NUEVA YORK.- Tras el batacazo de las negociaciones para tumbar la reforma sanitaria de Obama son muchos los que ponen en duda la continuidad de este partido, cada vez más alejado de la base republicana, y a quien la mayoría de los conservadores consideran más un estorbo que un aliado.
Así lo atestiguan encuestas como la realizada por la consultora Pew Research Center que constata que sólo tres de cada diez republicanos califica ahora mismo al Tea Party como uno de los suyos.
Una realidad que ha empujado a muchos a considerar seriamente si ha llegado la hora de que los ultraconservadores decidan volar en solitario. Pero ¿puede este partido populista, receloso del Estado y de las ayudas sociales sobrevivir como una fuerza política independiente? Aquí van algunas pistas para contestar a esta cuestión.
Los republicanos pueden permitirse perder a los miembros del Tea Party
Aunque el Tea Party ayudó en su momento a revitalizar al partido republicano, los conservadores moderados siguen siendo mayoría en el Capitolio, tal y como se ha demostrado en las últimas votaciones.
En números exactos, de los 435 congresistas que componen la Cámara de Representantes tan sólo 47 de ellos pertenecen al Caucus del Tea Party.
Tampoco parece probable que el Tea Party consiguiera arrastrar tras de sí a una legión de votantes, sobre todo si tenemos en cuenta que un 76% de los seguidores de esta facción se sienten plenamente identificados con los líderes republicanos.
Tras la caída de Ted Cruz, no hay un líder consolidado
Hasta hace apenas unos días el senador texano Ted Cruz era uno de los grandes favoritos para erigirse como el nuevo líder de la ultraderecha estadounidense.
Cruz, que apenas lleva 11 meses en el Congreso, saltaba a la fama el pasado mes de septiembre cuando conseguía permanecer en el podio del Senado durante 21 horas seguidas, tiempo que aprovechó para cargar contra la reforma de Obama.
Precisamente el empeño de Cruz por tumbar el Obamacare ha sido el responsable de su ascensión, pero también de su caída. Por eso si en junio la popularidad del senador entre sus seguidores rozaba el 74%, tras el batacazo de las negociaciones en el Congreso un 31% de todos los republicanos lo consideran una molestia.
Con Cruz fuera del panorama, el Tea Party cuenta con otro puñado de nombres que podrían erigirse como los nuevos delfines, aunque ninguno de ellos ha conseguido consolidarse de momento.
Los terceros partidos nunca han obtenido grandes resultados
A pesar de que en EEUU existen multitud de formaciones política independientes, los terceros partidos nunca han obtenido grandes resultados electorales en este país bipartidista por definición, y poco dado a los experimentos políticos.
El caso más claro lo tenemos en el llamado Partido Libertario (PL), que con un 0,1% de los votos se convertía en la tercera fuerza más votada en las elecciones de 2012.
Según los expertos, este fenómeno se debe a que la mayoría de los votantes prefieren decantarse por un partido mayoritario, antes que tirar su voto a la basura. Pero existe también otra razón: empezar un partido desde cero es inmensamente caro y requiere de líderes conocidos y valorados.
En el caso del Tea Party el tema económico no sería un problema, especialmente gracias a ayudas como las de los multimillonarios hermanos Kosch, que en los últimos años han donado cientos de millones a la causa. Más complicado sería encontrar un candidato de prestigio en un país donde los políticos suelen perpetuarse en su escaño, y arriesgan poco, o casi nada.