MADRID / En año y medio Carmena y su equipo han reducido la deuda municipal en casi 2.000 millones
Y lo jodió Montoro
Hace un día precioso. ¡Verás como viene alguien y lo jode!”.
La frase, habitual en los baldosines de las tiendas de recuerdos para turistas, resume a la perfección la jornada. No la de hoy, día de elecciones en Cataluña, sino la de hace unos días, cuando comenzó a desmoronarse el sueño de un Ayuntamiento de Madrid del que los ciudadanos pudieran sentirse orgullosos.
La última corporación municipal madrileña, un soplo de aire fresco, se había convertido en ejemplo de innovación, en motivo de esperanza: una nueva política era posible. Se podían hacer las cosas de manera honrada, se podía rebajar la deuda sin desatender las necesidades sociales, se podía soñar con una gestión diferente, sin despilfarrar, sin soberbia, sin corrupción. Se pasaba del máximo de deuda municipal alcanzado por Ana Botella, 7.733 millones de euros al cierre de 2012, a reducir esa cifra en casi 2.000 millones (1.972) en el año y medio de Carmena y su equipo.
“Hacen una política estupenda. Seguro que viene alguien y la jode”, debió pensar entre risitas de mustélido el ministro Montoro cuando intervino el Ayuntamiento, pidió cumplir con el techo de gasto y exigió un nuevo Plan Económico y Fiscal. Tenía su lógica esa actuación: el Gobierno de Mariano Rajoy no podía consentir que una peligrosa banda de antisistemas dejase en ridículo a Esperanza Aguirre, Gallardón, Granados y compañía. Mientras los ciudadanos confirmaban lo que sospechaban, que el PP madrileño se financiaba ilegalmente, cuando no hizo cosas peores, Carmena y los suyos demostraban que los populares eran unos pésimos gestores.
Fue bonito mientras duró, pensará Montoro contemplando, sin abandonar su sonrisa de comadreja, cómo el proyecto para una nueva y progresista gestión municipal para Madrid comienza a agrietarse. El hombre clave en la sorprendente gestión económica del Ayuntamiento, el concejal de economía de Izquierda Unida Carlos Sánchez Mato, ha sido cesado al frente de Hacienda por Manuela Carmena. Una alcaldesa que poco después aprobó el Plan Económico-Financiero 2017-2018 entre la división de su equipo.
Ya nada será igual en el Ayuntamiento de Madrid. Hacía un día precioso, y lo jodió Montoro mientras susurraba: “una nueva política no es posible”.
Manuela la ha vuelto a cagar. No se puede contentar a todos y, menos aún, esperar que el tigre se contente si le das una uña para que no te coma el cuerpo entero. Una lástima y una injusticia. Carlos Sánchez Mato es de los que no hay dos: un orgullo para IU y Ahora Madrid.
Javier, un botón de muestra lo dice todo: Es posible reducir la deuda, como es posible sacar del gobierno, a quien nos jode. Ademas, crea disensiones dentro de esa pluralidad cívica. El recorrido hecho por «todos «, es encomiable; los Madrileñ@s sabrán valorar el trabajo bien hecho; con muchas contradicciones, y más palos en las ruedas puestas por : Prevaricadores de oficio, y privatizadores de lo Público… (si es rentable ). Que sigan, para fortalecer el proyecto; que no es de IU, ni de Ahora Madrid… El anhelo compartido en lo social, crea escuela y garantiza: Limpieza, transpariencia, honrradez, y ética civica. ¡ Funciona !.
carmena no es una politica , ya lo demostró mas veces ..cede a las presiones de afuera ..pero es una estupenda alcaldesa
No es presión de fuera, es presión de arriba.
Desde la dimisión por un par de tweets, pasando por la tibieza con la
que se trató el caso de los tirititeros, la política de Ahora Madrid ha
estado marcada por el sentimiento de inferioridad que se sufre al
entrar de nuevos en la difícil tarea de mandar en una ciudad como
Madrid, con los grandes poderes de este país deseando que caigas para
pisarte. A lo que se suma el amor por cumplir las leyes a rajatabla de
la señora jueza Carmena y a esa obsesión por llevarse bien con todo el
mundo. Igual es el momento de dejar de defenderse y de pasar al ataque.
Los que votamos a esas candidaturas de unidad popular en 2015 queríamos
que hubiera una fuerza real que representara a la ciudadanía.