Ecuador, sumido en la incertidumbre: todavía no se define la segunda vuelta electoral

  • Ecuador conocerá en las próximas semanas quién será el segundo candidato que irá a segunda vuelta de las elecciones generales
  • El escenario postelectoral evidencia la polarización política y la incertidumbre es la gran protagonista
  • La falta de consenso para definir el recuento de votos derivaría en una nueva crisis política

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QUITO-El recuento de votos para definir cuál será el segundo candidato presidenciable en la segunda vuelta de las elecciones generales de Ecuador, que tendrá lugar el 11 de abril, continúa en vilo. Después del empate técnico entre Guillermo Lasso y Yaku Pérez, se llegó a un acuerdo inicial el pasado viernes 12 ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la revisión del 100% de los votos en la provincia del Guayas y del 50% en el resto de las 16 provincias que representan la Costa y la Sierra del país sudamericano.

No obstante, este acuerdo pende de un hilo y podría tambalearse cuando el domingo 14, Lasso reclamó cambiar el acuerdo para llevar a cabo el recuento de manera más reducida y con condiciones: manteniendo la revisión del 100% de los votos en Guayas y del 50% en 6 provincias con el visto bueno del resto de los 16 candidatos electorales. Y este impasse se ha agudizado con la suspensión de la sesión del CNE prevista el lunes 15, y el anuncio por parte de organizaciones indígenas de movilizaciones a Quito, lo que deja al país sumido en la incertidumbre y en una preocupante falta de transparencia.

Mientras se espera que el CNE comparezca la noche del martes, se busca una solución que no lleve al proceso electoral a un callejón sin salida. Previo a esta polémica sobre el recuento de votos, se estimaba que los resultados finales fueran ofrecidos de manera oficial aproximadamente dentro de dos semanas.

La diferencia de la discordia

Una de las lecturas que han arrojado las cifras preliminares de las elecciones del pasado 7 de febrero guarda relación con la división territorial de Ecuador. En este sentido, la victoria en la región Costa cayó del lado del candidato de Unión por la Esperanza (UNES) y representante del correísmo, Andrés Arauz. Mientras que el triunfo se inclinó del candidato de Pachakutik (brazo político del movimiento indígena), Yaku Pérez, en las regiones Sierra  (salvo en la provincia de Pichincha) y Amazonía, cuyo primer análisis muestra el apoyo desde donde el movimiento indígena se movilizó hasta Quito para exigir la derogación del denominado Paquetazo (Decreto 883) en las protestas de octubre de 2019.

Tan solo 33.337 votos han separado al candidato del Movimiento Político Creando Oportunidades (CREO), Guillermo Lasso, y Pérez. Un ajustado resultado de solo el 0,36% que ha desembocado en el actual escenario postelectoral tras un ballotage no exento de sorpresas. La diferencia de la discordia se ha evidenciado durante los primeros días del escrutinio del CNE, que posicionaron al aspirante indígena como el segundo en la terna, revirtiéndose esa situación a favor del representante del partido liberal y conservador en la recta final del conteo.

Precisamente, este hecho llevó a Pérez a solicitar ante el CNE el recuento completo de los votos por presunto fraude, algo de lo que podría beneficiarse el correísmo ante una eventual ruptura de la alianza entre CREO y Pachakutik. De hecho, pese al acuerdo inicial para el recuento del más del 42% de los votos (más de 5,5 millones de votos), Lasso ha dado marcha atrás y se aferra a esa mínima diferencia exigiendo respetar la voluntad popular. La batalla política por el segundo puesto puede provocar consecuencias inesperadas que favorezcan o perjudiquen a uno u otro candidato en función de las campañas de deslegitimación que se impongan.

Si bien después del cierre de la jornada electoral de la primera vuelta,, Arauz podría frotarse las manos ante un escenario esperanzador, a medida que fueron transcurriendo las horas y los días, se fue cocinando a fuego lento otro escenario más imprevisible y que cambió cualquier análisis inmediato tras las primeras encuestas a pie de urna. Estas encuestas otorgaban una victoria contundente de Arauz, pero no suficiente. Insuficiente porque UNES volcaba sus expectativas en ganar las elecciones en primera vuelta.

Cabe recordar que en Ecuador es necesario tener más del 50% de los votos para ganar, o al menos más del 40% y sacar el 10% de diferencia al segundo candidato. Aun así, la principal conclusión de estos primeros sondeos era que parte del voto fuerte de Pachakutik e Izquierda Democrática (el outsider Xavier Hervas fue finalmente el cuarto candidato con el 15,69%) podrían irse para el correísmo para lograr un ajustado triunfo de Arauz en un hipotético ballotage ante Lasso.

Sin embargo, la irrupción temporal de Pachakutik como la segunda fuerza más votada dio un giro al guion previsto y ha reconfigurado un escenario que podría ser histórico, ya que Pérez tendría grandes probabilidades de convertirse en el primer presidente indígena de Ecuador. Este escenario parte de la base de la polarización existente en el país andino entre el amor y el odio al correísmo.

La polarización en medio de la paradoja

Pese a que CREO y Pachakutik no compartan programa político, mucho menos desde el plano económico y ambientalista, ambos partidos sí han manifestado en varias ocasiones su apoyo mutuo para un gobierno de unidad, condicionado para que el correísmo no vuelva al poder. Y para entender qué está pasando en Ecuador, como en toda contienda electoral, la memoria recela y el cortoplacismo se impone.

Las protestas de octubre de 2019 siguen en el imaginario de buena parte de la sociedad ecuatoriana, y los resultados no pueden desligarse de este hecho. De manera sintomática, se trata del rechazo al continuismo político, tanto de un gobierno entregado a la derecha neoliberal y al Fondo Monetario Internacional (FMI), como de una década del legado correísta que ha repercutido en los votantes de Pachakutik y, por qué no, en parte del electorado ecuatoriano.

La gran paradoja de todo esto es que aquellos que se burlaron de los indios y los tacharon de terroristas durante octubre de 2019, son los mismos que ahora han mostrado su apoyo al candidato indígena. Este apoyo explica perfectamente que el concepto de izquierda y derecha no aplica de la misma manera que en Europa, sino que esta cuestión es más bien residual en el actual panorama político de Ecuador. Sin ir más lejos, es el efecto de una polarización que se ha ido agudizando en los últimos años en el país y que, más allá de las convicciones ideológicas, posiciona al ecuatoriano a favor o en contra del expresidente Rafael Correa. Y ese es el as en la manga y la principal baza que jugará Pérez si va a la segunda vuelta.

Ahora bien, habrá que ver cómo repercute la disputa actual entre Lasso y Pérez para la elección final del próximo presidente, incluso ya sea para reforzar una alianza de la que parece más fácil convencer al electorado de CREO e Izquierda Democrática que al de Pachakutik. Incluso podría pasarle factura a Pérez si CREO se aprovechara ante una estrategia de descrédito contra una eventual movilización indígena.

Una campaña en clave personalista

Más allá de lo que ocurra en este escenario incierto, la victoria de Arauz en primera vuelta con un 32,71% de los votos ha sido un duro golpe para la candidatura neoliberal que, aunque se mantiene viva, es muy consciente de la fuerza del correísmo, que aún sigue vigente: el país vivió una transformación en una década de relativa paz social después de la crisis económica y financiera del feriado bancario, la dolarización y una inestabilidad que se tradujo en ocho presidentes de 1996 a 2007.

Por ello, es sumamente importante entender que la batalla política se formula en clave personalista. También durante el gobierno de Rafael Correa varios dirigentes indígenas fueron encarcelados y declarados enemigos del correísmo. Una persecución política que afectó incluso a la cónyuge de Pérez, Manuela Picq, y que ha generado una vendetta continua por el poder, cuya versión ecuatoriana podría ser perfectamente llevada a Netflix en una futurible serie de House of Cards.

A los pocos meses de asumir la presidencia, el candidato de Alianza País (anterior partido correísta), Lenín Moreno, encarceló a su vicepresidente, y hoy día el propio Correa se encuentra exiliado en Bélgica. De un lado y del otro, bajo la bandera de la anticorrupción, estas persecuciones han agudizado la simpatía y la antipatía por el correísmo. Una especie de bullying político del que podría aprovecharse Pérez, quien surgía como una suerte de figura afable en medio de ambos polos, siempre y cuando no estalle el acuerdo y se desmorone el recuento de votos.

La importancia de la Asamblea Nacional

Si hay algo definido, son los 137 asambleístas electos en una cámara donde se tendrá que pactar y negociar para viabilizar proyectos de ley. Sin mayoría absoluta, la Asamblea Nacional estará conformada con 49 escaños para UNES, 27 para Pachakutik, 18 para el Partido Social Cristiano (que apoyó la candidatura única de Lasso) y otros 18 para Izquierda Democrática, y 12 para CREO, entre los principales resultados.

Por ello, no es menos relevante que muchos de los problemas que enfrenta actualmente Ecuador como la disminución de la renta y los ingresos de la población, el aumento progresivo de la desigualdad y la pobreza, el desempleo, la gestión de la pandemia de COVID-19, o el continuismo (o ruptura) de las políticas del FMI, van a depender de las resoluciones y aprobaciones en el máximo órgano legislativo, ya sea en forma de acuerdos o bloqueos entre las distintas fuerzas.

Dentro de las infinitas incertidumbres que arroja el actual escenario político ecuatoriano, se puede encontrar una aguja en el pajar: sea quien sea presidente el próximo 11 de abril, la Asamblea Nacional jugará un papel fundamental en la legislatura de los siguientes cuatro años.

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1 Comment
  1. Adiro says

    Aitor gracias por esta información . Si entiendo bien , si 27 fueron para Pachakutik, y 18 para el Partido Social Cristiano , no me extraña el lio

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