Aunque el desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías en nuestra sociedad nos hacen pensar que vivimos en un mundo 100% conectado, la realidad es muy distinta: en el planeta Tierra todavía son mayoría las personas que no tienen acceso a la Red de Redes y que no conocen muchos de los avances tecnológicos que en los países occidentales están a la orden del día.
Por ejemplo, los relojes inteligentes –con conexión a Internet- son artilugios conocidos por menos del 15% de la población mundial, mientras que las redes de conexión a alta velocidad –el llamado 4G- no están disponibles todavía ni en el 10% del planeta y eso a pesar de que ya hay territorios en los que se ha empezado a experimentar con las conexiones 5G.
Estos son algunos de los ejemplos de la denominada “brecha digital”, que lejos de reducirse se acentúa con el paso de los años. Así lo demuestra el estudio “Estado de la Conectividad 2015: Informe sobre el acceso mundial a Internet” que ha realizado Internet.org, la suerte de organización no gubernamental creada por Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) y que tiene como uno de sus objetivos principales llevar Internet a todas las partes del globo.
La asociación tiene mucho trabajo todavía por delante. En el informe se establece que todavía hay 4.100 millones de personas en el mundo que no poseen acceso a Internet. Es decir, el 57% de la población mundial, más de la mitad, se encuentra todavía desconectada de la Red de Redes.
El número de internautas en la actualidad se sitúa en torno a 3.200 millones de personas en todo el mundo. Si bien es cierto que hace tan sólo un año era de 2.900 millones y que el crecimiento ha sido espectacular en los últimos 12 meses, aún queda mucho para lograr conectar a toda la población mundial adulta (más de 7.500 millones de individuos).
Entre los motivos de que sólo el 43% de la población mundial se encuentre conectada a Internet destaca que más de 1.600 millones de personas viven todavía en zonas en las que no existe cobertura móvil de ningún tipo, ni siquiera con bandas 2G o 3G.
Otro de los problemas que limita el acceso de los ciudadanos a Internet es el coste de los datos. Mientras que en países occidentales como en España el precio del GB ronda los 6 euros, en los territorios más desfavorecidos o con peores conexiones a la red el coste de Internet se eleva considerablemente. Esto hace que el 43% de la población mundial no pueda permitirse contratar una conexión de 500 MB a Internet con una operadora local. Sus ingresos mensuales son inferiores al coste de una conexión mínima a la Red.
A esto se suma que a muchos lugares de difícil acceso en el planeta no llegan las conexiones terrestres a Internet. De hecho, 2.700 millones de personas dependen de las redes móviles para poder acceder a la Red de Redes y eso supone que tengan que hacer un mayor desembolso económico para estar online. Se calcula que los individuos que deben conectarse a Internet a través del teléfono pagan hasta tres veces más por el mismo ancho de banda que quienes lo hacen a través de líneas terrestres.
Junto a las limitaciones técnicas y económicas se imponen otra serie de motivos, como la escasez de contenidos relevantes online en determinados idiomas. Aquí se produce otro error de percepción: mientras que el castellano es la segunda lengua más utilizada en Internet (sólo por detrás del inglés y por delante del chino) hay más de 55 idiomas que no cuentan ni con 100.000 artículos publicados en la red.
El 58% de la población mundial habla uno de estos idiomas como lengua materna, lo que supone que, aunque pudiera acceder a Internet, el conocimiento al que tendría acceso estaría muy limitado todavía.
Entre el resto de factores que influyen en el aumento de la brecha digital se encuentra el hecho de que todavía 1.000 millones de personas en el mundo no saben leer o escribir. Además, como curiosidad, en los países en desarrollo las mujeres tienen un 25% menos de oportunidades que los hombres para conectarse a Internet.
Por último, cabe destacar que alrededor del 60% de los 4.100 millones de personas que no tienen acceso a la red es capaz de entender qué significa Internet ni sabe para qué se utiliza.