"Llevamos seis días rodeados por tanques y francotiradores, sin poder salir de casa. Los carros de combate se mueven entre nuestras viviendas, [los milicianos] saquean las casas que han quedado vacías frente a[l barrio de] Baba Amr. Hoy han entrado oficialmente allí, están arrestando a todos los hombres que encuentran".
Era el colofón de una conversación mantenida a lo largo de una semana por la mensajería de una red social con un anónimo ciudadano de Homs, testigo forzado de la campaña militar con la que el régimen de Bashar Assad pretende acabar con la disidencia interna a cañonazos. Profesional con formación académica, el joven al que identificaremos como Khaled reside en Inshaat, barrio situado frente al citado Baba Amr, convertido en símbolo de resistencia contra el régimen y el más castigado de Homs, un núcleo urbano de más de un millón de habitantes, el tercero más importante del país árabe.
A punto de cumplirse una semana desde la mayor campaña militar que esta importante ciudad siria, foco de sublevación social contra la dictadura, en estos siete meses de protestas, el barrio de Baba Amr cayó ayer según testigos consultados por Cuarto Poder en manos del Ejército sirio y de los shabiha, la milicia pro-Assad. Un golpe de efecto que ha desmoralizado a los habitantes de Homs y al resto de los sirios, si bien no cejan en una revolución destinada a acabar con la dictadura que amenaza con ser transformada por el régimen en un conflicto civil. Sobre todo, tras la irrupción del Ejército Libre de Siria, una formación de disidentes que comienzan a hacerse fuertes en algunas ciudades y cuya presencia en Homs, como puede apreciarse en este video, explica que Baba Amr haya tardado seis días en caer en manos de las tropas de Damasco.
"Pertenecemos a la Brigada al Faruk del Ejército Libre de Siria", explican sus oficiales mostrando a cámara sus carnés y ataviados con sus uniformes. "Somos el Ejército Libre y hemos venido a este barrio para defenderlo", sostiene el teniente antes de dar paso a un capitán. Progresivamente los uniformados son rodeados por vecinos que les dan la bienvenida y les agradecen su presencia; al fondo, se escuchan los disparos del Ejército sirio.
Khaled explica que el lunes, el Ejército Libre abandonó Baba Amr porque "iba a ser erradicado del mapa" tras una semana de acciones que van en aumento, desde emboscadas y capturas de militares hasta bombardeos con el limitado armamento del que disponen contra posiciones oficiales. "Nos piden información sobre dónde están situados los francotiradores para matarlos, declaran toques de queda extraoficiales... Por otro lado, muchos soldados de Assad muestran simpatías hacia la revolución. Ayer mismo me paró un soldado y me pidió los papeles: tras una corta conversación me dijo que sentía mucho lo que está pasando, especialmente al ser Eid [fiesta grande musulmana] y me dijo que, si pudiera, estaría con el Ejército Libre".
En un barrio distinto de Homs se encuentra Abu Yassin, el pseudónimo de otro vecino, también de alto perfil profesional, que accede a comentar los acontecimientos en conversación telefónica con Cuarto Poder tras semanas de intentos. "Los manifestantes no tenemos armas, sólo los soldados desertores del Ejército Libre las tienen y su único objetivo es proteger a los civiles". Concebida como una fuerza militar al estilo de la creada en Libia para plantar cara a la represión y liderada por el desde el exilio turco por el coronel desertor Riad al-Asaad, que afirma tener a entre 7.000 y 10.000 hombres a su cargo -parte en territorio libanés, jordano y en Turquía, desde donde lanzan incursiones puntuales, pero el grueso dentro de Siria-, el objetivo primario del Ejército Libre de Siria son "el Ejército, la muhabarat [Inteligencia] y los shabiha", explica Khaled. "Ha habido muchas deserciones [recientes] en los barrios de Al Sbaa y Waar, que se suman a los [insurrectos] de Baba Amr".
La guerra civil se confirma, y que tiene inquietantes ramificaciones sectarias. Al reguero de crímenes contra profesionales -médicos, profesores, religiosos- de diferentes sectas que ha emponzoñado los sentimientos de la población desde hace más de un mes, se suman ahora los "bombardeos" o ataques contra los barrios alauíes de Homs. La ciudad, situada 140 kilómetros al norte de Damasco, es un crisol étnico que bien refleja la diversidad cultural siria, y también simboliza lo catastrófico que podría resultan un conflicto interrreligioso en el país árabe.
"Alguien está bombardeando el barrio Al Zahra de Homs", explica Khaled en referencia al principal barrio alauí, la secta que profesa el presidente Bashar Assad y toda su cohorte. Al Zahra, según los testimonios recabados, es protegida por puestos de control llevados por civiles alauíes y militares o milicianos de la misma secta, que piden la identificación a cualquiera que se acerque para impedir que los suníes penetren en el mismo. "Son protegidos por el régimen porque se benefician de éste y le apoyan, no por ser alauíes", aduce Abu Yassin.
"Creo que puede ser el Ejército Libre, pero no lo puedo confirmar", dijo Khaled en referencia a la autoría de los ataques contra el barrio alauí, que sin duda escalará la tensión ínter comunitaria. "Muchos testigos han visto caer allí las bombas. Puede que sea cosa del Ejército Libre con el objetivo de aliviar la presión sobre Baba Amr y para enviar el mensaje de que bombardear Homs le va a salir caro a los alauíes", añadía el joven. El pueblo va cayendo así en la trampa de las generalizaciones: toda la comunidad alauí es juzgada por las acciones del dictador que dirige las armas del Ejército contra el pueblo al que debería defender; y los alauíes, bajo fuego suní, no tardarán en sentir amenazada su existencia por una revolución que, en sus orígenes, sólo exigía reformas democráticas y el final de la corrupción.
"Sabemos que es el régimen quien juega la carta sectaria", continúa Khaled, que comparte los temores de otras fuentes consultadas según las cuales sería el Gobierno de Damasco quien habría ordenado los primeros asesinatos sectarios para disparar así las diferencias intercomunitarias y dividir a los manifestantes. "Pero ya no aguantamos las provocaciones de los alauíes, cada vez que celebran los bombardeos contra Baba Amr o piden al Ejército que se quede en Homs".
Según Khaled, muchos de sus vecinos sólo esperan a que el Ejército Libre pida voluntarios para sumarse a sus filas y luchar contra el régimen empuñando armas, lo que implicaría un giro drástico en la insurrección siria. Abu Yassin descarta que Siria corra la triste suerte de Irak, pero sus palabras no parecen convincentes. "No odiamos a ninguna parte de nuestro pueblo, los sirios no somos sectarios. Es el régimen quien quiere crear la fitna [guerra interna]. Muchos manifestantes son alauíes, la mayoría de los intelectuales que nos apoyan son alauíes y cristianos, por eso no podrán dividirnos".
Resulta difícil saber si son sólo desertores o también extremistas islámicos -a quienes el régimen acusa de extender la revolución- de los crímenes puntuales que dividen el corazón de la ciudad y aumentan el odio. Un doctor del principal hospital de Homs explicaba a The Washington Post cómo "algunos de los cadáveres [que se reciben] han sido apuñalados de la cabeza hasta los pies, a algunos les han arrancado los ojos y otros están tan quemados que no pueden ser reconocidos". "Hombres armados extremistas están circulando por la ciudad a bordo de coches, secuestrando y matando a la gente", añadía el médico de forma anónima. Abu Yassin da otra versión de los hechos. "Es el régimen el que quiere extender la guerra sectaria, por eso las bandas de Assad asesinan a ciudadanos de una secta en sus barrios y lanzan su cadáver en el barrio de la secta contraria".
"El único bando armado, además del régimen, es el Ejército Libre", subraya este ciudadano de Homs antes de razonar su planteamiento, por el cual excluye la presencia de bandas armadas islamistas. "No se pueden conseguir armas en un régimen policial que lleva controlando Siria desde hace 40 años. Homs lleva aislada desde hace siete meses, rodeada por 55 checkpoints y cualquiera que entra o sale de la ciudad es registrado. Cualquiera con un simple ordenador portatil es detenido e interrogado, si encuentran una grabación de manifestaciones en su móvil será torturado. Además, en el caso de que tuviéramos armas, ¿de dónde íbamos a sacar municiones para mantenernos siete meses? Las únicas bandas que no tienen problema de municiones son los shabiha".
Como se puede apreciar en los vídeos captados por activistas, los shabiha protagonizaban la ofensiva que ha vivido Homs desde hace una larga semana y que se ha caracterizado por el bloqueo de toda la población civil, como explicaba Abu Yassin.
"La situación es terrible, los bombardeos son incesantes. Desde hace dos semanas Baba Amr ha estado bloqueado, además de atacado con artillería pesada y tanques. Disparan contra civiles en sus casas, en las tiendas, en las farmacias... Ha habido un centenar de mártires en estos siete días", se lamentaba el sirio, confirmando así las cifras de ONG que denuncian 110 muertos en esta ofensiva contra el barrio. "Los sacos de basura llevan dos meses sin ser recogigos, los hospitales están bajo mínimos, no se puede evacuar a los heridos por el miedo a los francotiradores y en los últimos cinco días en Baba Amr no hay luz, agua, comida ni medicinas". Un tercer testimonio, apoyado en un vídeo colgado en You Tube, explicaba cómo la madre de un manifestante herido resultó muerta en Baba Amr por un francotirador: su cadáver debió ser enterrado inmediatamente, en lugar de ser devuelto a su familia -que reside en otro barrio- porque la morgue no tenía espacio para almacenar más cadáveres. Tampoco tenía electricidad.
"Anoche no pudimos dormir por los bombardeos", explicaba el lunes un conmocionado Khaled en una comunicación que se cortaba continuamente. "Los edificios se movían por la violencia de las explosiones, lanzan bombas aleatoriamente contra el barrio de Baba Amr. De repente, esta mañana, pararon los bombarderos. Las calles amanecieron abiertas. El barrio había sido tomado. Un centro comercial de allí, The Magic Mall, ha quedado completamente saqueado por los shabiha. Un conocido mercado de frutas ha sido quemado. Parece que el Ejército Libre logró huir, pero todos los hombres del barrio han sido capturados o asesinados. Ha caido Baba Amr, pero no Homs: hoy están bombardeando en Talbisa, al este de la ciudad. Es un duro golpe para nosotros, pero seguimos pensando que nada va a doblegar nuestra voluntad: han tomado Baba Amr pero no pueden tomar todo Homs". Según Naciones Unidas, ya son 3.500 los muertos en Siria desde que comenzó la represión. De ellos, las ONG sirias afirman que 1.500 perecieron en Homs.
Esperamos que esto no se extienda más.