Bertín Osborne, el popular presentador, empresario y artista, confiesa que, pese al dulce momento profesional que vive, se encuentra “encabronado”. Normal, le han pillado con una sociedad en Panamá. Se acabaron todos sus discursos patrióticos, su defensa de la derecha conservadora y cabal, sus ataques a la corrupción venezolana. Chitón. Bertín dejará de dar doctrina durante unos días, continuará con sus entrevistas cuñadistas (ahora en Telecinco) y seguirá sin saber encender la vitrocerámica, pero bebiendo tinto y comiendo jamón: solo es un cantante de rancheras, y únicamente debe rendir cuentas ante Arévalo, su media naranja artística, su compañero de aventuras y juergas.
Bertín no es, como José Manuel Soria, un representante de los ciudadanos. Es, como mucho, un adalid de la España campechana. Y no puede dimitir de nada. Soria también está encabronado, pero por motivos diferentes: es el ministro en funciones de Industria, Energía y Turismo del Gobierno de España. Que se dice pronto. Por eso no es lo mismo cuando Bertín dice medias verdades, “tener que dar explicaciones por algo que es legal tiene narices”, que cuando Soria suelta mentiras completas, “ni yo ni nadie de mi familia tenemos relación con la empresa británica UK Lines Limited”.
Los españoles que aparecen en los papeles de Panamá están encabronados. Obviamente. Su nombre queda manchado para siempre. Para algunos, el lustre del nombre es tan importante como el esplendor de la cuenta corriente. Brillos paralelos. Ahí tienen a Francisco Marhuenda, director de La Razón y portavoz del Partido Popular en los platós de televisión. La Audiencia Provincial de Barcelona ha confirmado la condena al famoso tertuliano por intromisión en el honor del exjefe superior de Policía en Cataluña, Narciso Ortega, al que el diario de Planeta atribuyó un delito de prevaricación. Una mancha en el apellido Marhuenda que sin duda encabronó al periodista propagandista, habituado a dar clases de ética y moral en las mejores tertulias televisivas.
Pues bien, el Gobierno en funciones que tanto le aprecia, y tanto le debe, ha escuchado sus lamentos y le ha nombrado comisario honorario de la Policía Nacional. ¿Se habrá encabronado el exjefe superior de Policía en Cataluña? Seguramente. Pero eso no ha sido un problema para el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, el del ángel Marcelo. Marhuenda es uno de los suyos y, pese a su condición de calumniador profesional, se merecía un lavado a fondo con agua bendita. Ya es el condenado comisario de honor Marhuenda. ¿Protagonista de la próxima entrega de 'Torrente'? Recuerde: el brazo tonto de la ley.
Encabronamientos aparte, vivimos en un gran país. Tiene razón Rajoy.
Hoy es 14 de abril, 85 aniversario de la II República, buen momento para echarlos, a todos.
Los ladrones siempre se cabrean cuando les pillan robando, mas que nada porque les jode haber sido poco listos. Bertín es un presunto delincuente, como el resto de gente con cuentas en Panamá, falsos patriotas. Pero siendo ellos basura, peor son los que justifican que esta gentuza defraude con la falsa excusa de la «altisima presión fiscal» cuasi confiscatoria. Por esa regla de tres estarían justificados muchísimos delitos que se pagan con muchos más años de cárcel que el fraude fiscal (siempre bien tratado por los legisladores no sea que les pille a ellos, como al propio Soria). Lo dicho, ellos ladronazos «presuntos de momento», pero sus justificadores son mucho peores. !salud y república!