Tiempos mezquinos

“Son tiempos increíblemente mezquinos e insólitamente bajos. Tiempos de una bajeza extrema, y eso es normal que se manifieste en todas las esferas de la sociedad”, dice Salvador Sostres en su blog de El Mundo. Y por una vez estoy de acuerdo con el pirómano a sueldo de Pedro J: la existencia de un individuo como Sostres, y de un periódico que publica sus exabruptos, son ejemplo perfecto de que estos tiempos son ciertamente mezquinos e insólitamente bajos. Podría argumentar esta afirmación recuperando algunas de sus viejas hazañas: recuerde que Sostres es amigo de hablar en las tertulias de las televisiones públicas (Telemadrid) de “chicas jóvenes en su punto de tensión sexual”, con “vaginas que aún no huelen a ácido úrico, que están limpias” y “tienen este olor a santidad de primer rasurado, que aún no pican”. Pero no tiraré de hemeroteca. Me limitaré a analizar la última gesta de su batalla contra la izquierda.

Sostres se queja desde su blog en El Mundo de los tiempos increíblemente mezquinos e insólitamente bajos que vivimos, y pone como ejemplo el programa Salvados, presentado por Jordi Évole. Mira que podía haber elegido alguna basura esplendorosa, de esas que emiten Intereconomía o Telecinco, pero no, elige Salvados, uno de los pocos espacios dignos de la televisión actual. Veamos sus razones: “Lo de Salvados nada tiene que ver con el periodismo, ni con lo intrépido, ni con la búsqueda de ninguna verdad. Es un panfleto, el mismo panfleto de La Sexta, el mismo panfleto de la izquierda, el mismo panfleto de siempre”.

¿Podría ser usted un poco más concreto, señor Sostres? “Salvados es el fiel reflejo de nuestra era, es el sectarismo bajo la apariencia de algo serio, es el linchamiento enmascarado de humor y de profundidad. Estamos tan desorientados, tan atrofiados, tan vergonzosamente mediatizados por el buenismo, que Évole parece un héroe cuando es sólo un empleado más de la siniestra maquinaria”.

Sostres está confundido. ¿Por qué cuando habla de “sectarismo bajo la apariencia de algo serio” no menciona a El Mundo? No, está equivocado porque se deja llevar por el estómago, por el hambre, por las ganas de ganarse las lentejas sin trabajar, escribiendo opinión al dictado. Sostres es un provocador, pero incluso para eso hay que currárselo: ahí tiene al maestro Sánchez Dragó, que por no poner todos los huevos en la misma cesta además de bocazas es eyaculador interior. Retroalimentación.

“La gran estafa de Salvados”, titula el pobre Sostres su post, un texto que pese a publicarse en un diario como El Mundo apenas tiene dos tristes comentarios. Y es que puede que vivamos en  tiempos increíblemente mezquinos e insólitamente bajos, pero no por programas como el de Évole sino por mamporreros como Sostres.