Google decide barrer su casa

Google ha decidido que ya había llegado la hora de barrer de su casa toda la suciedad que le estorba. Para ello ha echado mano de un nuevo algoritmo que lleva meses en funcionamiento en Estados Unidos, pero que acaba de llegar al mercado español para descolocar todas las piezas del puzzle sobre el que venían jugando hasta este momento las webs de este país.

Las reglas del juego han cambiado y más allá del dato concreto sobre el efecto que tendrá la introducción de este remozado algoritmo en el tráfico (algunos análisis apuntan a que serán los medios digitales los que más se beneficien del nuevo procedimiento), lo importante de este asunto radica en la apuesta que hace el todopoderoso buscador por el contenido propio y con un valor añadido, penalizando, por contra, a aquellas páginas que basan su razón de existir en la agregación o réplica de contenido sin aportar nada a la ya abundante oferta informativa que nos ofrece hoy la Red.

Con el desarrollo de Google Panda, -así se ha bautizado el invento-, la compañía de Mountain View trastoca sus tradicionales reglas de SEO (posicionamiento web) para dar entrada a criterios de calidad más enfocados a la mejora de la experiencia del usuario y al valor intrínseco que reside en los contenidos que un sitio web crea y pone a disposición de la comunidad. Basta ya de copias baratas y de piezas al peso. Y esto es un elemento positivo en el actual contexto de superabundancia informativa y de dictadura del "click".

Google da así la espalda a aquellas webs que construyen sus muros a la caza de visitas y orientadas a la creación de contenido sin valor y repetido y premia a las que se enfocan en contenido bien elaborado, sin errores ni faltas de ortografía. La manufactura industrial de piezas ya no vale. Ahora es preciso apostar por la calidad y hacer que los resultados de búsqueda que escupe el buscador proporcionen las mejores opciones a los usuarios. Directorios, guías, agregadores y otros servicios de parecida tipología van a verse muy afectados y es probable que queden fuera de los puestos de salida. En todo caso, la merma que puedan sufrir en sus cifras de tráfico aún tendrá que ser evaluada en detalle.