Actualizado del 14-6-04 con un nuevo vídeo.
El duelo entre Eduardo Madina Muñoz y Pedro Sánchez Pérez-Castejón por la conquista de la secretaría general el PSOE que dejará vacante Alfredo Pérez Rubalcaba en el congreso extraordinario de finales de julio ha comenzado con algunos signos que colocan al primero, Madina, como el candidato preferido del aparato de Ferraz, por más que él trate de desvincularse, y al segundo cerca de la militancia, que es, en definitiva, la que decidirá el ganador con su voto secreto y directo el 13 de julio. Además compiten el profesor de Ganada y exdiputado José Antonio Pérez Tapias como candidato de Izquierda Socialista y el joven sociólogo Alberto Sotillos al frente de un grupo de militantes de base. El exministro Juan Fernando López Aguilar dejó abierta la puerta a su eventual candidatura tras prometer ayer la Constitución como eurodiputado reelecto. Cada candidato ha de recoger y presentar el día 27 de este mes un mínimo de 9.874 firmas de afiliados, el 5% del censo.
El duelo entre Madina y Sánchez tiene paralelismos, coincidencias y diferencias. Algunos aspectos recuerdan la confrontación que libraron hace catorce años José Bono Martínez y José Luis Rodríguez Zapatero por el liderazgo del PSOE. Madina es el más conocido, el elegido por una amplia corriente mayoritaria en la dirección del partido, de la que ayer dimitió como vocal. Fue promovido en su día por el propio Zapatero como número dos del Grupo Parlamentario Socialista y cuenta con la simpatía y el aprecio de la vieja guardia. También, con la ayuda del diplomático Bernardino León, un hombre de Zapatero. Sería en este sentido, y por abundar en el paralelismo, como Bono en su día. Al presentar ayer su opción, este hijo de minero, nacido en Bilbao, de 38 años, licenciado en Historia y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid, víctima de un atentado de ETA que en 2002 le segó su pierna izquierda a la altura de la rodilla cuando se dirigía a su puesto de trabajo en Sestao, lanzó su primer lema: "Un schock de modernidad para España" y su gran objetivo: "que el Partido Socialista recupere su vocación mayoritaria".
Su competidor interno, Sánchez, se adelantó unas horas en plantear su opción. Este diputado que tomó el relevo del escaño que dejó vacante la exministra Cristina Narbona y es profesor de Estructura Económica en la Universidad Camilo José Cela de Madrid, quiere llegar "con la cabeza al corazón de las bases". Su lema, "unidos por el cambio", recuerda al de Felipe González en 1982. Aunque es tan poco conocido como Zapatero en su día, cuenta, curiosamente, en su pequeño núcleo altruista de campaña con algunas personas que trabajaron con Bono, el más significado, el periodista José Luis Fernández Peña, conocido como Chunda. Su coordinador de las redes internas y avales es el diptuado regional madrileño José Cepeda, otrora adversario del secretario general Tomás Gómez. Con 42 años, casado con una vasca, padre de dos niñas, Sánchez pertenece a la promoción de los jóvenes socialistas formados en la Escuela Jaime Vera y considerados "los niños de José Blanco", entre los que figuran el diputado por Madrid Antonio Hernando y el actual secretario de organización de la dirección saliente, el segoviano Oscar López, entre otros jóvenes valores.
La primera coincidencia entre ambos adversarios fue la reivindicación del histórico presidente del PSOE desde el final del franquismo hasta su fallecimiento en 1999, Ramón Rubial. Sánchez eligió la casa del pueblo de Alcorcón (Madrid), que lleva el nombre del recio socialista más veces y más años encarcelado por la dictadura. Y Madina, al enterarse, decidió presentar su opción en el pasillo del Senado, ante el busto de Rubial. De este modo, ambos dieron a entender que reivindican por igual los valores de la convicción en las ideas, la honradez y la lucha por los derechos de los trabajadores que marcaron la trayectoria del admirado dirigente vasco. La diferencia, sin embargo, fue que Madina optó por una sede oficial y un formato de rueda de prensa con los informadores que siguen las novedades en el PSOE y Sánchez lo hizo ante los militantes del partido, reafirmando gráficamente la idea de que es o quiere ser el candidato de las bases. Desde hace siete meses lleva recorridos 33.000 kilómetros visitando agrupaciones.
Otra coincidencia entre ambos fue la petición a la dirección del partido que promueve los debate entre todos los candidatos, una demanda con la que la dirigente andaluza Susana Díaz no se mostró muy de acuerdo por entender que no contribuye a la unidad. En el análisis de la presidenta de Andalucía y secretaria general de la principal organización socialista en número de militantes y de votos, el factor esencial de la confrontación es que al día siguiente de la elección y gane quien gane, el partido cierre filas y refuerce la unidad, como hicieron en su día Zapatero y Bono. Entre los factores de la profunda crisis que afecta al partido y ha hundido su suelo electoral figura la factura que Rubalcaba pasó a los partidarios de su adversaria interna Carme Chacón en el último congreso, en el que la mayoría de la delegación andaluza apoyó a la catalana y exministra de Defensa con Zapatero. Díaz no quiere que la historia se repita entre los partidarios de los distintos candidatos.
Aparte las diferencias personales, no se aprecian grandes distancias entre los discursos de Sánchez y Madina. El primero apuesta por la reforma constitucional y la configuración federal del Estado. El segundo también. Madina dice que "el PSOE fabrica convivencia" y considera secundario el debate entre Monarquía y República, y Sánchez prefiere no mencionar el asunto. En política económica hay pocas diferencias apreciables: ambos apuestan por la defensa del Estado del Bienestar y por una política fuerte frente a los especuladores financieros y los privatizadores de los servicios y bienes públicos esenciales. Ninguno ha dicho claramente todavía si en la reforma constitucional incluirán la abolición del artículo 150-3 que antepuso el pago de la deuda y la reducción del déficit al destino de los recursos público y la recaudación fiscal a la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales, aunque de sus discursos se deduce.
Madina, que cuenta en su haber con la ventaja de haber sido el primero en solicitar democracia directa, un militante un voto, para elegir al nuevo secretario general, lanzó el primer test a su contrincante al afirmar que mantendrá las elecciones primarias abiertas a todos los ciudadanos para que elijan el candidato socialista a la jefatura del Gobierno. Con ello intenta, en primer lugar, atraer a los partidarios de Chacón a su causa. A la vieja guardia felipista no le parece buena idea que después de la elección el triunfador deba someterse a un nuevo pugilato interno, pues lo lógico sería que se midiera con el líder del PP, en este caso, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy Brey. Sánchez, que ayer visitó Astorga, Zamora y Salamanca, evitó entrar en polémica sobre las primarias. La votación coincidirá con la fecha fijada para la final del Mundial de Fútbol de Brasil (Joel en el santoral).