Seis premios Emmy, dos Globos de Oro, y posiblemente una querella por parte del Gobierno libanés. La serie de TV Homeland, creada por la FOX basándose en la producción israelí Prisoners of War, ha suscitado una masiva repulsa en el país del Cedro especialmente tras el segundo episodio de la segunda temporada, Back to Beirut (Regreso a Beirut), donde la capital libanesa es retratada como un nido de terroristas y los miembros de Hizbulá ejercen un abierto control en las calles, sometiendo a la población civil a sus deseos.
"Estamos siguiendo este asunto legalmente. He presentado el asunto ante el Consejo de Ministros y el presidente ha solicitado a los ministros de Justicia y de Telecomunicaciones que estudien qué podemos hacer", ha explicado el ministro de Turismo, Fady Abboud, quien además ha lanzado una campaña local para defenderse del retrato que realiza la producción televisiva de la ciudad de Beirut. "Esta serie tiene muchos espectadores y promocionar el Líbano como una zona no segura afectará al turismo. Eso supondrá que muchos extranjeros se mantendrán alejados si han quedado convencidos [de la verosimilitud de la serie]", añadió en declaraciones a la revista Executive. "Beirut es una de las capitales más seguras del mundo, más que Londres o Nueva York", recalcó el ministro, una afirmación basada en las estadísticas de delitos comunes, si bien éstos han aumentado en los últimos meses.
Lo cierto es que todo parece desafortunado en el capítulo en cuestión: desde el título (Beirut is back ha sido titular de muchos medios de comunicación internacionales en los últimos años para destacar la resurrección de la vida nocturna y cultural de la capital libanesa, destacada por el New York Times o Lonely Planet como uno de los 10 lugares a visitar del mundo) hasta la localización del rodaje. Los productores eligieron una localidad israelí, Haifa, para grabar las escenas correspondientes a Beirut en lo que Abboud ve otro ultraje. "Nos hubiera gustado ver al equipo de rodaje aquí para grabar, nos ofende el hecho de que hayan grabado en Israel diciendo que es Beirut", ha declarado. Pero según el blog de Jad Aoun, Lebanon News: Under Rug Swept, (Noticias Libanesas: barriendo bajo la alfombra) los motivos que llevaron a viajar al país vecino -en guerra con Líbano, así como con la mayor parte de países árabes- son mucho más prosaicos.
"Según el productor Howard Gordon en una entrevista concedida en mayo de 2012, querían grabar las escenas en Líbano pero se toparon con el desafío de asegurar a los actores y al equipo de rodaje. Las compañías de seguros en Estados Unidos no proveen de cobertura en Líbano. ¿Y por qué una compañía de seguros rechazaría cubrirles? Porque consideran demasiado arriesgado fijar el precio de su prima. La seguridad en el país es, como sabemos, inconsistente, así que el productor decidió grabar en lo que considera que se parece a Beirut, y así lo hizo en Tel Aviv, según sus palabras: Israel se parece más a Beirut que el sur de California", escribía Aoun recientemente.
La estrecha y decrépita calle que, en Homeland, pretende ser la avenida comercial de Hamra, en Beirut oeste, no tiene nada que ver con la vibrante arteria comercial llena de cafés, restaurantes y tiendas que es en realidad. Las aterrorizadas mujeres veladas que aparecen en la serie no recuerdan siquiera a la mezcla cultural que suele pasear por sus calles en busca de ropa, zapatos o lencería a menudo luciendo minifalda y pronunciados escotes, y los tranquilos viandantes -muchos, estudiantes de la Universidad Libano Americana o de la Universidad Americana de Beirut, cuyos campos están en los alrededores- no utilizan las kefiyas, los pañuelos ajedrezados popularizados por los combatientes palestinos, ni los turbantes con los que son caracterizados los libaneses en la producción de FOX.
La indignación es generalizada entre una población que suele seguir las series norteamericanas. "¿Qué es esta basura? ¿Qué son todos esos turbantes? Si queréis rodar una escena en Beirut, venid a Beirut. Esto es la típica propaganda sionista imperialista. ¿El típico aspecto árabe? ¿Qué es eso?", se quejaba un internauta en el canal YouTube de Showtime. "Esto es una clara calumnia a la reputación del Líbano y a su sociedad. Primero, muestra una sola secta, y la visión que da ni siquiera es parecida a la realidad. Siento decirlo, Showtime, pero Haifa no es como Beirut ni viceversa. Segundo, la calle Hamra es una de las principales en Beirut: ¿por qué aparece aquí como un agujero de mierda? No me extraña que la gente tenga estereotipos sobre Líbano... Qué vergüenza", escribía otro.
De estereotipos sabe mucho Jad Aoun, que desde 2009 envía por correo certificados Como en Beirut a cualquier periodista o bloguero que utilice a la capital libanesa como metáfora de guerra, decadencia, caos o destrucción. Y ha tenido trabajo: ya ha confeccionado 200 de estos documentos. Uno de sus últimos hallazgos consiste en una página web dedicada a maternidad donde algunas madres lamentan haber visto su salón convertido en una suerte de Beirut tras la llegada de su recién nacido. Su blog es una constatación de cuán difícil es luchar contra el cliché de Beirut como ciudad en guerra, 22 años después del final de la misma, pese a los esfuerzos de sus habitantes por recuperar la normalidad.