Turquía, acusada de cientos de desaparecidos y de usar armas químicas

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En Turquía no hay ninguna guerra; lo único que hay es la lucha de una democracia contra el terrorismo del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Si Bagdad y los Estados Unidos le dieran luz verde, el Ejército turco acabaría de un plumazo con las bases de este grupo terrorista en el norte de Irak.

Aunque parezca mentira, después de 26 años de guerra no declarada, esta sigue siendo la tesis oficial del Gobierno turco sobre un conflicto que ya se ha cobrado 40.000 vidas, la mayor parte civiles kurdos.

La realidad sin embargo es muy distinta y solo es necesario recorrer las zonas más sensibles de Turquía para comprobarlo. No hay día sin enfrentamientos armados, sobre todo en la zona montañosa de la frontera, pero también en lugares tan apartados como Ovacik o Nasimiye, a más de 400 kilómetros en el interior de Turquía, prácticamente en el centro de la Anatolia, o en Hatay, a más de 600, en la costa mediterránea.

La omnipresencia de fuerzas, controles y bases militares en aldeas, pueblos o ciudades, protegidas por tanquetas, blindados, barreras de alambre de espino, parapetos con sacos terreros y torretas de vigilancia dan más bien al viajero la impresión de estar atravesando un país en guerra.

Una tanqueta de la Jendarma patrulla por las calles de Tunceli. FOTO: Manuel Martorell

Algunas de las posiciones militares en las zonas más conflictivas, como la citada región limítrofe con Irak, recuerdan más a las películas de Vietnam que a los cuarteles de una democracia con un problema de violencia terrorista. Durante el día menudean los operativos contraguerrilla, con columnas de soldados en uniforme de combate; por la noche, las unidades del Ejército se parapetan tras los perímetros defensivos y, antes de llegar a los numerosos controles, se obliga a los automóviles a avanzar lentamente con las luces apagadas para que los focos no iluminen posibles blancos.

No es esta la única comparación que se ha hecho de esta guerra con Vietnam. La revista alemana Der Spiegel acaba de confirmar que el Ejército turco ha utilizado en su lucha contra el PKK armamento químico. Este grupo, que también figura en las listas terroristas de EEUU y la Unión Europea, lleva años denunciando el uso de armas prohibidas y, para demostrarlo, solía exhibir fotografías de guerrilleros con los cuerpos horriblemente deformados.

Según acaba de informar el prestigioso semanario alemán en su última edición, Hans Bauman, un experto en falsificación de fotografías, ha avalado la autenticidad de unas instantáneas de este tipo tomadas en septiembre de 2009, mientras que forenses del Hospital Universitario de Hamburgo habrían asegurado que las mutilaciones y la deformación de estos cadáveres correspondería a la acción de agentes químicos. Como consecuencia de esta revelación, el partido de Los Verdes ha exigido una explicación al Gobierno turco, para quien todo sería producto de las maniobras propagandísticas del PKK.

Sin embargo, esta no es la primera investigación sobre el uso de armas químicas por parte de Ankara. Hace dos años, el Gobierno Regional del Kurdistán de Irak, que controla la zona donde el PKK tiene sus bases, tuvo que enviar una comisión tras las denuncias de varios lugareños quejándose de que en los bombardeos del Ejército turco se estaban utilizando este tipo de armas.

El ex vicealmirante Atilla Kiyat durante su intervención televisiva. FOTO: Haber Turk TV

Pero lo que estos días de agosto ha provocado una verdadera conmoción en Turquía han sido las declaraciones realizadas ante las cámaras de Haber Turk Televisión por el ex vicealmirante Atilla Kiyat. El conocido ex mando del Ejército participaba el 2 de agosto en un debate televisivo en el que uno de los contertulios sacó a relucir el asunto de las desapariciones y ejecuciones sumarias durante la “guerra sucia”.

Kiyat, en vez de negar estos hechos como se ha hecho durante quince años, y ante la sorpresa de todos, confirmó lo ocurrido pero explicando, a continuación, que ningún oficial habrá cometido tales crímenes sin la autorización de sus superiores, que todo aquello se hizo siguiendo la cadena de mando y que esa cadena termina en el primer ministro y en el presidente de Turquía.  “Todos estaban de acuerdo; también es un problema del presidente o de la primera ministra”, dijo explícitamente Kiyat refiriéndose a Tansu Ciller, la primera ministra que con “mano de hierro” gobernó Turquía entre 1993 y 1996 al frente del partido liberal de la Recta Vía (DYP).

En opinión de Atilla Kiyat, las desapariciones y ejecuciones sumarias “formaban parte de una política de Estado aceptada por todos”. “¿A ver quién dice que no fue una política de Estado?”, retaba a sus contertulios. El ex vicealmirante no se detuvo en esta sorprendente revelación; también insinuó que todo había sido un fracaso. “Lo único que hemos conseguido es que toda una generación de jóvenes nos odie en esa zona”, añadió refiriéndose a las provincias kurdas, que se extienden por el tercio más oriental del país englobando una población de casi 20 millones de personas.

Familiares de desaparecidos convocados por las Madres de los Sábados en Istanbul. FOTO: Ozgur Ulke

Cinco días después, varias organizaciones de derechos humanos, entre ellas las llamadas Madres de los Sábados, interponían una denuncia ante los tribunales por crímenes contra la humanidad contra los máximos responsables del Estado turco. Velat Demir, hermano de uno de los desaparecidos, leyó a la salida de los Juzgados de Sultanahmet, en Istanbul, una larga lista con los mandos políticos y militares acusados, entre los que sobresalían, además de la citada Tansu Ciller, el también derechista y ex primer ministro Suleimán Demirel, Mesut Yilmaz, del partido Anap, y el islamista Necmetín Erbakán.

Según las estadísticas de las Madres de los Sábados, que reciben este nombre por concentrarse todos los sábados frente al Liceo Francés de Galatasarya, en la parte europea de Istanbul, el número de desaparecidos por la “guerra sucia” sobrepasaría el medio millar. Más de la mitad, corresponderían al periodo gobernado por Tansu Ciller, destacando 224 desaparecidos en 1994 y 121 durante el año 1995.

8 Comments
  1. aguila says

    NO hay justificacion alguna para utilizar armas quimicas.

  2. celine says

    Caramba; cómo se las gasta el candidato a miembro de la Unión Europea.

  3. celine says

    De todos modos, lo que persigue Erdogan, desde hace tiempo, es despestigiar y debilitar al ejército, acabar con el legado laico de Kemal Ataturk, ¿no es así? Por eso, no da la cara y deja que se desgasten los mandos militares.

  4. enante says

    Un país así no puede entrar en la Unión Europea. Además, de pequeño me enseñaron que Turquía formaba parte de Asia. O sea, que de entrar, se debería modificar el nombre de la Unión, ya que no sería únicamente europea.

  5. mabu says

    No olvidemos el papel del ejército turco que, de siempre, fue un gobierno dentro del gobierno. Erdogan está intentando ponerlo en su sitio. Pero el ejército está infiltrado por Gladio (ver http://www.voltairenet.org/article163084.html), luego al servicio de EEUU. El papel que está jugando Turquía actualmente en el Oriente Medio no les gusta para nada. Rompió con Israel y prohibe su suelo a los aviones militares que van a Iraq y Afganisfan. Además parece ser que el PKK también está infiltrado por Gladio y la CIA (ver http://www.voltairenet.org/article166657.html). Un panorama algo complicado!
    Y en cuanto a armas químicas, no olvidemos que fueron los yanquis que primero las usaron en Vietnam, luego en la primera guerra del Golfo e Israel en Gaza etc…

  6. mario says

    esto me suena a campaña para desprestigiar a Turquia por oponerse a Israel en las últimas semanas…

  7. omenendez says

    Curiosamente, los kurdos de Turquía están locos para entrar en la UE: para ellos, es la única manera de que pare el terror.

  8. velat says

    especial interés e importancia tiene que dar muchas gracias por lo que se refiere a tipo

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