Todos los difuntos

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El Grupo Parlamentario Socialista, el pasado 29 de octubre, durante la sesión de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. / PSOE (flickr)
El Grupo Parlamentario Socialista, el pasado 29 de octubre, durante la sesión de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. / PSOE (flickr)

En estos días festivos, las carreteras están atestadas de coches, los cementerios llenos de vivos y los informativos repletos de cadáveres. Halloween. Algunos vivos están muertos, pero no lo saben. No, no hablo de Pedro Sánchez. El sí lo sabe. Hablo de la mayoría de sus colegas socialistas, compañeros y compañeras que hoy van a la moda, noche de brujas y todos los santos, pero que mañana contemplarán horrorizados que no se pueden quitar el disfraz de cadáveres vivientes.

Tras los últimos sucesos acaecidos en Ferraz, la sede socialista ha dejado de ser una referencia para los trabajadores y se ha convertido en el plató ideal para rodar ficción. Terror de primera, como resultó el último Comité Federal, brillante adaptación a la política nacional de “The Walking Dead”. Los extras, ojos fuera de las órbitas, pellejos colgando y cuchillos clavados en el lomo, los puso la casa. Felipe González, José Bono, Rodríguez Ibarra, García-Page, Simancas, Fernández Vara… Un cartel de lujo para una peli de zombis, la pandilla basura que baila la coreografía de “Thriller”. Un hit vintage. Al cante, una Susana Díaz que, disfrazada como ese Michael Jackson que se hace fotos con Pocoyó en la Puerta del Sol, da a elegir a los niños entre susto y asco.

“La única autoridad en el PSOE soy yo”, proclamó una tal Verónica Pérez justo antes de desparecer para siempre en el olvido de los pecadores. Hoy encabeza junto a Felipe una fila intergeneracional de zombis socialdemócratas que resulta espeluznante. Pero entre tanto fiambre pasmado destaca, con fuego fatuo propio, Antonio Hernando, un político que ha sabido mezclar lo peor de Albert Rivera (renunciar a sus principios) y de Antonio Miguel Carmona (aferrarse al poder).

Este PSOE da miedo. Hasta esta noche, cuando acabe el puente, limpiemos las telarañas de pega de las lámparas, tiremos a la basura las calabazas y los payasos diabólicos guarden sus caretas hasta el año que viene. A partir de entonces volverá a dar pena.

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