Microsoft lanza Windows 8 para no caer en la irrelevancia

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Puede parecer una osadía hablar de irrelevancia para referirse a un sistema operativo que hace funcionar a más del 90% de los ordenadores del mundo. Pero es que los personal computer empiezan a ser cosa del pasado, vivimos ya de lleno una era post PC, donde la movilidad, la ubicuidad, la conectividad en cualquier sitio y momento, están relegando a un papel muy secundario el acto de sentarse ante un ordenador. Microsoft lo sabe y, en el movimiento más importante desde que lanzara Windows 95 hace 17 años, presenta ahora Windows 8, su ¿último? intento de engancharse al futuro.

Desde hoy, la última versión del sistema operativo sobre el que Microsoft construyó su dominio está disponible en 140 países. La presentación tuvo lugar casi simultáneamente en los principales mercados a cargo de los directivos de las filiales de la compañía. Windows 8 promete ser más seguro, más eficiente, más flexible... y una serie de adjetivos más de los que acostumbran a usar las empresas tecnológicas cada vez que lanzan uno nuevo producto. Pero, al menos esta vez, estamos ante algo radicalmente distinto.

"Lo que habéis visto y oído no debe dejar duda de que Windows 8 hace añicos la percepción de lo que es realmente un PC", decía Steve Ballmer, el presidente de Microsoft, tras la presentación del nuevo sistema operativo en Nueva York. Ballmer, personaje histriónico y dado a la exageración, fue comedido esta vez. Desde que esta compañía lanzara Windows 95, ha habido seis versiones principales del sistema. La última, Windows 7, salió en 2009. Si un chaval de 17 años viajara en el tiempo hasta 1995, apenas notaría unos cuantos cambios cosméticos. La transición entre las versiones siempre ha sido suave. Pero ese chico tendrá que aprender a usar Windows 8.

A no ser que tenga un móvil con Windows Phone. Porque ahí están las bases de Windows 8. La interfaz gráfica del sistema operativo para los móviles, formada por una especie de baldosas o cajas para cada aplicación o programa, es lo que Microsoft ha llevado ahora a los ordenadores personales. De hecho, el tradicional botón de inicio ha desaparecido, aunque los más tradicionales pueden volver al viejo escritorio siempre que les dé una ataque de nostalgia. Es toda una paradoja. A comienzos de siglo, mucho antes de que Apple lanzara el iPhone y aún más de que Google presentara Android, Microsoft intentó llevar su sistema operativo a los teléfonos. Pero Windows, aquel Windows, estaba pensado para usarlo con el ratón y el teclado. En ese intento, repetido una y otra vez, la compañía perdió toda una década y la hegemonía en la innovación de software.

Esta será la página de inicio cuando arranque un ordenador con Windows 8. / Microsoft

Windows Phone (la nueva versión, también llamada Windows 8, será presentada el próximo lunes) tiene una presencia escasa en un mercado dominado por iOS, el sistema operativo de Apple para el iPhone y el iPad, y Android. Sin embargo, su foco en lo táctil, con su original interfaz gráfica, se está haciendo un hueco en un mercado al que Microsoft ha llegado muy tarde. En esto también el salto es grande. La compañía usa un sistema operativo minoritario entre los móviles para convertirlo en el mayoritario en los PC. Microsoft consigue así conectar ordenadores personales con móviles y tabletas. Esto es algo que, al menos hoy, no están haciendo ni Apple, que tiene un sistema operativo diferente para sus ordenadores, ni Google, que tampoco tiene una versión de Android específica para los portátiles y equipos de sobremesa.

El tiempo iba en contra de Microsoft. Rey de los ordenadores personales, veía como su reino menguaba cada día más. La cifra de ventas de PC y portátiles se han estancado desde hace unos años. Incluso, como destaca un informe de IDC, han bajado casi un 9% en el primer cuarto del año. Este es un mercado maduro, donde solo el reemplazo de equipos, mantiene el negocio.

Sin embargo, los móviles y las tabletas están en alza. Este mes se llegó a la cifra de 6.000 millones de celulares activos. Sólo un tercio son los llamados smartphones, con sistema y prestaciones avanzados. Entre Android e iOS copan el 90% de este sector. Pero aún hay un 70% (más de 4.000 millones) de terminales por modernizar. En cuanto a las tabletas, hasta hace muy poco, no había con Windows. Es del binomio Android/iOS de donde ha nacido la mayor parte de la innovación tecnológica actual. El fenómeno de las apps y las tiendas de aplicaciones han hecho estallar la creatividad de los programadores. Entre ambas plataformas, suman más de 1,2 millones de aplicaciones móviles. Microsoft se estaba arriesgando a que los creadores de programas y servicios no estuvieran dispuestos a dedicar tiempo y recursos para una tercera plataforma como Windows.

Sin embargo, Windows 8 invita a los programadores a entrar en cientos de millones de ordenadores personales. En ese puente entre el escritorio y los dispositivos móviles es donde Microsoft ha depositado su futuro. Aunque hay quienes predicen, como la consultora Gartner,que el 90% de las empresas (el principal negocio de la compañía) ignorarán a Windows 8 hasta 2015, los particulares no tendrán más remedio que usarlo a medida que vayan renovando sus equipos. A ello va a ayudar, la agresiva política de precios. La actualización a esta nueva versión desde Windows XP en adelante no llega a los 30 euros, muy lejos de las cifras que pedía por Windows 7.

Si, con Windows 8, Microsoft consigue crear ese ecosistema de ordenadores personales, portátiles, tabletas y móviles en el que los usuarios pasen de usar uno a otro sin apenas transición, conseguirá mantener su hegemonía en los primeros y obtener un decente tercer puesto en los móviles desde el que crecer. Varios estudios estiman que Windows 8 se hará con entre el 20 y el 25% del mercado móvil en 2015. Pero si no logra esas cifras, la compañía tendrá que volver a refugiarse en el escritorio.

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