Aunque WeChat y Line triunfan en Asia, la aplicación de mensajería instantánea Telegram es la única que parece hacer cierta sombra en Occidente a WhatsApp, líder indiscutible en su categoría. Adquirida por Facebook en 2014, WhatsApp posee más de 1.000 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo. Mientras tanto, Telegram únicamente tiene 100 millones, pero posee mucho potencial de crecimiento y se ha convertido en objeto de deseo para gigantes tecnológicos como Google en las últimas semanas.
Telegram ganó cierta relevancia hace un par de años tras sufrir WhatsApp una caída masiva del servicio y ser, en aquel entonces, la única aplicación que cifraba todas las conversaciones y que garantizaba la seguridad de su contenido, que no podía ser interceptado de ninguna manera por terceros, ni siquiera por las autoridades.
Sin embargo, hace unos meses WhatsApp anunció el cifrado de todas sus comunicaciones –incluso de las llamadas- recientemente, por lo que lo que ambas aplicaciones ofrecen a sus usuarios ya niveles similares de privacidad. Aún así, muchos usuarios aseguran preferir Telegram, básicamente, por la “tranquilidad” que les aporta saber que sus conversaciones no están en manos de Facebook.
La base de usuarios de Telegram convierte a esta app de origen ruso en un auténtico caramelo para un gigante de Internet como Google, empecinado desde hace años en tener una red o aplicación social de relevancia que pueda competir de tú a tú con un gigante como el creado por Mark Zuckerberg, máxime ahora que Facebook centra sus esfuerzos en mensajería en el desarrollo de bots (sistemas de inteligencia artificial que permitirán a los usuarios tener conversaciones automatizadas con empresas), algo que Telegram implementó hace tiempo.
Se da la circunstancia además de que, en los últimos años, los esfuerzos que ha llevado a cabo Google en materia social no han logrado el resultado esperado. Mientras que Google+ continúa activo pero tambaleándose como un “pueblo fantasma” en el que casi no se genera actividad y Google Hangouts no ha conseguido restar usuarios a WhatsApp, otros proyectos sociales de la compañía tuvieron que ser cerrados, como Google Wave.
Ante la imposibilidad de crear un producto propio de éxito, en los últimos meses se han disparado los rumores que afirman que Google tirará de cartera para incorporar a su portfolio ese boom 2.0 que hasta ahora se le resiste. Se ha hablado durante semanas de la posibilidad de que Google comprase Twitter –compañía en horas bajas desde hace poco más de un año- pero ahora esta teoría parece perder fuelle y gana enteros la posibilidad de que adquiera Telegram.
Según varios medios rusos, Google lleva meses tentando a Pavel Durov, CEO y fundador de la app de mensajería, con 1.000 millones de dólares para hacerse con su compañía. Podría parecer una buena oferta teniendo en cuenta que Telegram todavía no es una empresa que haya conseguido rentabilizar su servicio, pero desde Moscú han negado en rotundo cualquier posibilidad de venta.
Durov asegura que no se fía de que un comprador externo como Google pueda mantener los niveles de privacidad que la aplicación ha prometido a sus usuarios. Es más, señala que no quiere ni hacer rentable la app y que no busca la monetización inmediata del servicio.
Sin embargo, mientras que Telegram niega que se hayan producido negociaciones (algo lógico si hay posibilidades de que se cierre una transacción), Google guarda silencio, lo que ha disparado aún más la rumorología. La compra del servicio le beneficiaría considerablemente y le permitiría acercarse algo más a WhatsApp y Facebook siempre y cuando desarrollara todo su potencial en cuanto a seguridad y uso de bots.
Apoyado por Google, que además posee el sistema operativo móvil más implantado en el mundo (Android), Telegram podría dar un salto considerable en cuanto a penetración en los smartphones de los usuarios a nivel mundial. Esto sí debería preocupar a WhatsApp.
Sin embargo, también hay quien considera que Google llegaría tarde –como le pasó cuando lanzó su propia red social 8 años después del nacimiento de Facebook- puesto que el dominio de WhatsApp ya es incontestable. Según algunos analistas de Wall Street, si adquiriese Telegram, estaría tirando nuevamente a la basura 1.000 millones de dólares, precisamente la misma cantidad que Facebook pagó por WhatsApp hace ya dos años.
1. La supuesta seguridad de Telegram ha sido desmontada una y otra vez. Ni se acerca al sistema usado por Whatsapp desde hace poco. El problema, en todo caso, no es la privacidad, sino el anonimato. A Facebook le importa bien poco lo que diga la gente. Lo que le importa es quién habla con quién. Esa información está presente en todos los servicios actuales de mensajería móvil y es la que vale dinero (también es la que más expone a las personas).
2. Facebook compró Whatsapp por 19.000 millones de dólares, como puede leerse en la noticia enlazada, no 1.000 millones que es lo que presuntamente Google pagaría por Telegram.
Es imposible encontrar en la prensa generalista un artículo sobre tecnología que no sea un compendio de lugares comunes, rumores o directamente falsedades. Yo ya he perdido la esperanza, pero al menos intentaré corregir la desinformación a través de los comentarios.