Un mundo estrecho y ajeno

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Donald Trump, junto a su esposa Melania, hace un gesto a la audiencia durante el Baile de la Libertad, celebrado tras su toma de posesión. / Kevi Dietsch (Efe)

El mundo es estrecho y ajeno. Esta adaptación torticera del título de la novela más conocida de Ciro Alegría, escritor indigenista peruano muy recomendable, nos puede servir para resumir la ideología política, y los planes, de Donald Trump. Para el nuevo presidente de Estados Unidos, el mundo es tan estrecho que comienza donde acaba Canadá y termina en la frontera con México. El resto del planeta le resulta ajeno. Terra ignota.

El nacionalismo musculoso y desacomplejado que adoran aquellos que no viajan, que no leen, que no trabajan, que no tienen futuro. La patriotería que se cultiva entre la pobreza y la ignorancia. Escucho en la radio que la mayoría de norteamericanos no entienden The New York Times. Es decir, que carecen de la preparación necesaria como para estar medianamente bien informados. Algo que les debilita como ciudadanos, les anestesia como votantes, y les convierte en presas perfectas para un depredador de la calaña de Trump, uno de esos leones de densa melena rubia que no hacen prisioneros.

En el discurso inaugural Trump dijo, a modo de declaración de intenciones, un sinfín de barbaridades. Pero mi favorita tiene que ver con el futuro, con el progreso, con la seguridad: “Estaremos protegidos por los grandes hombres y mujeres de nuestro Ejército, por las fuerzas de seguridad y, lo más importante, estamos protegidos por Dios”. Efectivamente, pensará algún lector: ¡Que Dios nos proteja! Pero no solo del fanático capitalista desmelenado. Seguramente sea mucho más peligroso el hombre prehistórico, el individuo primitivo y poco evolucionado cuya diminuta sesera se agazapa bajo un manto de crines doradas. Trump es un ultraconservador clasista que invoca a Dios, que no cree en el cambio climático, que frenará la educación y la sanidad públicas, que desprecia a los inmigrantes, que se siente un patriota sobre todas las cosas…

Trump es el futuro sin porvenir, es el mañana sin progreso, es el destino yéndose a negro. Trump es la involución. Es un mundo estrecho y ajeno.

¿Le suena todo esto? Será porque no hace falta viajar a Estados Unidos para disfrutar de semejantes cavernícolas.

4 Comments
  1. Mecacholo says

    Vamos para atrás. Aquí y allí.

  2. qq says

    Gran post, enhorabuena.

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