Nunca en la historia reciente, dos gobiernos de distinta familia política cometieron tantos errores en el diagnóstico, y posterior toma de decisiones en materia financiera, como los que han concurrido en España desde 2004 hasta hoy. El origen de todo el problema se remonta, por un lado, a la apuesta decidida por el monocultivo de la construcción residencial, auspiciada por una clase política cómplice del crecimiento fácil, un sistema financiero muy poco profesional y una supervisión nacional y comunitaria vacilante y reticente a entrar en conflictos de intereses.
El resultado ha sido una gran burbuja inmobiliaria y de crédito y una orgía de mangueras de liquidez bajo la premisa falsa de que nunca se iba a secar. El crecimiento endógeno de un sistema financiero al albur de la promoción inmobiliaria fue tejiendo alianzas políticas espurias que alcanzaron todos los estamentos del poder político y financiero, máxime con la estructura de gobernanza de las Cajas de Ahorro, que, salvo excepciones, han sido brazos armados de corruptelas y desmanes urbanísticos, cuyos tentáculos han llegado hasta el propio servicio de estudios del Banco de España, otrora santo y seña del rigor y análisis independiente.
Sin embargo, en este viaje no hemos ido solos. El diseño institucional y financiero de la UE, y en general del mundo occidental, tampoco ha ayudado. La creación y diseño de la arquitectura del euro, y con él, el BCE, supuso el triunfo de un concepto monetario y financiero que nos retrotrae a los años 20, es decir la hiperinflación entre guerras. Alemania ha impuesto un modelo de política monetaria cuyo único objetivo ha sido la inflación, variable desterrada, por lo que ha preferido imponer un modelo deflacionista en lo macroeconómico, con grandes pifias en lo monetario, como la subida de tipos de interés antes de los atentados del 2001 o las recientes en los albores de la crisis actual. Sin embargo, esta falta de criterio y solvencia en manejar las riendas del BCE, no fueron óbice para que la banca alemana llenara sus balances de activos tóxicos americanos, y también griegos y españoles, rompiendo la imagen de prudencia y rigor que pregonaban sus mediocres dirigentes, especialmente la actual dirección del país.
Con los balances trufados de activos tóxicos, y con un grave problema de deuda privada en una buena parte de países del sur, especialmente España, la perseverancia en las política fiscal procíclica, aplaudida por los dos grandes bloques dominantes en la UE cuando han estado en el Gobierno, y la ausencia de mutualización de la deuda pública, ha llevado a Portugal, Grecia, Irlanda y ahora a España a una situación de quiebra técnica, sin que se vislumbre dotaciones de capital humano solventes para implementar lo que realmente hay que hacer.
El cáncer del sistema financiero, que es claramente la vía de transmisión en España, ha sido despreciado por los gobiernos de Zapatero y ahora el de Rajoy, hasta que la intervención de EEUU ha obligado a bajar la cabeza y obedecer los dictados de los grandes fondos de inversión y pensiones americanos. El principal error desde el principio fue no desgajar activos tóxicos, desalojar a todos los Consejo de Administración de las entidades intervenidas directa o indirectamente, no llevar a cabo quitas de deuda privada de las entidades y no haber dejado cerrar a aquellas que han contaminado al resto.
Con estas premisas, finalmente el rescate bancario ha llegado, unos 100.000 millones de euros que se quedarán cortos, pero sin haber hecho los deberes correctamente. La resistencia de los lobbys bancarios a asumir responsabilidades, nos lleva a una situación en que los rescates los acaban pagando los ciudadanos, es decir ni acreedores ni accionistas, como será el caso de España. La propuesta de la UE, utilizando al FMI de intermediario, es transferir al FROB los fondos necesarios para recapitalizar a los bancos enfermos, quienes supuestamente tendrán que devolver los fondos. Este mecanismo supondrá más deuda pública en circulación, a corto plazo, pues para el FROB es un pasivo, es decir más paro, menos crecimiento y sin que las entidades puedan solventar su verdadero problema. Mientras los mercados mayoristas estén cerrados y solo la manguera de liquidez del BCE y ahora del ESM salven de la asfixia, estaremos ante la peor encrucijada. Porque no hay que olvidar que alrededor del 70% de los activos inmobiliarios de las Cajas de Ahorro intervenidas apenas tienen valor, lo que dificulta el análisis y la valoración exacta, algo que tampoco podrán hacer las entidades foráneas que vienen a realizar el trabajo que debería hacer el Banco de España.
Una vez rescatado el sistema financiero de la peor forma, lo normal es que volvamos a ver episodios de pánico en los mercados financieros, aumento de la prima de riesgo, más desempleo y una fuerte contracción del PIB. Pero tal vez, lo más preocupante a corto plazo será la salida de fondos de las entidades financieras. No es descartable que alguna entidad tenga dificultades para hacer frente a la salida de fondos, ya que estamos en las peores manos posibles, tanto en España, como en la UE. El fracaso colectivo no alivia el hecho de lo que algunos hemos anticipado hace ya algún tiempo: podríamos estar ante el principio de una intervención del propio Estado. Solo una esperanza nos queda y es que el BCE asuma su papel de financiador de los Estados y la banca comercial vuelva a su papel tradicional, aunque su efecto tardaría en notarse.
En resumen, con el rescate de la banca española, este país se une al gran fracaso político que asola Europa y que tiene al continente al borde del precipicio, sin arquitectura política, ni fiscal, ni bancaria propia. Ahora habrá que esperar a las condiciones para el sector bancario español, y para la economía en general. Habrá subidas de impuestos, el IVA, pero sobre todo habrá un ajuste muy brusco del sector bancario, con una gran reducción de tamaño y balance. Mi apuesta es que quedarán un máximo de dos o tres grandes grupos bancarios. Luego quedarán los daños colaterales en pensiones, desempleo y otras partidas de gasto social. Con todo esto, las dos grandes familias políticas del continente, conservadores y socialdemócratas están firmando su certificado de defunción. Lo que está por llegar es una incógnita, pero no sé si puede hacer peor. Atentos.
Yo creo que se puede hacer aún peor. Los gobiernos españoles son muy hábiles y eficaces en este aspecto. La alternancia PPSOE está asegurada. Así que ¿se romperá la hegemonía del bipartidismo? El partido único hará lo imposible para que no se rompa…
Un día después de hipotecar el futuro de los españoles con un rescate de hasta 100.000 millones de euros cuyos intereses pueden recaer sobre el Estado español, el excelentísimo presidente del Gobierno, ese gran cobarde y mentiroso llamado Mariano Rajoy, se va a Polonia para acudir a un acto decisivo para el futuro de España, un partido de fútbol de la selección española. Hay que tener pocos escrúpulos.
Es una muestra de que nuestra democracia no funciona muy bien que digamos.
http://abajolascadenas.wordpress.com/2012/06/10/espana-de-rescate-y-rajoy-de-partido-de-futbol/
abajolascadenas
Eso sí, sacrifica ver la victoria de Nadal…
…y encima se ríe.
Dónde hemos llegado!