El Papa Francisco tiene un hombre de confianza, que se llama Konrad Krajewski y que ejerce de limosnero. No es un término despectivo, ni siquiera en pleno siglo XXI. Es solo una realidad dolorosa. Cuenta ABC que mientras Francisco presidía esta Semana Santa el Viacrucis nocturno en el Coliseo, y enseñaba a su público que hoy la Cruz de Cristo está en las víctimas del terrorismo y hay que venerarla en los refugiados, su limosnero particular repartía sacos de dormir entre los vagabundos (si los necesitaban), les daba algo de comer (si no habían cenado) y, en el colmo de la generosidad, les hacía “un pequeño regalo para sus gastos de parte del Papa”. Todo ello, dice la noticia, “con mucho cariño y con mucho respeto”, es decir, “sin ser bruscos en el ofrecimiento”. Porque “no se trata de tirar cosas a la persona necesitada sino, sobre todo, de prestarle atención, demostrar que se respeta su dignidad”.
Teniendo en cuenta que el limosnero respeta la dignidad de los necesitados, y no les tira las cosas a la cara, podríamos proponerle que se de una vuelta por España. Necesitamos un limosnero como dios manda, pese a que el presidente en funciones Mariano Rajoy insista en que en este país “ya nadie habla del rescate, la recesión o el paro”.
Un tercio de los españoles, 14 millones 160 mil personas, vive con recursos públicos, gracias a las prestaciones del Estado. En el informe, publicado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, se advierte que la protección social sigue aumentando: el 28,9% de la población española percibe alguna prestación de carácter económico procedente del sector público. Un drama: por cada cuatro españoles que trabajan, hay tres que sobreviven gracias a prestaciones públicas.
El Papa utiliza con soltura a su limosnero, mientras Rajoy es más de mamporrero. Ahí tiene a Francisco Marhuenda de chico de los recados, titulando a todo trapo en La Razón con una frase que coincide con los cien días perdidos desde las elecciones: “Rajoy rompe el bloqueo y pide una reunión con Sánchez y Rivera”. No en vano el diario del grupo Planeta fue el más beneficiado por los 20,3 millones de euros en publicidad que el Ayuntamiento de Ana Botella invirtió de 2013 a 2015 en publicidad en medios de comunicación.
Gallardón repartió ocho millones de euros en publicidad a medios afines durante los años de bonanza
http://www.eldiario.es/madrid/Botella-Gallardon-publicidad-Ayuntamiento-Madrid_0_499750835.html
«14 millones 160 mil personas»… ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué tanto maltrato a la ortografía?