Hace unos días leí un interesante análisis sobre el estado de la televisión pública en el prestigioso diario El País. Se titulaba 'Chequeo a la televisión pública', y comentaba en su entradilla que “una plataforma de estudios analiza el informe del Comité de Sabios que impulsó la reforma de RTVE y propone crear un canal bilingüe con desconexiones”. ¿Un canal bilingüe con desconexiones? Cómo es posible que no se nos hubiese ocurrido antes…
En el interior del texto insistían en su análisis, localizaban los problemas y sugerían soluciones: “Una propuesta novedosa pasa por constituir un sistema federal de televisiones públicas (similar a la ZDF alemana) que se traduciría en un nuevo canal generalista, de ámbito estatal, con desconexiones y bilingüe en los territorios con lengua cooficial. Alimentado por TVE y las autonómicas, emitiría noticieros regionales propios y el tramo de máxima audiencia sería común…. Para regenerar el servicio público, el grupo de estudios considera necesario un gran pacto social en defensa del pluralismo y un contrato con la ciudadanía. Y sobre todo, transparencia, independencia y una financiación estable en el que no cabe el canon, sistema que está en revisión en Europa”.
Me parece todo muy bien, estupendo, grandes ideas y excelentes planes, pero vayamos al meollo de la cuestión… ¿Qué hacemos entonces con Bertín Osborne?
El Consejo de Administración de TVE, la televisión pública española, ha renovado a la pareja artística de Arévalo por 18 programas más. Y le ha subido el sueldo. Recuerde usted que Bertín cobraba hasta ahora 10.000 euros por cada entrega de En tu casa o en la mía. Sí, por el de Carmen Martínez-Bordiú también, que una cosa es que no haya dinero para la Memoria Histórica y otra muy distinta que no se pueda entrevistar a la nieta de Franco en el prime time de la televisión pública.
Los comités de sabios, los profesores de información audiovisual y los catedráticos de comunicación pueden decir lo que quieran, pueden hablar de canal bilingüe con desconexiones, de regeneración del servicio público mediante un gran pacto social en defensa del pluralismo, o incluso de un contrato con la ciudadanía que garantizase constituir un sistema federal de televisiones públicas. No importa. Se trata de teoría. La realidad es que TVE renueva a Bertín Osborne y le sube el sueldo al tiempo que desprecia y arrincona programas como Órbita Laika.
Órbita Laika es un programa de divulgación científica, auténtica televisión pública, que en su primera temporada tuvo una excelente acogida emitiéndose los domingos a las 23.00. ¿Cómo, que un programa de divulgación científica en La 2 funciona bien ese día y a esa hora? Pues lo cambiamos inmediatamente: en su segunda temporada, los miércoles a las 23.30. Los resultados no se han hecho esperar: de los 450.000 espectadores y un 2,4 % de cuota de pantalla de media en su primera temporada, han pasado a 193.000 espectadores y un 1,3% de share en el último programa de octubre.
Comités de sabios, profesores de información audiovisual, catedráticos de comunicación… Expliquen en primer lugar a los políticos y ejecutivos qué es la televisión pública. Aclárense. Destruyan los puentes que unen TVE con las cadenas privadas. Bloqueen las puertas giratorias, mantengan a raya a las productoras privadas, olviden las audiencias y apuesten por el entretenimiento de calidad. Y dejen de tirar el dinero con programas como el de Bertín Osborne, auténtica televisión privada.
¿10000 eurazos a Osborne por cada uno de sus pestiños? Qué vergüenza. Y qué indignación e impotencia, cuando sé que salen de mis impuestos.