DOMINGO
Suelo firme
- "El fallecimiento de Donald Trump, en plena campaña, víctima del coronavirus, sumió al Partido Republicano en un caos"
- "El anunciado estallido de un nuevo conflicto mundial acabó en eso, en una tensión latente que, hasta el momento, no se ha materializado"
- "La sacudida de los últimos meses hace que las proyecciones más allá de lo inmediato sean complicadísimas"
El fallecimiento de Donald Trump, en plena campaña electoral, víctima del coronavirus, sumió al Partido Republicano en un caos. Aquellos delegados que aborrecían al obsceno mandatario tardaron demasiado en organizarse para proponer un candidato alternativo. Palabras grandilocuentes, desacompañadas de acciones. El tiempo pasó, en esa calma tensa que se mueve entre la histeria y la pereza, y finalmente fue Mike Pence quien se convirtió en el candidato presidencial pocos días antes de las votaciones.
Ganó las presidenciales en noviembre del 2020, pocas jornadas de campaña hicieron falta para colocar dos mensajes en la opinión pública. Dos mensajes que no tenían fundamento verídico alguno, pero, claro, era el año 2020, qué más da, en aquellos momentos la verdad no cotizaba al alza. Primero, que Joe Biden, candidato demócrata, era demasiado viejo para afrontar una pandemia desde la Casa Blanca, ya se sabía lo que podía pasar, había antecedentes cercanos. En segundo lugar, la injerencia extranjera había sido mayor que en los comicios presidenciales anteriores, los de 2016. Lo de Putin quedaba en agua de borrajas. El único motivo por el que la covid-19, “el virus chino” lo llamaban, se había propagado por el mundo durante aquel 2020 era acabar con el presidente de los Estados Unidos. China, según estas teorías, había golpeado el corazón de América. Pence, en el último debate presidencial, juró y perjuró que, si llegaba a ser presidente, declararía la guerra al gigante asiático. Biden titubeó.
El anunciado estallido de un nuevo conflicto mundial acabó en eso, en una tensión latente que, hasta el momento, no se ha materializado en nada concreto, a pesar de los ingentes movimientos de tropas y armamento de un lado para otro. Eso sí, los parqués de las principales ciudades globales, por los suelos. Vaivenes que acabaron en una mayor concentración financiera internacional. Esto, también, acabó con la unidad política europea. La Unión Europea se inclinó en favor de su tradición atlantista a la hora de participar en la contienda que no había. La ruptura no llegó por ahí, sino porque los países del norte, empezando por Alemania, declararon el estado de guerra y la economía se puso al servicio de las naciones. Los estados del sur, dependientes del epicentro europeo para poder sacar un billete de los cajeros, colapsaron. Sin turistas, sin divisas, sin sol. Se instaló una ciclogénesis explosiva entre las penínsulas Itálica e Ibérica que duró meses. ¡Qué frío!
Decíamos que la UE petó. Bueno, siguieron reuniéndose los mandatarios, pero las cumbres no servían para nada. Llegar a un consenso era algo imposible. Los países de Visegrado cobraban caros sus votos y los partidos primos hermanos de los líderes de estos estados habían llegado al poder en algún país del occidente europeo. Y más que avances, habían retrocesos. Grandes bolsas de personas refugiadas en las periferias. Unas fronteras europeas que ya se establecían en el sur del Magreb, por un lado; más allá de Turquía, por otro. La crisis climática, crónica y aguda, generaba fenómenos abruptos y extraños. Las costas cambiaban su fisonomía en el norte. En el sur, África y Latinoamérica, sobre todo, la desertificación aumentaba a golpes de calor y de incendios. Y el consiguiente aumento de las migraciones.
En España. Un desierto, también. Moscas y sol. La Manga del Mar Menor duró poco más tiempo. En las siguientes elecciones generales, los partidos que encabezaban las encuestas eran Vox y Ciudadanos. Santiago Abascal contra Ignacio Aguado. Y es que, como que el de Ciudadanos, cuando la segunda ola de la pandemia, empezó a poner tuits a favor del diálogo y la reconciliación, a pesar de que fue vicepresidente del Gobierno autonómico de la debacle de Madrid, cayó en gracia. Y los medios empezaron a dotarlo de un aura de estadista. Y así fue cómo Aguado se convirtió en un líder carismático y respetado. Abascal recogía el descontento generado por eso de “todos son iguales” o “que se vayan todos”.
Hablar del futuro. La sacudida de los últimos meses hace que las proyecciones más allá de lo inmediato sean complicadísimas. El ser humano vive para el futuro, las certezas son un bien preciado. Y la pandemia, lo novedoso de una enfermedad que por su forma de propagación cambia hábitos y costumbres ha creado un halo de vulnerabilidad en el que nos movemos torpemente. Queremos saber qué pasará. La impaciencia se apodera del día a día. Y, sin embargo, no se divisa un horizonte en calma. Y el ruido político y la estridencia mediática sirven para todo lo contrario. El futuro es más difuso cuando más necesitamos que el futuro sea suelo firme.
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… Y todo eso puede pasar ?. Sato, te has olvidado que para llegar a tal crisis letal, también se necesitan ¡ relatores del relato !; esa ciclogénesis en literatura, periodismo, «p´a tontos» «crédulos» bien situados en el ranking del medro más salvaje y obsceno.
Aquellos políticos marcados por una X, ahora nos reclaman las re lecturas de las biografías de una Real mafia Borbónica S.A. «Qué los españoles de España tenemos una deuda «eterna» con quien ocupó durante 40 años la jefatura del estado. Qué la presunción de inocencia es un derecho en toda la democracia que se precie de serlo». ( Felipe González Márquez ex presidente Nazional y presunta X sin despejar). Al vivir en una democracia tan plena, no hacen falta «fondos reservados» ni jueces al servicio de las «cloacas» .Un rey que jamás condenó la dictadura franquista, sus crímenes de lesa, ni las penas de muerte, la represión, las desapariciones, asesinatos y torturas…¡ el miedo inducido por los 40 años de franquismo ha surtido el efecto deseado !.
Este rey emérito que ha prestado servicios a España, entre los que cabe destacar la entrega de la última colonia española del Sáhara Occidental a Marruecos, el autogolpe de estado del 23 F de 1.981 y evadir el «sudor» del Pueblo necesitado. Ya lo decía Pío Moa (historiador ultra)…» La democracia viene de la legitimidad del franquismo».
Esto pasa por contar con la complicidad de los poderes fácticos; banqueros, empresarios, cúpula del ejército franquista, aristócratas, un «clero» reaccionario, de falangistas como Adolfo Suárez (que ayudaron a la sublevación) y presidieron «su» democracia; así como el (falangista moderado) Felipe González… todavía ejerciendo de «chambelán» como si fuésemos idiotas del todo… el pueblo «fakir» !. (Están preparando «otro» relato más blanco si cabe).
Sato, esto se arregla con una república y una doble nacionalidad; que cada cual pague sus impuestos donde vea su «patria» a salvo de «profetas» por encargo… ¡ prefiero esto que un mal sueño con Aguado de presidente y Abascal de «vice» !. Esta noche no voy a poder dormir Sato… ¡por tú relato!.
Platón: «La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo».