Abusos y desesperación: así llegaron al mar los migrantes rescatados por el Ocean Viking
Los 356 migrantes y refugiados que esperan un puerto seguro a bordo del 'Ocean Viking' arrastran un pasado de abusos, privaciones y desesperación que llevó a algunos de ellos a arriesgarse a una travesía marítima e incluso morir en aguas del Mediterráneo antes que "pasar otro día más sufriendo en Libia". Así lo han explicado desde Médicos Sin Fronteras (MSF), ong propietaria del barco, en un comunicado remitido a los medios de comunicación.
"Cada persona con la que he hablado ha sido encarcelada, ha sufrido extorsión, ha sido forzada a trabajar en condiciones de esclavitud o tortura. También he visto cicatrices provocadas por fuertes golpes. Al mirarles a los ojos queda claro por lo que han pasado estas personas. Me decían que estaban listos para morir en el mar, en lugar de pasar otro día más sufriendo en Libia", asegura Yuka Crickmar, técnica de Asuntos Humanitarios de MSF.
Estos son algunos de los testimonios recogidos por MSF a bordo del Ocean Viking:
Chico de 16 años procedente de Sudán: “Salí de Sudán después de que un grupo armado matara a mi padre frente a mí durante un ataque a mi pueblo. Mi madre y mis hermanos viven ahora en un campo de refugiados. Tengo un hermano mayor que partió hacia Libia antes que yo, pero ahora está desaparecido. Quería venir a Europa para encontrar trabajo y que la vida de mi familia mejorase. Tardé siete días en cruzar el Sahara. Solo comimos pan un par de veces, y todas las noches recibíamos un litro de agua que teníamos que compartir entre 33 personas. Vi cómo dispararon y mataron a un hombre con el que viajaba sin razón alguna. Estuve viviendo y trabajando en Libia durante más de un año. Fui arrestado varias veces y obligado a pagar por mi liberación. Traté de cruzar dos veces. Pero fui capturado por la Guardia Costera de Libia la primera vez, aunque logré escapar y no me llevaron al centro de detención".
"Pero la segunda vez me llevaron a Tayura. Estaba allí cuando ese centro de detención fue bombardeado. Mucha gente murió. Logré escapar con un grupo de personas. Puedes ver las cicatrices de las heridas en los pies. Corrí descalzo por las llamas del centro destruido. Quiero ir a Europa donde se respeten los derechos humanos, donde me traten como a un ser humano y donde pueda encontrar trabajo para mantenerme a mí y a mi familia”.
Joven de 20 años procedente de Sudán: "Estaba estudiando en la universidad en Sudán antes de que comenzaran las protestas allí. Cuando me voy a dormir tengo pesadillas. No quiero dormir. Salí [del centro de detención] de Tayura el día antes de que fuera bombardeado, pero mis amigos y hermanos murieron durante el ataque. Pasé en Libia un año y ocho meses antes de ser rescatado por el Ocean Viking. Era la segunda vez que intentaba cruzar. La primera fui interceptado por la Guardia Costera libia, que me desembarcó en Joms. Desde allí, trataron de hacerme volver a Sudán. Me negué, así que me confinaron de nuevo".
Chico de 17 años de Sudán: "Pasé en el mar cuatro días antes de que me rescataran. El fondo del bote se rompió el día que salimos de Libia. Nadie dormía porque teníamos que sacar agua con una lata de combustible vacía. Nos quedamos sin comida y agua después del primer día. Un hombre llegó a desesperarse tanto por el miedo que saltó por la borda y tuvimos que ayudarle a subir de nuevo a la balsa. Teníamos tanto miedo que solo pensábamos en la muerte: creíamos que íbamos a morir".
Torturados y sin agua potable
Desde MSF también han difundido los testimonios del personal médico del barco. “Me han descrito cómo les torturaron con descargas eléctricas, les pegaron con pistolas y palos, les quemaron con plástico fundido. Cómo aún sienten el dolor de las heridas y cicatrices inflingidas en Libia”, señala Luca Pigozzi, médico de MSF.
“De lo que vimos en el primer bote, sobre lo que estas personas nos dijeron y de lo que observamos en nuestras clínicas es que habían estado expuestos al sol y al calor y sin tener acceso a agua potable durante dos días. Las personas de este primer grupo estaban claramente deshidratadas; pero la mayoría se recuperaron en las primeras 24 horas tras el rescate. En el segundo rescate vimos claramente que habían estado expuestos al calor y sin agua potable durante más tiempo, unos tres días en el mar. Se sentían mucho más débiles, tenían dificultad para caminar, por ejemplo, no podían mantener el equilibro, algunos casi se desmayaron, así que los tuvimos que tumbar en un principio. Luego, les pedimos a algunas personas del primer grupo que se encontraban mejor que se sentaran al lado de ellos y los ayudaran a beber y rehidratarse, Los primeros que se recuperaron lo hicieron a las seis horas, ahora, parecen estar mucho mejor, pero algunos siguen pareciendo muy cansados”, afirma por su parte Stefanie Hofstetter, referente médico de MSF.