Turquía se negó a ratificar la convención de la OIT sobre seguridad en las minas

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El asesor de Erdogán Yusuf Yerkel da una patada a un manifestante ya reducido por dos soldados en Manisa. / Efe
El asesor de Erdogán Yusuf Yerkel da una patada a un manifestante ya reducido por dos agentes en Manisa. / Efe

En varias ocasiones hemos dicho en estas páginas que en Turquía las cosas no son lo que parecen. Vende una imagen moderna y europea pero no hace el mínimo esfuerzo para aproximarse a la UE. Hace solo unos días, el Tribunal de Estrasburgo condenó al Estado turco a indemnizar a los desaparecidos durante la invasión militar de Chipre del año 1974. Condena firme que debe ejecutar. Sin embargo, al ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, le faltó tiempo para decir que Turquía no pagará esa multa ni ninguna que tenga que ver con la división de Chipre, un país miembro de la UE.

De la misma forma, Turquía pasa por ser un país democrático, pero figura en las listas negras en lo que concierne a libertad cultural, científica y religiosa, manteniendo en la cárcel a decenas de periodistas. Tayip Erdogán, cuando llegó hace una década al poder, declaró la guerra a la tortura –“tolerancia cero”, dijo- pero la realidad es bien distinta y hasta sus guardaespaldas, e incluso él mismo, están acusados de golpear a quienes le responsabilizan de la muerte de más de 300 mineros en Soma.

Resulta verdaderamente asombroso ver la fotografía en la que Yusuf Yerkel, uno de sus asesores, se dedica a patear a un manifestante que está siendo reducido por dos uniformados. Y aún es más increíble el vídeo que se ha difundido por todas las redes [ver abajo] en el que se aprecia cómo el propio primer ministro da un puñetazo a una persona que, al parecer, ni siquiera le había increpado. La imagen, a la que se da credibilidad en los medios turcos, corresponde al momento en que Erdogán, acosado por los manifestantes y rodeado de guardaespaldas, tuvo que refugiarse en un supermercado en la ciudad de Manisa, próxima a la mina siniestrada.

La tragedia de Soma también ha revelado que los buenos resultados económicos conseguidos por Erdogán lo han sido a costa de uno de los sistemas laborales más precarios del mundo, en el que el 40 por ciento de la mano de obra trabaja en la economía sumergida y, por lo tanto, sin las necesarias garantías sociales; casi diez millones de trabajadores el año 2011.

Y ahora también ha salido a relucir que Turquía debía haber ratificado la convención sobre seguridad en las minas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta norma, conocida como la convención 176 (año 1995), establece una serie de obligaciones precisamente para prevenir estos accidentes y fue debatida en Turquía sobre todo cuando en mayo de 2010 fallecieron otros treinta mineros en Zonguldak. Finalmente, Ankara decidió aplazar otras dos décadas la ratificación porque, según explicó hace dos años el ministro de Trabajo, Faruk Celik, la legislación turca era suficiente.

Tal vez, si se hubieran puesto los medios humanos y materiales necesarios, se podrían haber equiparado las dos normativas, pero esos medios han brillado por su ausencia, como ahora denuncian todos los agentes sociales de Turquía, colocando a este país en el pelotón de cabeza entre los más peligrosos para los trabajadores.

Solo en el sector minero, desde el año 1955, han muerto más de 3.000 obreros en accidentes y otros 362.000 resultaron heridos. En la actualidad, y en lo que se refiere a la minería de carbón, Turquía se lleva la palma de todo el planeta: 7,22 muertos por tonelada, seguida por China, con 1,27 por tonelada. Se trata de estadísticas que se disparan desde que en 2004 su puso en marcha la privatización de las minas públicas. Volviendo a estos fríos índices numéricos, se calcula que el índice de muertes por tonelada en el sector público es del 4,41, mientras que en el privado se eleva a 11,5.

Como ya se ha publicado, en la propia zona minera de Soma ocurrieron en los dos últimos años varios accidentes, lo que llevó al parlamentario Ozgur Ozel, del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), a exigir, mediante una pregunta, que se tomaran medidas preventivas. La propuesta fue elevada a la Cámara de Ankara el 23 de octubre de 2013; el pasado 29 de abril el gubernamental Partido del Desarrollo y la Justica (AKP) dio carpetazo a la pregunta pese a que estaba avalada por el resto de la oposición.

Tampoco era la primera iniciativa de este tipo. Hubo otras semejantes en noviembre de 2012 y en abril de 2013. Por lo que se ve, la precariedad del trabajo de los mineros turcos era un clamor tan grande como el que ahora se vuelve contra el Gobierno, extendiendo la indignación por todo el país y radicalizando así a unos sindicatos que ya dejaron bien clara su oposición el pasado 1 de Mayo en la plaza de Taksim. Durante la jornada de huelga convocada este jueves por cuatro sindicatos, se registraron manifestaciones de protesta en numerosas ciudades. De acuerdo con las informaciones difundidas en Turquía, en la propia localidad de Soma cientos de jóvenes gritaban al pasar ante la sede del AKP: “El Gobierno arderá con el carbón de Soma”.

Hürriyet TV.
4 Comments
  1. loles says

    «EL PODER CREE QUE LAS CONVULSIONES DE SUS VICTIMAS,SON DE INGRATITUD». (RABINDRANTH TAGORE ).

  2. Josune Murgoitio says

    «Estambul no habla como dice», leí ayer en el libro de Orhan Pamuk. Y es muy cierto, cuando una conoce las oscuridades de Turquía la misticidad que impacta a primera vista se diluye. Un saludo Manuel¡

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