Una de cada tres ciudades europeas aún no cuenta con algún plan para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En España la cosa es todavía peor. Según un estudio paneuropeo, sólo la mitad de las urbes españolas ha puesto en marcha alguna estrategia para mitigar el cambio climático. Y de planes para adaptarse a sus efectos casi mejor ni hablar. Sólo hay dos áreas urbanas con programas específicos de adaptación climática.
Las ciudades están entre los principales responsables del cambio climático. Aunque las cifras varían según qué se incluya, las urbes emiten entre el 30% y el 80% de los GEI. Exigen además el 80% de la demanda energética mundial. Al mismo tiempo están entre las mayores víctimas del calentamiento global si éste no se detiene. Su alta densidad de población, sus variadas infraestructuras y la concentración de la mayor parte del valor agregado tanto económico como social en las áreas urbanas explican su vulnerabilidad climática. Sin embargo, apenas se sabe de lo que están haciendo para mitigar o adaptarse a un fenómeno del que son causantes y víctimas a la vez.
En uno de los mayores intentos de ofrecer una visión global de la situación en Europa, una decena de investigadores han prescindido de las declaraciones de los políticos y han ido a los hechos. Han buscado y rebuscado entre los documentos de planificación y políticas estratégicas aprobadas o puestas en marcha por las autoridades municipales, pero también las regionales y estatales con impacto local, de 200 ciudades de 11 países europeos. Querían saber qué se estaba haciendo realmente para reducir las emisiones GEI (planes de mitigación) y para adaptarse a un futuro escenario climático diferente al actual (planes de adaptación).
"Las ciudades españolas están a la cola, junto a países como Italia", dice la investigadora del BC3 Basque Centre for Climate Change y la Universidad de Cambridge, Marta Olazábal. Coautora del estudio, Olazábal explica que, de las 26 ciudades españolas analizadas, sólo 13 tienen algún plan local de mitigación y otras dos de adaptación. "La mitigación está más avanzada pero es gracias al apoyo de las redes internacionales como el Pacto de los Alcaldes", añade. Este pacto, impulsado por la Unión Europea, es el principal movimiento europeo de ámbito local en el que sus firmantes se comprometen a cumplir y superar el objetivo 20-20-20: Reducir en un 20% el consumo de energía primaria, bajar otro 20% las emisiones GEI y aumentar el consumo de energías renovables al 20% y todo para 2020.
Sin embargo, según se puede comprobar en el estudio publicado en Climatic Change, 16 de las principales ciudades españolas ni siquiera han fijado un objetivo concreto de reducción de emisiones y eso que algunas, como Murcia, Valladolid o Bilbao sí han elaborado planes de mitigación. Las tres han firmado el Pacto de los Alcaldes. Entre las medidas tipo que incluyen estos planes están las destinadas a mejorar la eficiencia energética o a impulsar el uso de energías renovables, desde normativas para hacer edificios más sostenibles hasta el despliegue de carriles bici.
Otras ciudades estudiadas, como Barcelona, Málaga, Valencia o Sevilla se han planteado reducir sus emisiones en un 20% para 2020. En el caso de Madrid, el objetivo es más ambicioso, llegar al 50% de reducción. Eso sí, para 2050. "Entre las que tiene un plan de mitigación, la mejor colocada es Barcelona", opina la investigadora vasca. Sin embargo, en cuanto a los planes de adaptación, España aún está peor. Sólo Vitoria y Zaragoza han aprobado estrategias específicas para adaptarse al cambio climático. Otras tres, Madrid, Valencia y Murcia incluyen alguna medida adaptativa en sus planes de mitigación.
Con unos objetivos a más largo plazo, los planes de adaptación buscan disminuir la vulnerabilidad de las ciudades ante la progresiva elevación de las temperaturas y la alteración de los patrones climáticos. Entre las medidas que deben incluir están un estudio previo para determinar lo vulnerable que es la ciudad, su industria, su dependencia del agua, demografía para determinar el riesgo antes olas de calor... y actuaciones adaptativas mediante un nuevo diseño urbano. "Lo ideal es que tuvieran los dos planes", se lamenta Olazábal.
La situación española contrasta mucho con la mayoría de las otras ciudades europeas analizadas. En particular, la mayor parte de las urbes británicas tienen tanto planes de mitigación como de adaptación en marcha. Les siguen las holandesas, que son muy ambiciosas. Muchas de ellas, como Nimega o Groninga quieren reducir el 100% de sus emisiones en los próximos años. En cuanto a Francia y Alemania, dos de los países cuyos líderes han levantado más la voz en las cumbres internacionales sobre el cambio climático, el estudio desvela alguna sorpresa. Las ciudades germanas, con Berlín a la cabeza disponen de los dos planes y se han fijado una reducción de CO2 y otros gases de efecto invernadero del 50% o más. Pero las ciudades galas, aunque en mejor posición que las españolas, están muy lejos de su discurso oficial. Casi el 60% no disponen de plan alguno. Olazábal Matiza que el Gobierno francés ha aprobado una ley que obliga a tener estrategias locales, así que subirán en el ranking en sucesivos estudios.
"Aún así, si se implementaran todas las medidas previstas sí se conseguirían los objetivos del 20-20-20", estima Olazábal. Esa es otra, habrá que ver en los próximos años si lo planeado por las autoridades locales acaba llevándose a cabo.