INTERNACIONAL / Con motivo de los 70 años del Plan para la partición de Palestina de Naciones Unidas
Los conflictos actuales que legó la descolonización del Imperio Británico
El pasado 29 de noviembre se cumplieron 70 años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara el Plan para la partición de Palestina, un territorio que se encontraba en esos momentos bajo administración británica. El germen del conflicto crónico que asola esa zona del mundo hay que situarlo durante la Primera Guerra Mundial cuando el Gobierno británico hizo pública la Declaración Balfour. Un manifiesto que supuso una enorme contradicción porque los británicos prometían un Estado judío en Palestina a la vez que se comprometían a la unidad e independencia árabe sobre el mismo territorio. Pero Gran Bretaña necesitaba el apoyo judío para reconquistar Gaza a los turcos y entrar en Jesuralén y de esa manera lo obtuvo.
El genocidio que sufrió el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial generó una corriente de simpatía hacia los hebreos. Además se produjo un foco de emigración judía hacia Palestina que creció constantemente. Inglaterra puso el problema en manos de las Naciones Unidas. La Asamblea General de este organismo propuso en 1947 la partición de Palestina y la creación de dos estados independientes, uno judío y otro árabe. Los árabes rechazaron la solución.
El problema de los refugiados palestinos aún no está resuelto y en el horizonte no hay ninguna esperanza que invite al optimismo
Horas antes de cumplirse el plazo dado por los británicos para su retirada, los judíos proclamaron su independencia y la creación del Estado de Israel. Los países árabes inmediatamente lanzaron sus ejércitos sobre Palestina. Estados Unidos y la Unión Soviética reconocieron el nuevo Estado. La guerra finalizó en 1949 con triunfo judío. Ese mismo año Israel se incorporó como Estado miembro de las Naciones Unidas. El enfrentamiento provocó la huida de poblaciones árabes y el problema de los refugiados aún no está resuelto y después de entablarse dos guerras árabe-israelíes más, actualmente en el horizonte no hay ninguna esperanza que invite al optimismo.
Muchos de los puntos calientes que mantienen disputas perennes en el mundo tienen un denominador común: son zonas de fricción que formaron parte del Imperio Británico y que legaron a sus nuevos gobernantes nativos problemas irresolutos cuando abandonaron su administración en la zona. Nada mejor para atestiguarlo que una clasificación realizada por el Uppsala Conflict Data Program, reconocida por las Naciones Unidas, sobre los conflictos que están causando más muertes violentas al año en el mundo. De los doce principales enfrentamientos armados que están recogidos en la lista, ocho acontecen en territorios de antiguas colonias británicas. La Guerra civil afgana, la Guerra civil somalí, la Guerra en el noroeste de Pakistán, la insurgencia islamista en Nigeria, la insurgencia iraquí postestadounidense, la Guerra civil sursudanesa, la Guerra civil Yemení y la Guerra contra el Estado Islámico.
Veamos el origen de algunos de ellos:
Irak
Al terminar la Segunda Guerra Mundial se consolidó la independencia de los países árabes del Próximo Oriente por coincidir los deseos de las respectivas oligarquías nacionales con los intereses económicos occidentales. Unificar el reino de Irak costó mucho por los problemas entre sunitas, chiitas y kurdos. Los británicos otorgaron la independencia a Irak en 1945 aunque mantuvieron un estrecho control sobre sus intereses en el petróleo.
Se diseñaron países estableciendo fronteras sin tener en cuenta que albergaban pueblos distintos, a veces con atávicas enemistades, en un mismo estado
Las fronteras de la descolonización no se basaron ni en las etnias ni en la historia. Se diseñaron países estableciendo sus fronteras con escuadra y cartabón, sin tener en cuenta que albergaban pueblos distintos, a veces con atávicas enemistades, en un mismo estado. Esto provocó numerosos conflictos que hundieron las haciendas de los nuevos países, desarrollaron la influencia política de los militares y rompieron el débil equilibrio interior. Aunque la descolonización acabó con las formas y políticas de dominación exterior, permaneció el control económico. Las grandes empresas conservaron su influencia y la economía de los nuevos estados nació dependiente de la exportación de algunas materias primas.
La India y Pakistán
Tras la Segunda Guerra Mundial el Gobierno inglés inició las negociaciones para la independencia de la India. La colonia estaba en una situación económica gravísima. En el orden político, el problema más arduo lo planteó la Liga Musulmana que se oponía al Partido del Congreso, el primer núcleo unificador del independentismo político indio. Esta Liga, dirigida por Muhammad Ali Jinnah, exigía la partición de la India y la creación de un Estado musulmán.
En 1947 todos aceptaron la división y la independencia se hizo efectiva. En la partición de territorios se siguió el criterio de separación religiosa: los musulmanes constituyeron Pakistán (Valle del Indo y Delta del Ganges) y los hindúes la Unión de la India.
A la formación de estos estados siguió un gigantesco trasvase de población, que afectó a 13 millones de personas y una serie de matanzas horribles. Aún hoy las comunidades islámicas constituyen un problema en la India, que se traducen en estallidos de violencia y actos de terrorismo. Y persiste el problema de Cachemira, un enclave en permanente disputa entre estos dos estados que actualmente cuentan con armamento nuclear.
África
En el África austral dos colonias británicas se proclamaron independientes, aunque bajo el control de la minoría blanca: la República de Sudáfrica y Rodhesia (antigua colonia que englobaba los actuales estados de Zambia y Zimbabwe). En ambos se instauraron regímenes basados en la política de segregación racial. En Sudáfrica la política del apartheid se mantuvo hasta 1994.
Nigeria con tres grupos étnicos y religiosos distintos, proclamó su independencia en 1960 de acuerdo con Gran Bretaña. En 1966 hubo un intento secesionista de Biafra por intereses petroleros y discriminaciones religiosas que derivó en una guerra civil que duró años pero el movimiento finalmente fracasó. En la actualidad el país mantiene una guerra contra la insurgencia islamista.
Birmania
Las guerras civiles han sido una constante en Birmania desde que lograra la independencia de Gran Bretaña en 1948
Las guerras civiles han sido una constante en Birmania desde que lograra la independencia de Gran Bretaña en 1948. Las causas del conflicto radican principalmente en el déficit de derechos de las minorías étnicas que constituyen en conjunto aproximadamente el 35% de la población del país y su representación en el Gobierno, copado mayoritariamente por los bamar, la etnia predominante.
Cerca de un millón de personas forman la minoría étnica, lingüística y religiosa de los rohingya, un pueblo musulmán discriminado y perseguido durante décadas en Birmania, que recientemente ha sufrido un intento de genocidio por parte del ejército gubernamental que ha provocado cientos de miles de desplazados.
Y no hay que olvidar que los enclaves coloniales británicos de Las Malvinas y Gibraltar, como Hong Kong en su día, siguen provocando tensiones internacionales.
Decía Rudyard Kipling que el Imperio Británico tenía la función de sembrar en tierra virgen la semilla de la civilización occidental con el fin de acercar las culturas y de extender el progreso. Los resultados no pueden ser más clarificadores.
Maravilloso artículo. Faltan algunas comas para agilizar la lectura, pero el contenido es muy completo, claro y conciso. Mis dieces.