La capital de la yihad en Irak (II)

6

  

El coronel Qader recibe en su despacho de Baaquba al capitán estadounidense Brandon. / Reportaje gráfico: Mónica G. Prieto.

Qader no se atreve a salir de su estación de Policía, situada en el centro de Baaquba. Dice no temer a Al Qaeda, sino a sus mandos en el Ejército, con quien mantiene una disputa legal [ha sido acusado de corrupción] que le ha llevado a prisión. Pero los oficiales norteamericanos confían en sus aptitudes para controlar la seguridad, si bien temen que las acusaciones de haber recibido sobornos sean ciertas. “Ha demostrado estar bien preparado para estabilizar Baaquba, y eso no es fácil”, explica el capitán Joshua Brandom, al mando de la 2 Compañía de la Brigada de Combate Stryker. 

“Buhriz es el lugar con más actividad insurgente de todo Irak”, confirma el teniente Rendon, uno de sus hombres. “Es la capital de las milicias”. Las tropas estadounidenses lo saben, y de ahí que el lugar sólo sea visitado por la Brigada de Combate Stryker. Sus uniformados emplean vehículos Stryker, “los más rápidos y versátiles para situaciones de combate”, se vanagloria Rendon, dotados de un oteador y tres tiradores que suelen llevar munición y armamento mayor como bazookas a bordo de los blindados. En las horas previas a la visita, la unidad estuvo bombardeando con morteros presuntas posiciones insurgentes situadas cerca de la base norteamericana de Warhorse, al norte de Baaquba. “Es sólo para recordarles que estamos aquí”, continúa Rendon. 

Restos de coches patrulla reducidos a chatarra, ante la comisaría.

A bordo de los Strykers llegan a las calles de la ciudad para visitar a sus mandos locales, evaluar las condiciones de seguridad y las necesidades de la zona. Ante la principal comisaría de Buhriz, los Stryker se paran en seco en un lateral de la carretera, al lado de una montaña de coches de la policía reducidos a chatarra por explosiones, recuerdo del peligro que entraña ser agente en el área de Baaquba. Los 30 uniformados de la compañía norteamericana adoptan posiciones de combate cubriendo los escasos 40 metros que separan a los Strykers de la comisaría. En su interior, el teniente coronel Hamed Husein Adwan acepta ser entrevistado pero rechaza dejarse fotografiar por temor a las milicias. 

“Ya hemos tenido 26 mártires, policías que venían a trabajar cuando fueron asesinados”, se lamenta. Él sí habla del 10% restante de Baaquba que no controlan las fuerzas de Seguridad, aunque insiste en minimizar la amenaza. “Allí hay gente que sigue atemorizando a la población. Todavía se producen incidentes menores, pero sobre todo fuera de la ciudad. Salen a los poblados, atacan y regresar para impedir ser vinculados con los hechos. Aunque antes era mucho peor, nuestros problemas no han desaparecido”. 

El teniente coronel tiene dos balas en un hombro como recuerdo del reinado de Al Qaeda en Baaquba. “Entre 2004 y 2009 controlaron la región. En 2004 no era tan malo, se concentraban en atacar a las tropas americanas, pero tras las elecciones de 2005 [y la guerra civil] todo cambió. Nadie podía trabajar de forma autónoma, toda la población de Diyala está a sueldo de ellos. Hasta los campesinos se volvieron asesinos. A quienes se atrevían a ponerse un uniforme del Gobierno le mataban en las calles, a los ricos les robaban y asesinaban, secuestraban y violaban a las mujeres… hasta que la gente se atrevió a combatirles”. 

Niños en la ciudad de Buhriz.

Al Qaeda fue vencida en terribles y desproporcionadas batallas estadounidenses pero, sobre todo, gracias al rechazo masivo de su población. Pero la herencia es muy pesada. Antes, durante el régimen de Sadam, en Buhriz sólo había una comisaría de policía. Ahora hay cinco. Adwan admite que “Al Qaeda intenta rehacerse, pero las fuerzas de Seguridad somos mucho más fuertes que antes y la población ahora les detesta, ya no es como antes”. Su peligro, explica su homólogo para el norte de Buhriz, es que “todas las milicias tienen comandos en otros puntos de Diyala y también fuera de Irak, y tienen capacidad para ir y venir, esconderse, reaparecer, atacar y volver a desaparecer”, prosigue el teniente coronel Diwasalem

“Al Qaeda siguen siendo los más peligrosos porque tienen apoyos en países poderosos y mucho dinero, pero no hay que menospreciar a los Naqsabandiyah. Son malos tipos”, afirma mientras muestra una gruesa carpeta con órdenes de arresto contra miembros de dicho grupo.  “Ahora podemos patrullar nuestra zona al 100%”, afirma por su parte Diwasalem. “Entre la Policía y el Ejército iraquí no queda mucho remanente de Al Qaeda, pero el problema es que no podemos cuantificarlo. Muchos huyeron, a otros los matamos y otros fueron detenidos, pero estamos seguros de que han reclutado a nuevos miembros a los que nadie conoce y que están dispuestos a atacar”. 

Los taxistas, desesperados por la falta de trabajo.

La razón de que sigan encontrando terreno fértil para crecer en Diyala se encuentra en las desiertas calles. Al joven taxista no hay que insistirle mucho para que se lance a hablar sobre la situación. “No hay trabajo”, dice exasperado. “La gente no sale por miedo, no hay fábricas, ni empleo estatal… ¿de qué pretenden que vivamos? Todos tenemos familias que alimentar”. El coronel Qatar lo confirma: “En Baaquba, el 80% de la población está en el paro, y al 20% restante le paga las fuerzas de Seguridad”. Si, como afirma el coronel, “Al Qaeda carece de ideología, sólo es una banda de gánsteres con suficiente dinero para reclutar gente” y el Gobierno central o provincial no genera trabajo, la ecuación arroja resultados inquietantes: o se invierte en el empleo, o en el futuro el grueso del 80% de los parados devorarán al 20% responsable de la Seguridad. Es sólo uno de los muchos peligros del nuevo Irak.

6 Comments
  1. mnicacano says

    Muy bueno, igual que el anterior… pero si se me permite una crítica desde mi humilde situación… echo en falta las voces de la gente de la calle, como la del taxista ¿sabes? La opinión de alguién que esté dentro de ese 80% de parados, o la visión de ese 20% que recibe dinero de las fuerzas de seguridad… ¿Qué piensan los que están cualificados para trabajar y no tienen salida? Algún testimonio de alguien normal, de un simple ciudadano de a pie que no esté vinculado directamente con la lucha armada, los testimonios de esos campesionos «que también matan»…estaría bien,¿no?

  2. Mónica G. Prieto says

    Querido Mnicacano, hubiera sido un placer haber hablado con los civiles sino fuera porque iba empotrada con las tropas estadounidenses, lo que suele disuadir a la población de cualquier intento de conversación. Le remito a mis crónicas de años anteriores, donde sólo hablaba con civiles, para poder saber qué piensan de todo lo ocurrido en Irak. Las puede encontrar en el archivo de elmundo.es. Gracias.

  3. mnicacano says

    Ok Mónica! Claro, no había caído en que ibas empotrada… Lo siento si te ha molestado mi comebtario, no era mi intención,ok? De todos modos, me gusta cómo escribes, así que me adentraré en el archivo de elmundo.es para saber más de ti y de Irak. Muchas gracias por contestar!

  4. mabu says

    Leete por ejemplo este articulo que da buenas pistas. Hay otros en Rebelion que tambien esclarecen:

    http://www.rebelion.org/noticia.php?id=102593&titular=la-destrucci%F3n-del-estado-como-objetivo-de-guerra-

  5. mnicacano says

    Muy bueno mabu el artículo. Ya tengo el libro apuntado en mi lista de compras imprescindibles!

Leave A Reply