El libro Árboles monumentales de España, editado en 2005 por la Compañía Logística de Hidrocarburos, está incompleto, se ha quedado viejo. Necesita urgentemente una nueva edición, revisada y ampliada. En ese clásico de la botánica encontrará usted ejemplares que no están nada mal, tan grandiosos y espectaculares como el drago milenario de Icod de los Vinos (Canarias), el castaño con más de 14 metros de circunferencia de Pexeiroos (Galicia) o la secouya gigante del palacio de la Granja de San Ildefonso. Auténticos colosos del mundo vegetal que, sin embargo, quedan a la altura del más enjuto bonsai si lo comparamos con el árbol de la Gürtel, el ejemplar de planta perenne de tallo leñoso que mejor define la España actual.
Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, una ardilla podía recorrer este país saltando de rama en rama, sin tocar el suelo. Hoy ese mismo roedor tendría que hacer ese recorrido brincando de urbanización en urbanización. O de corrupto en corrupto. Si no se da prisa no podría ni siquiera tomarse un respiro en el esqueleto del roble (Quercus palustre) que Jesús Sepúlveda (PP), el exmarido de Ana Mato, plantó en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Centenario y con casi 11 metros de altura, el árbol tiene todas las ramas y las hojas secas. La está palmando, pese a los tratamientos fitosanitarios aplicados. Una pena, porque importar el ejemplar desde Bélgica les costó a los vecinos 104.000 euros. Una cifra a la altura de los tiempos, y del lugar donde se decidió plantarlo: el parque de las Cárcavas, zona ajardinada por la que los habitantes de Pozuelo pagaron un sobrecoste del 80% (10,2 millones de euros en lugar de los 4,5 en que fue adjudicado).
El tronco seco de las Cárcavas es al Partido Popular lo que el árbol de Guernica a los vascos. Dos robles que simbolizan la libertad. De los habitantes de Euskadi para mantener y defender sus tradiciones, y de los populares para seguir ejerciendo de, como dice la Guardia Civil, “organización criminal”.
El árbol de la Gürtel es el árbol del PP, y está pidiendo a gritos un nuevo traslado. El último de su azarosa vida. Deberían arrancarlo del suelo de Pozuelo e instalarlo en el hall de Génova 13, donde a modo de guinda colocarían un buitre disecado en una de sus ramas secas. La metáfora de un moderno western crepuscular: 'Por un puñado de euros'.
La vida es un bosque.