Escasez de agua, reducción de las cosechas, más inundaciones, extensión de enfermedades contagiosas... Así suelen empezar las últimas películas de ciencia ficción en su versión catástrofes para situar al espectador recién sentado en su butaca. Es el contexto para contar la historia de que en el año 2.100 y algo un planeta castigado asistirá a la emergencia de una sociedad deshumanizada donde impera la ley de la selva y la mayoría de los humanos se limita a sobrevivir. El problema es que esta ciencia es cada vez menos ficción.
Como mostró recientemente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), impulsado por la ONU, la alteración del clima está siendo peor de lo estimado. En marzo de 2014 está previsto que el IPCC dé a conocer la segunda parte de su Quinto Informe de Evaluación (AR5, por sus siglas en inglés), que analiza las consecuencias que tendrá el calentamiento global y las principales vulnerabilidades de ecosistemas y sociedades humanas. Pero no hace falta esperar hasta entonces para saber sus resultados.
En la presente edición de la revista científica PNAS, 30 equipos de investigadores de una docena de países, muchos de ellos participantes en el IPCC, sintetizan lo que se sabe hasta ahora del impacto del calentamiento global. A lo largo de una decena de investigaciones, en las que usan un enfoque multidisciplinar y combinando varios modelos climáticos, anticipan el estado de elementos y sectores claves para la sociedad actual. Desde la disponibilidad de agua, hasta la extensión de la malaria, todo se verá afectado por la elevación de las temperaturas.
"Los resultados indican claramente que los impactos sobre la naturaleza y la sociedad se incrementarán con cada grado de calentamiento global", dice en una nota Katja Frieler, experta del ISI-MIP. En este proyecto, coordinado por el Instituto Postdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático, participan más de un centenar de científicos y está dedicado a recopilar y analizar conjuntos de datos climático de todos los sectores. PNAS publica ahora sus últimos resultados.
Con un aumento de sólo 2º de temperatura, para final de siglo, el 15% de la población mundial tendrá serios problemas para conseguir agua. Hoy, los que viven en un régimen de escasez hídrica severa, situado en 500 metros cúbicos por persona y año, suponen apenas el 2% de la población. Dentro de esa cifra no sólo están las necesidades para beber y aseo, también incluye el agua necesaria para la agricultura y los usos industriales. Según uno de los estudios, aunque el principal factor causante de la escasez será el aumento de la población, hasta el 40% del problema se deberá al calentamiento global.
En otro de los informes, se analiza la distribución geográfica de la sequía. Todas las combinaciones de modelos climáticos simulados muestran que los episodios de bajas precipitaciones irán en aumento, aunque su impacto regional será desigual. En las 35 simulaciones realizadas, América del Sur y las zonas occidental y central de Europa verán incrementar los periodos de sequía en un 20%. Sin embargo, las situaciones más severas se darán en aquella regiones que ya tienen problemas, como Oriente Medio, el sudeste de Estados Unidos, la región sur de Australia o la Europa mediterránea.
De forma paralela, la alteración de los patrones climáticos existentes antes de la Revolución Industrial también provocará un aumento de los episodios de inundaciones y lluvias torrenciales. Usando nueve modelos hidrológicos diferentes, otro grupo de investigadores dibuja un futuro en las próximas décadas en el que el riesgo de inundaciones aumentará en la mayor parte de Siberia y el sudeste de Asia. Sin embargo, disminuirá en la Europa central y del norte y amplias zonas de América del Norte. En total, entre un 30% y un 50% de las cuencas de los ríos se verán inundadas con mayor frecuencia.
Las actividades humanas más relacionadas con la naturaleza serán las más afectadas, en especial la agricultura y la ganadería. En cuanto a la primera, el calentamiento va camino de provocar una enorme traslación de la producción de cereales. Los cuatro grandes granos que alimentan a la humanidad, maíz, trigo, arroz y soja, sentirán el impacto del cambio climático. Con que la temperatura aumente un sólo grado, por ejemplo, las dos primeras gramíneas tendrán difícil rendir en las latitudes mas bajas del planeta. Por el contrario, su producción podría aumentar en el norte. Sin embargo, en conjunto, la producción agrícola podría verse reducida en un 17% para 2050. Un estudio señala que, de forma paralela, los precios en origen de estos productos podrían subir hasta en un 20%.
Otro de los impactos analizados es el de las enfermedades contagiosas, ejemplificado en la malaria. Partiendo de su distribución actual y modelando varios escenarios según el aumento de las temperaturas y el cambio en el régimen de lluvias, esta enfermedad irá extendiéndose cada vez más al norte y a regiones más elevadas. Pero al menos podría reducir su incidencia en las regiones que más castiga hoy.
Para acabar dibujando el futuro, uno de los trabajos analiza la capacidad de la cubierta vegetal del planeta de retener el CO2 y así balancear el clima global. En el peor de los escenarios, con una subida de la temperatura media del planeta en 4º, las plantas empezarían a no ejercer su función como sumideros de carbono. Estresadas por la temperatura y la escasez de agua, las grandes masas forestales del Amazonas o el bosque boreal circumpolar acabarían por liberar más CO2 del que capturan. Sería casi la tormenta perfecta: una cantidad extra de carbono en la atmósfera provocaría un aumento de las temperaturas y vuelta a empezar.
"La película del impacto del cambio climático está lejos de estar completa, en particular en lo que se refiere a las consecuencias socioeconómicas", dice el director de Instituto Internacional para el Análisis Aplicado de Sistemas y coautor de varios de los estudios, Pavel Kabat. Pero añade: "Tenemos hoy ya suficientes certezas sobre los impactos del cambio climático para reconocer que es el momento de actuar".