organización anarcosindicalista lleva 30 años defendiendo a la clase trabajadora sin connivencias con el poder. Los otros sindicatos, los de las tarjetas black o los ERE, son los que "decepcionan". La CGT, que cuenta con la nada desdeñable cifra de 100.000 afiliados, este 1 de mayo se desvincula una vez más de CCOO y UGT y organiza su propia movilización.
– ¿Qué propuestas le han conquistado más durante la campaña electoral?
– En época de campaña gustan casi todas, pero el problema es que no las llevan a la práctica. Me conformaría con que se derogase la reforma laboral, se suprimiera la ley mordaza, se subiera el salario mínimo interprofesional, se preservara la negociación colectiva, es decir, con cosas que a la clase trabajadora nos permita defendernos... Somos muy incrédulos porque hemos escuchado muchos cantos de sirena y llevamos muchas decepciones. Si conseguimos que haya menos emisiones contaminantes es porque estaremos en la calle nosotros y todos aquellos que han salido a defenderlo, por ejemplo, en Reino Unido. Hay que luchar contra el fascismo porque es un peligro en Europa, pero contra eso no se lucha yendo a votar a alguien, sino en la calle como con el resto de las cosas.
– ¿Votó en las elecciones del domingo?
– No. Siempre he entendido que nunca puede ser la solución. Las elecciones políticas nos han decepcionado siempre porque nunca cumplen sus promesas.
– Ahora que todavía desconocemos la composición del Gobierno salido de las urnas, CCOO y UGT han pedido que éste sea “de izquierdas. ¿Qué opina usted?
"No nos preocupan los pactos o los gobiernos del color que sean"
– No nos preocupan los pactos o los gobiernos del color que sean. Creemos que las reivindicaciones las logramos estando en la calle. Ningún gobierno nos va a regalar nunca nada y lo que ganemos será lo que consigamos a través de la movilización.
– ¿Cuál cree que es la cuestión más urgentes a reivindicar este 1 de mayo?
– La cuestión prioritaria es que hay algo que nos deben. Desde que empezó la crisis económica nos quitaron y quitaron, y ya no nos han dado nada. Los únicos que están teniendo beneficios económicos son la banca y los empresarios. La clase trabajadora sigue con el nivel de precariedad que le dejaron cuando empezó la crisis. Entendemos que hay una deuda con la clase trabajadora. Le hicieron pagar todo con esfuerzos y todavía no le han devuelto nada: ni a nivel laboral, ni salarial ni de libertades.
– ¿Y cuáles son las otras reivindicaciones principales?
– Queremos que se deroguen las reformas, las leyes mordaza, que se cambie el Código Penal, que se defienda el clima... Hay una sobre explotación del medio ambiente que hay que frenar. También buscamos garantizar las pensiones, convocar huelgas del movimiento feminista o por la igualdad social y contra la violencia machista para que caiga el patriarcado. Buscamos resaltar el hecho de que tiene que haber un equilibrio. Ha habido una sangría y un sobresfuerzo de la clase trabajadora para salir de la crisis que era una estafa por la deuda de los bancos que nos han hecho pagar a todas y todos. Hay que tenerlo presente, no se nos puede olvidar.
– Los últimos datos de la EPA dicen que hay una tasa de más del 14% de paro y la tasa de paro juvenil se ha elevado al 35%. ¿Qué medidas urgentes habría que aplicar para revertir esta situación?
"Hablar de contrato temporal e indefinido es casi lo mismo porque no hay ninguna garantía"
– Sigue habiendo una temporalidad muy alta y nosotros creemos que lo primero es derogar las reformas laborales. No se puede continuar con ese nivel de presión hacia la clase trabajadora. Hay un despido muy barato desde la última reforma. Aunque haya contratos indefinidos son muy volátiles. De los que hacen cada año se caen más del 50%. Hablar de contrato temporal e indefinido es casi lo mismo porque no hay ninguna garantía. Lo primero es afianzar las relaciones laborales. Nos han vendido que es lo fundamental para que la economía vaya bien, pero eso es lo fundamental para que ellos tengan más beneficios que nunca. Este año la banca tiene más beneficios que nunca, solamente el Banco Santander tiene 7.000 millones de euros en beneficios, y sigue sin solucionarse la situación de la clase trabajadora. La segunda prioridad es afianzar más lo público. Hay muchas empresas públicas que han dado muchos beneficios y el estado debería jugar un papel de de equilibrio. Aparte está la seguridad laboral o la cobertura a la gente del campo. Si no pones trenes que paren en los pueblos, solo trenes supersónicos para que se muevan los directivos de Madrid a Barcelona, no estás trabajando para afianzar todo lo que es necesario.
–¿Cómo valoraría este último Gobierno de Pedro Sánchez en cuanto a medidas laborales?
– Yo soy un empleado de Adif. Hemos negociado un convenio con la parte empresarial que pone el Ministerio de Hacienda y luego el Ministerio lo ha vetado porque cree que nos han dado por encima de las posibilidades. Nos estamos cargando la negociación colectiva. El Gobierno de Pedro Sánchez que viene de Mariano Rajoy todavía no lo ha corregido. Tampoco la reforma laboral o la falta de libertades de la "ley mordaza". Hay muchos compromisos que ellos se han comprometido hacer y no lo han hecho. La parte más positiva de este Gobierno, el salario mínimo, entendemos que sigue siendo cortísimo porque a nivel de Europa es de los más bajos.
– Los chalecos amarillos en Francia han movilizado mucho sin el apoyo inicial de los sindicatos. Aquí algunas de las victorias laborales más importantes como las de las Kellys se han dado al margen de los sindicatos. ¿Está en peligro su papel?
– A mí me parece fantástico que la gente se movilice, pero yo estuve en enero en Francia y ahí las clases estaban muy mezcladas. Ha costado mucho por parte de las organizaciones de Francia porque había dudas de cual era el movimiento (de los chalecos amarillos). Hay que ver si esto es una movilización de la clase trabajadora con reivindicaciones concretas u obedece a otros intereses. Por la subida de los precios del combustible, había gente afectada que era terrateniente. Es una movilización distinta a las Kellys o los pensionistas, que me parecen perfectas, aunque yo creo que hace falta una organización. Nosotros somos una organización asamblearia, que hace lo que decide la gente desde la base, por lo que las interlocuciones están mucho más claras. Así nadie se puede apropiar del movimiento o de la portavocía. Igualmente, nosotros tenemos una labor que hacemos en cada empresa o en cada sección sindical y en los movimientos sociales nosotros tenemos un papel complementario. Creemos que lo estamos conjugando bien hasta el momento.
-- Hay un descontento de la ciudadanía con sindicatos más grandes como CCOO y UGT que también puede afectarles alguna manera. ¿En qué diría que se diferencian de ellos?
"Nos ven como muy radicales, no es cierto, somos lo necesario"
Nosotros les llamamos sindicatos institucionales. Igual que hay ministerios, ellos son una institución más. Nosotros opinamos lo que opina mucha gente: nos han defraudado muchas veces en reformas que han pactado, en acuerdos de pensiones o ERES; y no nos tienen en cuenta para llegar a acuerdos. Una vez que les votan se otorgan la representatividad de todos y todas y la capacidad de tomar las decisiones y nosotros somos asamblearios: hacemos lo que decide la gente en la asamblea y nunca nos otorgamos la función de representar a nadie que no nos lo pida. Por el contrario, en CCOO y UGT hemos visto como desde las federaciones les han desautorizado muchas veces porque ellos sí que tienen esa capacidad ejecutiva. Ahora muchas organizaciones políticas quieren ser asamblearias y copian el funcionamiento de la CGT. Somos un sindicato relativamente nuevo, desde que nos obligaron al cambio de siglas hace 30 años. El capital y las empresas y muchas fuerzas políticas nos ven como enemigos porque somos gente muy reivindicativa. Nos ven como muy radicales, no es cierto, somos lo necesario. Aquí llevamos mucho tiempo y seguimos creciendo frente a la volatilidad de los partidos nuevos.
--¿Entonces esto de ser asamblearios no lo ha inventado Podemos?
– Ellos lo hacen online y nosotros en persona, que es mucho más estimulante (risas).
Pues como se os dé como en el 36…
¿Qué paso el el 36? El fascismo necesitó, contando con la ayuda de las potencias fascistas y la soldadesca mora, tres años para vencer al pueblo trabajador. Luego, menos triunfalismo fascista.
En cualquier caso, al fascismo se le combate en todos los terrenos, incluido el electoral.
Cuando hablamos de fascistas, estamos hablando basicamente del Partido Podrido, C’s. Fachas y Vox. Pues bien, este es un problema que hemos de resolver de forma urgente, porque en estos momentos nos estamos enfrentando con un régimen fascista entero, incluida una buena parte de una población de millones de personas, adoctrinadas en el odio (ya sabéis, esos que gritan eso de «A por ellos….»). Si queremos conseguir el éxito en nuestro proyecto, es indispensable comprender como funcionan sus mentes. Y lo que puede ser más difícil, tendremos que aceptar la triste realidad de su naturaleza: ellos son como son, y nosotros hemos de ser capaces de verlos como son y no, como quisiéramos que fueran. Nunca los podremos cambiar, porque basicamente ellos nunca querrán hacerlo y siempre será imposible hacerlos razonar, porqué ni pueden, ni quieren. Los mecanismos mentales de un fascista: Para empezar hemos de entender que un fascista (y por extensión un ultranacionalista español como a «especie politicoanimal»), por regla general, no tiene ningún sentido del honor, ni de la verdad, ni del respeto hacia los demás, así como ningun sentido de la moral, ni de la ética. Es esencial que os metáis esto en la cabeza y os lo gravéis con fuego si es necesario. En la mente de un fascista, no existen los conceptos del «bien o el mal», de «correcto o incorrecto». En la mente de un fascista solo existen los conceptos: Victoria o derrota, dominio o sumisión. Y punto. No hay nada más. Todo su mundo funciona así. Su universo se rige íntegramente y exclusivamente por la ley del más fuerte. A la m. con la Injusticia española prevaricadora, títere de los fascistas y corruptos, vergüenza de Europa. Si me pegan, me divorcio. Som República !!*!!