Euronews en español (YouTube)
Actualización de las 20:00 horas del 9-1-15 con nueva información
Al menos siete personas han muerto, entre ellas los tres secuestradores, en el desenlace de las dos acciones de terrorismo yihadista que han sacudido hoy Francia. En París, cuatro de los rehenes retenidos en el supermercado 'Kosher' de Vicennes habrían muerto tras la intervención policial, además del secuestrador, identificado como Amady Coulibaly, quien, presuntamente, habría sido el autor, ayer jueves, de la muerte de una policía municipal. Solo unos kilómetros al norte de París, los dos sospechosos del atentado terrorista contra 'Charlie Hebdo' en París, los hermanos Chérif y Said Koauachi, han muerto durante un enfrentamiento con la policía en la imprenta en la que se habían atrincherado. Esta misma tarde, a las 20.00 horas, ha comparecido el presidente de la República francesa, François Hollande, para informar del conjunto de las operaciones, que han conmocionado a los franceses, y al resto del mundo, durante toda la jornada.
La religión no solo es el opio, es el crimen y la crueldad más absoluta. No siembran mostaza sino cizaña. ¡Sois estiércol, ñosta, bosta, cagarruta, malditos seáis y malditos sean vuestros dioses por siempre jamás amén!
Hace unos años leí una obra titulada Memoria contra la religión de Jean Meslier.
Esta obra que había sido escrita hace más de doscientos años es de vigente validez en la actualidad y creo que merece ser leída y releída y de principio la aporto de prueba para ña propuesta que realizo en estos párrafos.
Yo he sido educado profundamente en la religión cristiana católica, al leer esta obra pude ver toda la historia sagrada que había estudiado de niño desde una perspectiva muy diferente a como lo había entendido entonces: Dios era un ser omnipresente y todopoderoso que para mayor orgullo de los creyentes, durante siglos guerreó contra quienes no creían en su poder. Por primera vez entendí el temor a dios en toda su extensión y lo que significaba para la sicología humana. Curiosamente ese dios es el mismo dios en quien creen judíos, cristianos y musulmanes y que se recreó en la novela sagrada que es común a todo ellos.
De lo que conozco de los años de la historia más reciente del mundo occidental a mi edad y desde mi atalaya cultural, he llegado a la conclusión de que la gran mayoría de las guerras de las que he tenido noticia han sido guerras de religión aunque fuera ocultas tras intereses patrióticos o de nobles linajes. Cristianos, judíos y musulmanes siempre envueltos en guerras sangrientas e inexplicables y construyendo luego la historia para mitificarla. Incluso en las guerras del siglo XX en su gestación y desarrollo, las distintas religiones han tenido protagonismo y trascendencia. Sirva de ejemplo que tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la guerra que continuó tras su fracaso tuvo un importante aliento, justificación y sostenimiento de la Iglesia Católica quien en definitiva fue la mayor beneficiada con la victoria. En definitiva y en el fondo todo lo que estamos viviendo en estos años de enfrentamiento de todo tipo por todos los rincones de la Tierra entre cristianos, musulmanes y judíos, no deja de ser algo más que una continuación de todas aquellas guerras.
Este odio secular entre religiones es la madre de todas las guerras.
En el actual entorno social y político en el que desde todos las opiniones correctas se pretende reconstruir el mundo desde un lado más humano y complaciente, entre todos estamos tratando de establecer normas para que las ideologías que se entienden violentas y alentadoras de la violencia sean ilegalizadas y perseguidas: el nacionalsocialismo, el racismo, la exaltación del odio… tratando por todos los medios que pierdan influencia y poder hasta llegar a desaparecer.
Entiendo que por esa misma razón y proyección social y política a un futuro mejor, que en bien de la humanidad deberían de abolirse las religiones progresivamente a corto plazo. No deberíamos permitir su publicidad, su estrategia de apariencia benéfica y su propagación y su filtración en la población con el único fin de perpetuarse en el poder al que le trasladan el poder divino necesario para gobernar.