Los Patriot españoles protegen la base aérea desde donde se ataca a los kurdos de Siria
- La base de Incirlik también participó a comienzos del 2018 en la operación de limpieza étnica de Afrín
- Ya se contabilizan civiles muertos, denuncias de saqueos por parte de las milicias pro-turcas y cerca de 100.000 desplazados
- Los Gobiernos españoles, del PSOE y del PP, siempre han defendido a Turquía en su lucha contra los kurdos
Margarita Robles, máxima responsable de Defensa, asegura que, si se complica la guerra contra los kurdos, planteará retirar el destacamento español que, con misiles Patriot, defiende la base turca de Incirlik y sus entornos.
Las declaraciones de la ministra han sido recogidas ampliamente por la prensa nacional pero, sin embargo, ha pasado desapercibido que precisamente desde esta importante base aérea parten los aviones que están bombardeando las ciudades kurdas.
Ya se han producido muertes de civiles, entre ellas un niño de 11 años, Mohamed Yusef, alcanzado en la zona de Qamisli por un proyectil que también seccionó la pierna derecha a su hermana Sara Yusef, de 8 años de edad, según informa el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR).
Igualmente resultaron heridas varias personas cuando un convoy de notables de la región, en vehículos civiles y que se dirigía a la ciudad de Tel Abyad, fue atacado por los bombarderos turcos.
Se calcula que la cifra de desplazados se acercaría a las 100.000 personas, mientras los combates se intensifican, sobre todo en estas dos ciudades –Qamisli y Tel Abyad-, desde donde, al parecer, el Ejército turco, junto a sus milicias islamistas, pretenden dividir la región kurda en tres partes, aislando así a las Unidades de Protección Popular kurda (YPG). En algunas localidades, como en Dadat, próxima a Tel Abyad, ya se han denunciado casos de palizas a la población y saqueos por parte de las milicias pro-turcas.
No estamos más que ante el inicio de una operación de limpieza étnica de consecuencias históricas, sin precedentes, que puede implicar la desaparición del Kurdistán sirio, una región habitada por más de tres millones de personas que se extiende desde la frontera con Irak hasta el llamado Kurd Dag (Montes Kurdos), cuya capital es Afrín, próximo al Mediterráneo.
Precisamente, lo ocurrido en esta región es un precedente de lo que va a vivir el resto del Kurdistán sirio. También despegaban desde Incirlik los aviones que, a comienzos de 2018, iban abriendo el camino a las milicias islamistas para que expulsar a los kurdos de sus pueblos. Hoy, la región de Afrín es una zona sin ley, donde se denuncian continuamente robos, secuestros, torturas y asesinatos tras haber provocado el desplazamiento de más de 200.000 personas. Y entonces, como hoy, la misión española “Apoyo a Turquía” protegía con sus misiles Patriot la base de Incirlik, desde la que despegaban.
Es cierto que la misión española “Apoyo a Turquía” se enmarca en la operación Active Fence de la OTAN y que, por lo tanto, depende del mando de la Alianza Atlántica, pero no es menos cierto que Alemania se retiró el año 2017 unilateralmente del operativo por no estar de acuerdo con las políticas de Erdogán y que Holanda hizo lo propio dos años antes bajo la excusa de que necesitaba mejorar su capacidad técnica.
España, sin embargo, nunca ha dudado en dar su apoyo a Turquía, sobre todo en lo que se refiere a la cuestión kurda, siendo indiferente que el Gobierno fuera del PP o del PSOE. En los años 90, por ejemplo, se enviaron aviones de transporte de tropas CN-235, fabricados por CASA, que luego se utilizarían para trasladar a unidades especiales de la Jendarma a las provincias kurdas de Turquía, donde miles de pueblos fueron arrasados y despoblados por el Ejército con el correspondiente desplazamiento en masa de la población.
Incluso se llegaron a prohibir y censurar en España, en colaboración con la Embajada turca, exposiciones de carácter cultural que intentaban explicar este grave problema internacional, como ocurrió en el Centro Cultural Galileo Galilei, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, y en el Museo Nacional de Antropología, perteneciente al Ministerio de Cultura. Igualmente, varios representantes kurdos fueron apresados en Madrid por la Policía española y acusados de terrorismo tras requisitorias de la Policía turca.
No será, por lo tanto, precisamente el Gobierno español quien proponga dentro de la OTAN parar los pies a Turquía y mucho menos plantear su posible expulsión de la Alianza, como ya han hecho algunos parlamentarios europeos y norteamericanos, por llevar a cabo, durante años, políticas contrarias a los principios fundacionales de esta organización internacional.
Pero, fracasada la iniciativa de cinco países europeos para que el Consejo de Seguridad de la ONU detuviera la invasión turca debido al veto de Washington y Moscú, solo la Alianza Atlántica, de la que depende el sistema militar turco, puede parar esta locura de Erdogán a no ser que la OTAN con su “Apoyo a Turquía” quiera convertirse en cómplice de un etnocidio que creará en Oriente Medio un problema mayor que el palestino.