A la caza

Dentro de nada, en Castilla La Mancha podremos  cazar con lanza. Antes podíamos cazar con escopeta, con rifle, con arco y flechas, con machete, con cantos y hasta con garrote, pero todos estos artilugios se nos han quedado pequeños. Los castellano-manchegos somos muy de matar, hay que reconocer las cosas, y los instrumentos tradicionales ya no nos dicen nada. Destripar una liebre con un certero disparo de escopeta, o calzar una buena cuchillada en el corazón de un ciervo, para rematarlo en una montería, está muy visto. Ya no nos pone cachondos. Por eso nuestra presidenta, doña Dolores de Cospedal, que parece que no pero está en todo, ha dado el visto bueno a matar jabalís con lanza, ese pincho primigenio y ancestral que acompaña al hombre desde que éramos poco más que homo habilis, hace casi dos millones de años. Y parece que fue ayer…

Cazar con lanza nos hace más humanos, qué duda cabe. Y al tiempo nos moderniza. Reventar el pulmón a una cabra desde 300 metros, con un rifle con mira telescópica de esos de 3.000 euros, es demasiado fácil, además de excesivamente frío e impersonal. Nuestra querida fauna se merece un trato más cercano, un mano a mano, una defunción tan agónica, dolorosa y personalizada como solo puede ofrecer la afilada punta de una garrocha.

Además, la caza con lanza “creará muchos puestos de trabajo…y traerá un gran flujo de clientes a la zona”. No lo digo yo, cuidado, sino Enrique del Águila, lancero mayor del prestigioso Club Internacional de Lanceo. Ya estoy viendo las colas en El Corte Inglés para comprar lanzas y taparrabos, y en la federación de caza para obtener licencias talladas en piedra. ¿Tendrán que homologarse los porta-esquís del coche para transportar las puyas?

Castilla la Mancha es la comunidad que cerrará más colegios rurales. Castilla la Mancha es una de las comunidades que más lejos ha llevado los recortes en la sanidad pública, con cierre de plantas de hospitales. Castilla la Mancha es, sin embargo, cuna de grandes picadores de toros, que han elevado la tortura con pica a la categoría de arte. Sin educación ni sanidad, sin futuro, solo nos queda la tradición. Retrocedamos, regresemos a los viejos tiempos, recuperemos sanguinarias prácticas, viejas y crueles formas de matar. Cafres, ignorantes, brutos, salvajes, patanes, bárbaros… ¿Somos así? ¿Queremos ser así? Lo que es seguro es que nos quieren así.

(En las imágenes, castellano manchegos de diferentes etnias practican la caza con lanza de distintas especies cinegéticas abundantes en nuestra comunidad).

P.D.

“Otra persona estaría aún de baja, pero yo tengo que currar”, ha dicho el rey Juan Carlos durante su viaje a Moscú con una delegación de empresarios. ¿Su majestad nos está llamando vagos? ¿Nos está llamando blandos, o escaqueadores, o milindris? ¿Quiere decir su majestad que disfrutamos de derechos innecesarios? Cuidado, cuidado, que una cosa es ser campechano y otra un bocazas. Dedíquese a la caza de elefantes, con lanza si se lo consienten, pero permanezca en silencio.