Olatz Cacho *
Y Fidel Castro murió. “Se fue”, escribió el artista de grafitis Danilo Maldonado Machado (‘El Sexto’) en una pared en La Habana y, por ello, tiene el triste honor de ser considerado preso de conciencia por Amnistía Internacional (AI). Esta noticia no por menos esperada deja de ser chocante. Tanto que se muera una figura histórica del siglo XX, que puso a una isla pequeña del Caribe en el mapa de la política internacional, como que una persona por escribir una obviedad en un muro de La Habana pueda ser encarcelada. Cuba parece desatar esa mirada simplista en todo observador (ya sea un opinador profesional o profano) y todo lo que pasa en la isla se valora en términos de admiración hacia una revolución y su líder que sobrevivió al ladito de una potencia mundial, fiel a sus ideas (pensemos lo que pensemos sobre ellas); o desprecio profundo por esta misma revolución y sus líderes (ya sea por la pérdida de patrimonio, bienes económicos, de derechos civiles y políticos, por las estrecheces en las que han de moverse los cubanos en muchos ámbitos de su vida o por cualquier otra razón).
Este país de algo más de 11 millones de habitantes y de extensión como la de Islandia o Bulgaria ha sido objeto de debates y leyes en sucesivas administraciones estadounidenses que ya querrían para sí (o quizá no) otros países. Si el mayor desprecio es la ignorancia, desde luego Estados Unidos ha hecho muchísimo aprecio a su vecino isleño.
La discusión sobre si en Cuba se respetan los derechos humanos o no, es una en la que al parecer hay que elegir entre la escolarización y el derecho a expresarse libremente, el acceso a un médico y poder organizar un debate sobre derechos humanos, acceder a un sistema de salud público o informarse a prensa extranjera, poder comer todos los días o escribir sobre asuntos cotidianos desde una perspectiva no tan amable con el poder.
Según la UNESCO Cuba tiene una alfabetización casi absoluta tanto para hombres como para mujeres, ocupa un digno 67 en el ránking de Indice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, un desarrollo alto según esta organización y tiene en su haber méritos médicos como ser el primer país en el que se erradicó la transmisión del sida de madre a hijo (para un fact check sobre mitos relacionados con datos estadísticos puedes entrar aquí).
También es un país que detiene a personas para evitar que se manifiesten el 10 de diciembre, Día Internacional de Derechos Humanos, que hostiga a personas que trabajan en organizaciones de derechos humanos, que evita la comunicación por Internet durante la visita de un Papa y organiza desagradables manifestaciones contra personas críticas al gobierno, llamados “actos de repudio”, en los que se gritan insultos y lemas progubernamentales, normalmente ante las casas de estas personas, mientras la policía asiste impasible al espectáculo y no interviene ni para impedir agresiones físicas.
El legado de Fidel Castro será ambiguo, como lo fue su trayectoria en lo que se refiere a los derechos humanos, iniciada con condenas a muerte y ejecuciones de presuntos traidores a la revolución y luego una alternancia cíclica de detenciones breves de personas críticas al régimen (léase periodistas, activistas, defensores de derechos humanos o incluso familiares de todas ellas) o encarcelamientos de larga duración de este mismo tipo de personas, cuyo caso más reciente y conocido fue el de los 75 presos de conciencia de 2003, que pasaron varios años encarcelados antes de su liberación y en muchos casos exilio.
Cuando Amnistía Internacional daba sus primeros pasos (nació en 1961) ya hablaba de Cuba porque, por entonces, su trabajo estaba focalizado en presos de conciencia, esto es, personas que están en la cárcel por ejercer de forma pacífica sus derechos (y aquí las palabras “pacífica” y “ejercer derechos” son las claves) aunque también pedía juicios justos para los llamados “presos políticos”, esto es personas que podían haber ejercido o no la violencia y cuyos cargos eran políticos. Todas las personas que se opusieron por las armas a la revolución cubana del lado del dictador Batista o incluso antiguos revolucionarios desencantados estarían en esta categoría.
Pues ya por los primeros años de AI, la organización manifestaba su frustración por la imposibilidad de confirmar los números de presos políticos ante la falta de respuesta de las autoridades cubanas y el bombardeo de propaganda política desde el régimen y el exilio, dos características que se han mantenido de manera casi constante en el trabajo sobre Cuba. Curiosamente el gobierno cubano nunca negó que tuviera presos políticos e incluso daba cifras sobre ellos en entrevistas o intervenciones en el extranjero.
En 1967 el propio Fidel Castro estimaba que había sobre 20.000 y ya para 1976 se hablaba de 4.000–5.000. Los presos políticos eran sometidos a un plan de “rehabilitación” (que incluía adoctrinamiento ideológico) al que muchos se plegaban porque reportaban unos beneficios carcelarios muy tangibles en forma de traslado a prisiones más cómodas (normalmente granjas), visitas mensuales y normalmente la liberación una vez cumplidos dos tercios de la condena; pero hubo un grupo reducido que decidió no pasar por el aro, los famosos “plantados”, un grupo de presos políticos encarcelados que se negaron a participar en programas de rehabilitación y vestir los uniformes azules de los delincuentes comunes. Estas personas cumplieron en muchos casos sus largas condenas enteras, como Huber Matos, comandante histórico durante la revolución cubana, que fue encarcelado por sedición desde 1959 y condenado a veinte años, que cumplió hasta el último día.
Poder visitar a este grupo de personas, presos de larga duración y cuya salud se suponía muy precaria, se convirtió en el objetivo de los políticos extranjeros, diplomáticos y organizaciones de derechos humanos, como después sería reunirse con los 75 presos de conciencia o con la disidencia.
Además las autoridades cubanas se dotaron de todo un engranaje legal destinado a sofocar cualquier disidencia, en algunos casos llevado al absurdo. Por ejemplo la “peligrosidad” es delito. Según el artículo 72 del Código Penal cubano que “considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista”. También hay leyes referidas al “desorden público”, “ultraje”, “desacato” y “atentado” que se utilizan para procesar a quienes se oponen al gobierno.
Fue el gobierno estadounidense el que facilitó la mejor excusa para toda estas leyes represivas en forma del famoso embargo, descrito por el Departamento General de Contraloría del gobierno de Estados Unidos como “uno de los conjuntos más completos de sanciones impuesto por Estados Unidos a cualquier país, incluidos los demás países designados por el gobierno estadounidense como promotores del terrorismo”. Fueron muchas las organizaciones, instituciones y gobiernos que criticaron el embargo porque limitaba el acceso de la población cubana a alimentos, salud o saneamiento entre otros derechos. Desde el punto de vista práctico se ha podido comprobar que tampoco ha tenido un impacto real en que el gobierno de los Castro cediera un ápice en nada. Como tampoco lo tuvo por cierto la llamada posición común de la UE respecto a Cuba. Sin embargo, daba una excusa perfecta al régimen cubano para enrocarse y para generarse simpatías mundiales.
En resumen, el legado de Cuba ejemplifica lo que en jerga oenegera venimos a llamar la indivisibilidad de los derechos humanos, que no son más importantes los económicos, sociales y culturales (acceso a salud, alimentación y educación) que los civiles y políticos (como son las libertades de expresión, reunión y asamblea por ejemplo). Que es importante disfrutarlos todos. También hay que constatar que Fidel Castro ha muerto, pero 'El Sexto' sigue en la cárcel. Su legado continúa.
No veo honrado juzgar la falta de derechos humanos, como si Cuba no fuera un país acorralado desde hace 50 años por una potencia con un amplio historial en promover golpes, la subversión, la corrupción… por supuesto que sería deseable la libertad absoluta, pero la balanz<a estaría desequilibrada ¿Cuánto invirtió EEUU para desestabilizar Cuba? ¿Qué recortes de libertades promovieron con la supuesta amenaza terrorista?, o en el Macartismo… Cuba es un país en Guerra, resistiendo a la mayor potencia… un respeto
gran artículo.
Plantados es un libro de Hilda Perera que describía brutalmente la situación en las cárceles cubanas. Cuba es la contradicción.
Amnistía Internacional tiene que denunciar los incumplimientos de los Derechos Humanos recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU en cualquier país, y como no podía ser de otra forma así lo ha hecho y lo hará con Estados Unidos de América.
Por lo tanto, buen artículo Olatz y libertad para el Sexto.
El respeto a los derechos humanos no puede depender de que un país esté o no bajo un bloqueo económico y una tremenda presión política. Pero un país acosado, cuyo presidente ha tenido muchos intentos de asesinato y que ha sufrido invasiones, imagino que puede restringir derechos políticos. Por ejemplo hubiera Cuba debido tener elecciones y libertades políticas en un entorno en que las campañas financiadas desde USA hubieran promovido un parlamento anticastrista? Donde hubiera ido AI a denunciar la intromisión de un estado en los asuntos de otro? AI ha denunciado el embargo como violación de derechos, pero el gobierno de Cuba no podía actuar como si no existiera. Creo que la postura de AI sobre Cuba tiene un punto de ingenuidad.
Admistia Internacional tiene un doble rasero ,acaso no sabe que este individuo que se apoda el Sexto ,es un sujeto sirve a los intereses de los Estados Unidos en la subversión política contra la isla ,acaso desconocen de la postura mercenaria de este sujeto.Yo si conozco como actúa Admistia y la Sociedad Interamericana de Prensa SIP y Reporteros sin Fonteras , le gustan manipular el tema de los derechos humanos en Cuba.Todas esas supuestas denuncias la hacen en base a los informes que realizan los asalariados del Norte dentro de Cuba. , como este Sexto.En mi caso Admistia Internaciona l, Reporteros sin Fonteras , La SIP y el propio Departamento de Estado en sus sucios y desvengonzados informes contra Cuba me incluyeron como supuesta victima de villaciones de derechos humanos , cosa que nofue asi , pero que ademas se desenmarcaro y denuncio ante la opinion publica nacional e internacional en Febrero del 2011 a traves del capitulo Los Peones del Imperio de la serie de denuncia Las Razones de Cuba.En esa oportunidad se denuncio como se quiere desprestigiar la imagen de Cuba y su Revolución , cosa que se quiere hacer ahora en este comentario de mal gusto.Que no traten de pòner al Sexto como un personaje , cuando en realidad es un mercenario al servicio de los Estados Unidos ,es una persona que ha vendido su al alma al diablo. Administia Internacional si de verdad tiene etica y principios y se ajusta a a la realidad no al guion anticubano desde el note , debiera pronunciarse por el cese del criminal bloqueo yanqui contra Cuba , por la devolucion del territorio que ocupa la base naval yanqui en Guantanamo en contra de la volunta del pueblo cubano ,y por el cese de la subversion y las campañas mediaticas orquestadas contra Cuba.Pero para AI es muy facil elaborar informes y darle creditos a personas coomo el Sexto que dentro de Cuba esta al servicio de una potencia. Acaso es de cristiano alegrarse de la muerte de una persona , acaso es motivo de fiesta la muerte de alguin , que contradicicion que se diga que se defeinden los derechos humanos y por otra parte se celebre y festeje la muerte de un ser humano.