Hacía años que no se recordaba una conmemoración de la Nakba tan sangrienta. Ayer, las concentraciones en recuerdo de las expulsiones de árabes que implicaron la creación de Israel se cobraron al menos 14 muertos en las fronteras del Estado judío, 10 de ellos en territorio libanés, donde también se produjero 112 heridos. En los límites de Gaza, Cisjordania y el Golán ocupado, es decir, de cada uno de los territorios que sigue invadiendo Tel Aviv, se vivieron protestas parecidas también confrontadas por fuego.
Los acontecimientos en Marun al Ras, en la frontera libanesa, fueron los más violentos y también los más preocupantes, dado que se producen en una zona donde la seguridad es controlada por las tropas del país del Cedro pero apoyada por la FINUL, la Fuerza Internacional de Naciones Unidas para el Líbano. Allí miles de refugiados se dieron cita como cada año para recordar la fecha -conocida en árabe como la Catástrofe- en la cual 760.000 palestinos abandonaron o fueron obligados a abandonar sus casas en 1948. En palabras de uno de los organizadores de la marcha, Ayad abu Aynan, el objetivo de la marcha es “recordar a las jóvenes generaciones nacidas fuera de su patria que la tierra de sus ancestros fue robada por los judíos”, y para ello se suelen fletar autobuses desde los 12 diferentes campos de refugiados palestinos del Líbano, que albergan a 400.000 personas.
Una vez en la frontera, decenas de jóvenes trataron de acercarse a la valla que marca de forma provisional el límite entre ambos estados pese a los intentos de los uniformados libaneses de contener la manifestación en los lugares asignados. Los palestinos lanzaron piedras contra los soldados israelíes. Estos respondieron con fuego real y botes de humo, según los medios libaneses y los periodistas que estaban en la frontera. Tel Aviv alega que fueron disparos de los soldados libaneses los que abatieron a los manifestantes.
Beirut interpuso una queja formal ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas alegando que los disparos contra civiles desarmados “constituyen un acto de hostilidad y resalta una vez más la violación de la soberanía libanesa por parte de Israel y su poco aprecio por las resoluciones de la ONU”. El primer ministro en funciones Saad Hariri también condenó "duramente las continuas violaciones de los Derechos Humanos de Israel y el hecho de que encare movimientos pacíficos de ciudadanos árabes en Líbano, el Golán o Palestina con asesinatos y muerte”.
En Siria, las marchas también tuvieron un simbolismo especial no tanto por la Nakba en sí sino porque este tipo de demostraciones son raras en el país de Bashar Asad, lo que lleva a vincularlas con la convulsa situación interna que vive la nación árabe. Miles de jóvenes se acercaron a los altos del Golán ocupados e incluso decenas de ellos lograron atravesar la frontera sin que los agentes sirios tratasen de intervenir, lo que hace pensar en el consentimiento de Damasco. Los disparos israelíes habrían causado entre dos y cuatro muertos, según las diferentes fuentes. Se estima que un centenar logró llegar a la localidad drusa de Majdal Shams: fueron devueltos anoche tras una exhaustiva operación de búsqueda del Ejército israelí. Damasco, inmersa en una sangrienta represión de las manifestaciones pacíficas que exigen reformas democráticas, tachó la respuesta israelí de “criminal”.
En Gaza y Cisjordania se vivieron escenas parecidas. Al menos 125 palestinos resultaron heridos, cinco de ellos de gravedad, cuando carros de combate israelíes abrieron fuego contra los 1.000 manifestantes que se dirigieron al cruce de Erez -que marca el límite entre la franja palestina y el territorio israelí- para conmemorar su catástrofe. Al sur de Gaza, en Rafah, fueron 5.000 personas las que se concentraron en el 63 aniversario de la Nakba.
En Hebrón, Ramala y el Jerusalén ocupado las protestas también fueron violentamente reprimidas: 12 heridos en la primera localidad, 17 hospitalizados en la segunda y 36 arrestados en la tercera. Incluso en Jordania y Egipto, los únicos estados árabes con los que Israel mantiene relaciones diplomáticas -Mauritania las congeló tras el cruento ataque contra Gaza de 2008- las manifestaciones fueron numerosas y reprimidas por las fuerzas de Seguridad locales: hubo seis heridos en Amán y 24 en el Cairo.
Se estima que los 760.000 refugiados originales de 1948, sumados a los exiliados de 1967 y a sus descendientes, suman ya más de 4 millones de palestinos a los que se exige que se reconozca el derecho al retorno. Israel se niega a contemplar dicho derecho en ningún borrador de acuerdo de paz. Las condiciones de vida de los refugiados palestinos, establecidos en Líbano, Jordania, Siria y Egipto principalmente, suelen ser dramáticas y dependen en gran medida de la caridad de las organizaciones internacionales.
Hoy mismo he contemplado por enésima vez el documental que sobre el «Holocausto» desde hace un tiempo se nos ofrece en el Museo Reina Sofía de Madrid. Ha sido después de la comida y, como siempre, casi vomito con las imágenes que se nos ofrece en el mismo.
Conozco a una persona que, muy amablemente…, un día me dijo que si los nazis cometieron aquellas acciones «su razón tendrían». Aquel día sí vomité. ¡No se puede ser más perverso que, sabiendo que a tu familia la trataron aquellos asesinos con su «amabilidad» venga a hablarte con semejante agresividad.
En esa tipa no vea más que a una perturbada. No hay otra explicación.
En la actual acción contra los palestinos creo observar una falta de humanidad, casi tan elevada como la que mi «conocida» emplea para con el que suscribe.