BARCELONA.– El secretario general de Podem Catalunya, Albano Dante Fachin (Bahía Blanca, Argentina, 1976), recibe a cuartopoder.es en el Parlament, donde es diputado desde octubre de 2015 y portavoz adjunto del grupo parlamentario de la coalición Catalunya Sí Que es Pot (CSQP), en la que también se encuentran partidos como ICV y EUiA y personas independientes del ámbito social y cultural. Desde julio de 2016 lidera la formación de Pablo Iglesias en Cataluña, al vencer en unas primarias a Jéssica Albiach, también diputada en el Parlament, Raimundo Viejo, diputado en el Congreso por En Comú Podem y al senador Óscar Guardingo. Fachin dirige Podem sin situarse claramente en ninguna de las líneas políticas que están en debate en el partido a nivel estatal, por un lado, una, simplificando mucho, gira más hacia los valores de la izquierda tradicional en la que se incluiría el propio Iglesias y la otra, apuesta por un populismo transversal defendido por Íñigo Errejón. Tampoco es integrante de Anticapitalistas, la tercera corriente, aunque tiene proximidad con esta. De cara al cónclave, conocido como Vistalegre II, que se prevé que se celebre a principios del año que viene y que debe dilucidar hacia donde se dirigirá Podemos en el futuro, el dirigente catalán no toma partido claramente, de momento, por ninguna sensibilidad.
Fachin se encuentra en pleno diseño y estructuración de Podem, tras varios meses de interinidad desde que la anterior líder, Gemma Ubasart, dimitiera como secretaria general en octubre de 2015, hasta las primarias celebradas en junio que le auparon como nuevo líder. Esta estructuración del partido tiene una característica original: la remodelación de Podem se hará simultáneamente a la construcción del nuevo sujeto político que reunirá también a otros partidos como ICV, EUiA y Barcelona En Comú, junto a activistas provenientes de los movimientos sociales. Esta confluencia la lideran, de momento, Xavier Doménech y Ada Colau y tiene como horizonte el mes de abril de 2017 para ser una realidad. Para ello, Podem ha lanzado la Marea Morada, unos debates territoriales por los círculos catalanes para conocer la opinión de las bases sobre la confluencia en la que ya han participado casi 1.500 personas. Además, el momento político catalán no deja descanso. El Govern, presidido por Carles Puigdemont, que cuenta con el apoyo de la mayoría independentista en el Parlament de JxSi y la CUP, se dispone a celebrar en septiembre del 2017 un referéndum de autodeterminación en Cataluña. Sobre todos estos temas habla Fachin, un político proveniente de los movimientos sociales y de la lucha por una Sanidad pública desde la revista Café amb llet. Posteriormente participó activamente en el 15M y en el impulso de Procés Constituent, plataforma política que desde nombres propios de reconocido prestigio como la monja Teresa Forcades o el intelectual Arcadi Oliveres pretende promover un proceso constituyente que haga frente al sistema capitalista y ponga las herramientas para logar una Cataluña independiente.
— El sábado se manifestó gran parte de la izquierda social, política y sindical de Cataluña exigiendo unos presupuestos sociales. De lo poco que ha trascendido hasta ahora de las negociaciones entre JxSi y la CUP, parece que esta última formación anticapitalista no está muy convencida con las cuentas presentadas. ¿Qué valoración hace de lo conocido hasta ahora?
"Los intereses de JxSi con respecto a los presupuestos son muy parecidos a los intereses del Partido Popular" |
— El punto de partida es que se conoce muy poco, vamos a ciegas porque la estrategia del Govern es negociar con la CUP y nadie más. Nosotros, la semana pasada, enviamos una carta al Govern pidiendo información. Por otro lado, conforme se están viendo las cosas, hay un compromiso de la CUP para permitir que los presupuestos pasen a la etapa de tramitación. Se van a tramitar los presupuestos, ese es el marco, y, de lo poco que sabemos de estos, ya hay cosas que venimos denunciándolas. Hay unas cuestiones muy concretas que si no se llevan a cabo, como la financiación impositiva y la lucha contra el fraude, porque en Cataluña se defraudan 16.000 millones de euros todos los años, nos tendrán en contra. Si pretenden desarrollar una Hacienda catalana propia, tienen que ser capaces de luchar contra el fraude. Modificar los impuestos de Sucesiones y Donaciones, el de Patrimonio y una reforma del IRPF es para nosotros necesario. Estas son las competencias que tiene hoy en día la Generalitat en materia fiscal. ¿Cómo las aplican? Se ve que es un presidente de derechas, con unas políticas de derechas y una agenda de derechas. Los argumentos para dar la negativa a la CUP son los mismos que podría dar el PP. Nosotros vamos a batallar esas cosas desde el Parlament, pero también se están batallando en la calle. Por la televisión, JxSi está engañando constantemente a los catalanes, hay una guerra mediática, como el año pasado, por el tema de los presupuestos. Desde los medios se decía que los radicales de la CUP intentaban someter al carril central del independentismo a sus ideas comunistas. La negativa de tocar ciertas cuestiones no se explica por ningún otro motivo que por la lucha de clases. El Partit Demòcrata Catalá debe tener muy claro que el votante de derechas no puede aceptar ciertas cosas y ERC supongo que lo mismo. Espero que seamos capaces de doblarle el brazo al Govern. Se abre una batalla complicada, porque será de relato, no una batalla técnica. En Cataluña las batallas de relato son difíciles de dar, la derecha tiene TV3 y los diarios principales, la última vez se vio cómo le hicieron la vida imposible a la CUP. El Govern tiene a los medios de comunicación pública desinformando. Cuando se trata de cuestiones territoriales, ves a los medios públicos de aquí poniendo un relato y a los de Madrid el contrario. En este caso no lo veremos, los intereses económicos de JxSi con respecto a los presupuestos son muy parecidos a los intereses del PP. Veremos que ahora no habrá choque de trenes. Entre estos dos trenes siempre está la gente.
— Desde ERC aseguran que la desconexión jurídica entre Cataluña y el Estado español se dará este verano, al mismo tiempo el Govern tiene fechado el referéndum de autodeterminación para septiembre de 2017. ¿Qué opciones reales ve de que este proceso independentista liderado por JxSi sea una realidad?
— Yo en el debate de política general le dije a Puigdemont algo que todo el mundo sabe perfectamente, que esto de la desconexión es una mentira. Ni siquiera en los procesos más turbulentos de secesión no hay negociación. Si la desconexión se plantea como un nuevo farol, como una estrategia de seguir tensando con el Estado, veremos a ver... Ante un Gobierno como el de Madrid que no pone soluciones, hay que tensar. Lo de la desconexión, hay gente que lo cree, pero se reduce al 9N, a las declaraciones institucionales, a seguir forzando la máquina a ver qué pasa. Desde el otro lado dicen ahora que este nuevo Gobierno es dialogante, pues que dialoguen. Nadie espera mucho del PP. Aquí cada uno tiene su estrategia, lo que pasa es que llevamos cuatro años escuchando que Cataluña será al año siguiente independiente. Nosotros tenemos claro que hay que buscar la manera de desencallar esto, apostamos por un referéndum. La propuesta de la desconexión se basa en un acto de fe, pero ya llevamos muchos años… Cuando ves lo que te explican con el tema de los presupuestos y te dicen que vamos a desconectar, yo veo que los presupuestos de JxSi están muy conectados con Montoro y Merkel.
— ¿Cómo valora los nuevos gestos del Gobierno español con respecto a Cataluña, como que sea Sáenz de Santamaría la encargada de negociar este tema, el nombramiento de Enric Millo como delegado del Gobierno en Cataluña o, incluso, la posibilidad de que algún Consejo de Ministros se celebre en Barcelona?
— Credibilidad y PP son dos cosas difíciles de conjugar. Es verdad que, como en todas las organizaciones, hay tonos y no es lo mismo Enric Millo que García Albiol. Pero es que el PP es el partido que tiene a Cristina Cifuentes diciendo que los madrileños les pagan los libros a los andaluces y barbaridades de esas. Por otro lado, creo que hay elementos muy fuertes a debate. El otro día veíamos en La Sexta que se hablaba lo del referéndum de la Monarquía. El sábado veíamos en La Sexta cómo se pone en entredicho una de las bases de la Transición. En el propio Congreso vemos la ruptura del bipartidismo, el PP necesita del PSOE para gobernar. Nadie duda de que estamos en el final de una época. Voces nada sospechosas de antisistema ya admiten que hay que hacer reformas. Algo que empezó diciendo Podemos, como que había acabado el Régimen del 78 y que hay que hacer un proceso constituyente, hoy está sobre la mesa. Tal vez esos pequeños gestos del PP tienen algo que ver con esto, todo el mundo ve que esto ya no funciona.
— Hablábamos de los presupuestos de la Generalitat, toca también hablar de los del Ayuntamiento de Barcelona. Si Colau no consigue los apoyos necesarios antes del 23 de diciembre, irá a una cuestión de confianza. ¿Teme que esta situación pudiera llevarse por delante a Colau de la Alcaldía?
"Lo de la cuestión de confianza en contra de Ada Colau es una ilusión más que una posibilidad real" |
— Aquí está todo lleno de estrategas. No sé quién tiene la capacidad de crear una alternativa a Colau, tendrían que juntarse todos, ERC, C's, PP… Creo que eso es un mal cálculo de alguien, entiendo que no va a ninguna parte, no responde a ninguna lógica política más allá del interés de un partido concreto. Hay unos presupuestos muy importantes que se están tramitando en la Generalitat, unos presupuestos que generan unas dudas enormes y alguien quiere desviar la atención. Creo que lo de la cuestión de confianza es una ilusión más que una posibilidad real.
— ¿Puede ser que otras fuerzas políticas vean el nacimiento de una nueva alternativa política que se lleva votos y de alguna manera la quieran neutralizar?
— Yo percibo, en todo este proceso de la nueva configuración de este nuevo espacio político, nervios por todas partes. Tenemos la posibilidad de hacer algo que gire la tortilla… No olvidemos que desde hace bastantes años seguimos teniendo un presidente convergente y que han pasado la crisis y muchas cosas durante este tiempo. Este proceso, que sólo está en construcción, tiene una potencia que puede generar un terremoto en el mapa político y mucha gente lo ve con nervios. Podría ser que lo del Ayuntamiento responda a estos nervios. No sólo eso, también los presupuestos catalanes y otras cosas. Hay nervios, hay nervios.
— Mientras se construye este nuevo sujeto político, Podem ha lanzado la Marea Morada para conocer la opinión de sus bases sobre este proceso de configuración de un nuevo espacio. ¿Cómo se está desarrollando esta iniciativa?
— Podem no tenía una dirección clara hasta el verano, estaba en un impasse. Mientras tanto, este debate de construcción del nuevo sujeto político se estaba dando sin que Podem hubiera podido incidir. Una cosa que nos propusimos desde la nueva dirección era que Podem tenía mucho que aportar a ese debate que ya estaba en marcha. Tenemos claro que no nos solemos equivocar cuando hablamos con la gente y los círculos. En tres semanas abrimos un proceso donde enviamos a los círculos un documento de más de 20 páginas, con mucha información, con nueve ítems a responder, ítems políticos, organizativos, éticos, que evalúan nuestra organización… Hay lugares donde se han convocado tres asambleas para dar cabida a todos los debates. A nosotros nos preocupaba lanzar este proceso, que tiene un calendario de seis meses, a un total de más de 80 círculos. Ha pasado una cosa que no me esperaba, círculos que llevaban tiempo funcionando con 15 personas han pasado a 45 personas. Casi 1.500 personas han participado. Casi 1.500 personas debatiendo cómo tiene que ser un sujeto político demuestra que la gente tiene muchas ganas de participar y de cambiar las cosas. No es un proceso que lo lleven a cabo los secretarios generales de las organizaciones, son 1.500 personas que han respondido. La gente que fue a las plazas en el 15M no vino a votar cada cuatro años, que 1.500 personas se reúnan para decidir cómo tiene que ser un partido, cómo se toman las decisiones, cuáles son los sistemas éticos… Esto es revolucionario. En Podem íbamos un poco atrasados con respecto al resto y esto nos ha parecido muy positivo para Podem y para el espacio político que se va a crear. También ha participado gente de otras organizaciones, estamos muy contentos. Planteamos un proceso de seis meses, la primera fase terminó antes de ayer, ahora tiene que salir un documento guía que la dirección tiene que llevar al Consell de Cent, que es un órgano nuevo y será la primera vez que se reúna. Durante este proceso, vamos a dar herramientas de decisión como nunca. Estamos innovando mucho, la nueva política debe ser como esto.
— ¿Qué decisiones se conocen ya de los debates que han tenido lugar en los círculos de Podem?
— El sentido común que está en la calle, con el panorama que tenemos desde Trump hasta García Albiol, dice que no podemos estar con tonterías de que los de izquierdas siempre nos peleemos entre nosotros. Pero también está presente eso de que la unidad por la unidad, todos juntos y para adelante hay que pensarlo. El panorama es complejo, ¿cómo se hace? Un señor habló de la unidad de la izquierda y otro se levantó y dijo que se oponía a la unidad de la izquierda, que lo que había que conseguir era la unidad de las izquierdas. Hay sensibilidades diferentes. Podem incorpora la cuestión de los códigos éticos, la forma de tomar las decisiones… No digo que los otros no lo tengan, pero a los que nos hemos unido ahora a esto nos llaman mucho la atención estas cosas. En Podemos no hay pactos electorales que no voten todos los inscritos, si comparas eso con lo que pasó en el PSOE… Para nosotros estas cosas son muy importantes y las tenemos que defender. Esto enriquece. Yo nunca me había planteado formar parte de un partido político, y menos ser secretario general o diputado. Mucha gente que no tenía referencia política está ahora en Podem, es una capacidad que tiene esta organización de atraer a gente que nunca había estado o a gente que se había ido por procesos diversos. Hay mucha gente en Podem que se reivindica del PSUC, y ya no estaba, y ha vuelto.
— ¿Se plantea en algún momento la posibilidad de que para la creación del nuevo sujeto político se tengan que disolver los partidos que forman parte de él?
— Yo creo que en esta fase actual la capacidad de que cada uno ponga sus aportaciones sobre la mesa depende de que ese alguien continúe siendo ese alguien. Las disoluciones no existen, si hubiera una disolución sería dentro de un marco. En esa solución nueva que quedaría, ¿qué cosas habría y cuáles no? La disolución, según hemos visto en los territorios, no se contempla, creo que nadie se la plantea. Con lo que cuesta construir cosas no estamos para disolver. Y menos cuando vemos que participan 1.500 personas, esto es una herramienta que no podemos disolver y hay que sacarle todo el jugo que se pueda.
— Parece que el PSC está tirando la caña a "las izquierdas". ¿Cree que puede haber margen para un entendimiento entre el nuevo sujeto político catalán y el PSC?
"Me he pasado muchos años explicando el papel fundamental del PSC y de CIU en la conversión del sistema sanitario catalán en un nido de corrupción" |
— Yo me he pasado muchos años explicando, antes de estar en política, el papel fundamental del PSC junto a CIU en la conversión del sistema sanitario catalán en un nido de corrupción. Eso es historia de este país. La historia también nos dice que hubo un tripartito con un papel fundamental del PSC que en aquel contexto pudo suponer un avance, pero que ahora tendremos que ir mucho más allá. No estamos haciendo todo esto para volver a ser un tripartito. Ya se hablará, pero el PSC tiene muy poco que ver con lo que estamos haciendo, tendrá que seguir su camino, pero son 30 años de historia y nuestra gente tiene memoria histórica.
— En los próximos meses se celebrará el ya conocido como Vistalegre II, donde se decidirá cómo será el Podemos del futuro. El debate parece haber comenzado ya. ¿Cómo valora las discusiones que se están teniendo?
— Yo insisto en que el peligro de convertirse en una herramienta al servicio del poder siempre está acechando, lo vimos hace poco en el PSOE. Tenemos la obligación de dotarnos de elementos de defensa. El Íbex 35 y toda esta gente hará todo lo posible para incidir en una herramienta que les desafía como pocas. Yo creo que Vistalegre II, una de sus grandes misiones, es encarrilar Podemos después de dos años. La realidad es tan diferente a la anterior... Ahora tenemos que debatir cómo será la única alternativa estatal que resiste a la triple alianza. Habrá que darle muchas vueltas. También en cuestiones organizativas, lo hemos visto en Andalucía, cómo se relacionan las partes con el todo.
— ¿Cómo considera que debe ser la relación orgánica entre Podemos a nivel estatal y Podem?
— Creo que más allá de la situación jurídica, que son debates que estarán sobre la mesa y serán potentes, lo más importante es que esta organización habla de plurinacionalidad. En oposición al Régimen del 78 nosotros hablamos de plurinacionalidad y eso se tiene que trasladar a cómo funciona la organización. Ese debate se ha abierto en Andalucía. En Cataluña, mi candidatura a las primarias decía que la última palabra de lo que se hace en Cataluña la tiene que tener la gente de Podem en Cataluña. En Vistalegre II tenemos que hacer que eso sea una realidad, tenemos que crear el marco. Lo del NIF propio, nunca me lo había planteado, pero tiene importancia jurídica. Vistalegre II será muy intenso, pero yo estoy tranquilo porque estas cosas que digo y que desde Cataluña nos parecen tan importantes creo que todo el mundo, desde Andalucía a Madrid, tiene claro que tienen que ser así. En la relación entre el PSC y el PSOE, con la crisis del PSOE, se ha visto la importancia de la manera de organizarse. Pero hay una gran diferencia, cuando el PSC mira a España, ve a Susana Díaz. Nosotros miramos a Andalucía y vemos a Teresa Rodríguez. Eso nos da coherencia a nivel estatal. Somos una organización que, insisto, hace dos años nadie se planteaba que podíamos abrir el candado del 78. Vistalegre II tiene que materializar y dar las herramientas a la organización para ser la principal fuerza de la oposición. Somos la fuerza política que prefigura lo que será el Estado español en el futuro.
— ¿Cree que hay que endurecer el tono o suavizarlo? ¿Cree que Podemos debe ser más "amable" o más "irreverente"?
— El otro día estábamos en la puerta de Gas Natural. Estuve un rato con el micrófono y me puedo enfadar más o menos. Aquí no nos pasan un manual de cómo tenemos que comportarnos, mover las manos, sonreír… A mí nunca me ha dicho nadie que sea más duro o más blando. Yo no sé cómo se puede ser blando para decir que una empresa que gana millones y millones al año se salta la ley. No se puede decir de una forma blanda que unos casinos no pagan impuestos cuando ganan tanto dinero. La realidad no es blanda, es durísima. Yo personalmente me cabreo mucho porque nos están tomando el pelo. Si hacemos una encuesta mañana donde preguntáramos si la gente está a favor o en contra de que Gas Natural se salte la ley para dejar sin electricidad a la gente, ganaría por el 90 por ciento el estar en contra. Nuestro trabajo es sacar a la luz estos temas. Que, según a quien, estratégicamente le parezca que hay que demostrar una cara… No sé, la realidad es la que es. Yo creo que ese debate es más de momentos y personas. Yo, en particular, continúo muy cabreado, y desde aquí, viendo lo que veo, me cabreo todavía más. Estoy más indignado en el Parlament que en el 15M.
— Pero Vistalegre II será también un debate de estrategias políticas, de cómo llegar "a los que faltan" y convencerles. ¿Cree que se llega a más gente endureciendo el tono y volviendo a un Podemos más parecido al de sus orígenes o moderando el tono para convencer a otros sectores?
"No nos podemos quedar en la batalla de los platós (...), la calle tiene que ser un espacio de protesta" |
— Yo creo que se encuentra el tono adecuado poniendo sobre la mesa la realidad que está condicionando a millones de personas. Lo que nos tiene que dar una indicación es la desesperación con la cual el poder está intentando ocultar una serie de cosas que están pasando en nuestro país. Nuestro máximo objetivo debería ser quitar el velo que quieren poner sobre cosas fundamentales: el artículo 135 de la Constitución, el TTIP… Nadie quiere hablar de eso, como de que en todo el Estado haya mucha gente en las puertas de Gas Natural. Estas cosas hay que hacerlas. Con los presupuestos se dará un debate muy importante en Cataluña, si hay que hacer carteles y ponerlos por la calle y manifestarse delante de un casino que no paga los impuestos que los demás pagamos, lo haremos. Para mí eso no es endurecer el tono, es utilizar las herramientas que en parte nos han traído hasta aquí. ¿Cómo se quitó el velo en el 15M? Se quitó desde la calle y las plazas. La calle tiene que ser un espacio de protesta, de socialización… No nos podemos quedar en la batalla de la televisión y los platós, ahí siempre estaremos en el campo contrario. En el 15M la calle pasó por encima a todas las estrategias políticas, ahora que tenemos más herramientas las tenemos que poner al servicio de esto. Si lo redujéramos a más amable o menos amable, creo que amabilidad poca, hay que tener una estrategia, pero venimos de donde venimos y no vamos mal. Faltan los que faltan, pero hemos conseguido muchas cosas.
— ¿Le gusta la definición de Podemos como un partido o movimiento populista?
— Los conceptos quedan obsoletos. Para la gente, Trump o Le Pen son populistas, y sin duda algo de eso tienen… Pero la idea de pensar o identificar cosas en las que estamos de acuerdo una gran mayoría, frente a una minoría que ostenta el poder, si eso es populismo, bueno. Ahora, cuando populistamente se identifica al mexicano o al marroquí como fruto de todos los males, eso también es populismo. Lo que hace Podemos es señalar que el problema no es el que ha saltado la valla, sino Gas Natural. El partido populista de aquí es el freno a los populistas que vemos alrededor. Eso se fraguó en el 15M que dijo que el enemigo no es el que viene en patera sino el que viene en limusina. Y eso fue la inteligencia colectiva que hace que no tengamos un Trump o Le Pen, sino un Podemos. El sentido común se hizo desde las plazas, se construyó en las plazas y se hizo fuerte, pero si se construye en la tele pasa como con Trump o Le Pen. Podemos es la mejor vacuna política frente al populismo de esta gente.
— ¿En qué situación quedan las ideas de Errejón y de sus equipos afines después de perder en Madrid o Andalucía?
— Internamente, se configuran corrientes como la de Iglesias, Errejón, Anticapitalistas… Yo me creo mucho que es necesario un diálogo entre todo eso. Todo ese pensamiento político, que no se lo inventa Errejón, que es una tradición de mucha gente, se necesita. No es excluyente. Probablemente, si hay tres sectores, las ideas que cada uno tenga no se podrán llevar a cabo sin las ideas de los otros. Aquí en Cataluña, con la que tenemos montada con la Marea Morada, el nuevo sujeto político y los presupuestos, no es por escurrir el bulto, pero lo de Madrid nos cae un poco lejos. Es la gracia de estar en la periferia. Aquí los debates van por otro sitio. Estamos tan entretenidos con lo del nuevo sujeto... Tenemos una agenda muy propia, aunque obviamente iremos a Vistalegre II con nuestras propuestas. Intelectualmente me cuesta posicionarme, entendiendo que hay corrientes políticas y movimientos que cobran y pierden fuerza, pero creo que todo es necesario. Yo sigo leyendo por las mañanas los tweets de Errejón y de Iglesias. Yo he ido a asambleas de aquí y era precioso ver en los debates posiciones encontradas, contrarias, y muchas de todas esas razones tienen sentido y al final no son excluyentes. En asambleas a pie de calle se ve que no caemos en la trampa de lo excluyente, llegamos a muchos consensos. También es verdad que la estructura del partido responde a lógicas más complejas.