Últimamente se habla mucho de religión. Algunas personas con enormes responsabilidades sociales y políticas, como el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, son grandes creyentes. Miembro del Opus Dei y de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge, Fernández Díaz acude de cuando en cuando al Valle de los Caídos para realizar ejercicios de meditación: “Mi plan de vida con Dios está muy próximo a la espiritualidad del Opus Dei: ir a misa todos los días, rezar el rosario, hacer un rato de oración, otro de lectura espiritual…”. Otros ciudadanos no menos importantes, como el escritor colombiano Fernando Vallejo, piensan sin embargo que la religión es la raíz de todos los males: “El cristianismo no es una civilización, es una empresa criminal, y lo mismo eso que llaman pomposamente el islam: mahometanos asesinos y rezanderos”.
“No hay Dios”, dice el escritor de Medellín. “España será cristiana o no será”, aseguró Fernández Díaz durante una visita a Roma. Así las cosas, vivo sin vivir en mí. Como Santa Teresa, esa avileña mística que pensaba, como el gran David de Jorge, que Dios está en los pucheros. ¿Qué mejor lugar para una aparición que una carrillada de ternera al vino tinto? Ya estoy viendo el haz de luz surgiendo del fondo de la olla, entre trozos de zanahoria y puerro, para elevarse camino del cielo de la cocina, donde cuelgan morcillas, chorizos y morcones.
Nuestro ministro del Interior tiene una visión diferente de la localización geográfica del evento místico: “Dios está muy presente en el Congreso de los Diputados. Las Cortes son el órgano legislativo, y Dios, el gran legislador del universo”. Palabras sentidas de Fernández Díaz que nos recuerdan el viejo nacionalcatolicismo, la unidad inseparable entre la Iglesia y el Estado, esa distancia kilométrica que nos separa de países como Francia, donde la enseñanza pública es laica y republicana desde la aprobación en 1905 de la Ley de Separación de la Iglesia y del Estado.
Con motivo de los terribles atentados de París, estos días hemos tenido ocasión de escuchar a Fernández Díaz en numerosas ocasiones. No parece de esos católicos dispuestos a poner la otra mejilla: “El DAESH ha declarado la guerra a todo el mundo civilizado y tenemos que defendernos”, ha dicho en Telecinco el flamante candidato del Partido Popular por Barcelona a las elecciones del próximo 20 de diciembre. ¿Una campaña mística? Espere a conocer el nombre del director de la misma: Xavier García Albiol, el tipo racista y xenófobo que no está dispuesto a consentir “que 500 musulmanes recen cada viernes, y 2.500 para el Ramadán. Si hay alguien a quien no le parezca bien lo que tiene que hacer es darme la dirección de su casa, y yo se los enviaré a rezar a la puerta de su casa, a ver qué les parece esa situación”. Dios los cría…
Espeluznante.
¡Que nadie se preocupe! ¡Estamos seguros, Dios nos guía! Chorizo y morcilla para el infiel y hostias para todos, de las consagradas también. Qué país!