La conquista de América

Mariano Rajoy (se pronuncia mah-ree-ah-noh-rah-hoy), presidente del Gobierno de España, ha conquistado EEUU. Su carisma, su personalidad y su don de gentes han fascinado al pueblo norteamericano, que se ha rendido a los encantos del estadista español. Incluso el presidente Barak Obama, habitualmente frío con los visitantes, le ha pasado la mano por el lomo y ha destacado el “gran liderazgo” ejercido por el adalid del Partido Popular. Y es que las pantallas de plasma no hacen justicia a un Rajoy que, en persona, gana una barbaridad.

Visiblemente crecido y confiado, el líder de un partido corrupto hasta las trancas ofreció en el país de las libertades una rueda de prensa en la que dejó fuera a ocho medios, algunos tan importantes como la Cadena SER, líder de la radio en España, o el diario El Mundo, cuyo director unas horas antes había mantenido un duro enfrentamiento verbal con Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid aficionado a los áticos amplios y soleados. El departamento de comunicación de Rajoy castigó con especial dureza a la prensa catalana, impidiendo el paso a TV3, Catalunya Ràdio, RAC1 y El Periódico de Cataluña.

La autoestima de Mariano necesitaba el abrazo acogedor y viril de Obama. De líder a líder, sin mariconadas. Uno de esos gestos que te reafirman en tus ideas, que refuerzan tus convicciones políticas, que te hacen volver a España quién sabe si hablando en inglés de Texas, que no sería la primera vez que se produce el milagro. Porque milagro podríamos considerar que Mariano (se pronuncia mah-ree-ah-noh, recuerde) estuviese dispuesto a cambiar las cosas, a variar su forma de entender el poder, a modificar su concepto de honorabilidad. Eso supondría, por poner un ejemplo, hacer caso a los 200 fiscales que advierten de la falta de  medios para combatir la corrupción.

Cuentan las malas lenguas que Mariano no quería volver, que se hizo fuerte en el baño de su habitación de hotel, que se negaba a regresar a casa. En Washington le habían tratado como a toda una estrella, el presidente de uno de los principales satélites de Estados Unidos, el colega de Obama: ayer Namibia, mañana Uzbekistán, hoy España. Y Mariano, el presidente que superado por la realidad se niega a mirar de frente a los problemas, sabe que nada más pisar Barajas es carne de cañón. Que si el aborto, que si la corrupción, que si Gamonal, que si la infanta, que si el paro, que si ETA, que si las promesas rotas… Camino de Moncloa, ya en territorio nacional, solo le queda la cajita de M&M´s, esas deliciosas chuches que le regalo su nuevo amiguito del alma. “Aguanta, mah-ree-ah-noh”, dice al tiempo que se mete en la boca un puñado de bolitas de chocolate cubiertas de azúcar.