Patriotas y chuletones

España, en el centro del huracán. ¿El desprecio por los derechos de los trabajadores? No. ¿Los recortes en sanidad y educación? No. ¿Los más de cinco millones de parados? No. ¿El baile de cifras del déficit público? No. ¿La lentitud del Gobierno con los Presupuestos? Que no, coño. El autentico drama es que Francia nos acusa de hacer la vista gorda en cuestiones de dopaje, y pone en duda los éxitos de nuestro deporte. Ponen en entredicho, los muy franceses, nuestras copas de Europa y del Mundo de fútbol, nuestros Roland Garros, nuestros anillos de la NBA, nuestros Tour de Francia… Afortunadamente los dos hombres más poderosos de este país, con permiso de Botín, han dado la cara y han defendido con uñas y dientes el honor de todos nosotros. “El mayor desprecio es no hacer aprecio”, ha dicho un contundente Mariano Rajoy, presidente del Gobierno. Su majestad el Rey Juan Carlos ha ido aún más lejos, y con su habitual labia y profundidad ha sentenciando: “Esos de los guiñoles son tontos”.

España necesita hombres como estos. Justicieros. Individuos que defiendan, si es posible con capa y espada, la rectitud, la honorabilidad y la honestidad de un país que no tiene mayor preocupación que los chuletones de Contador. Tenemos a Pedro J Ramírez, ejemplo perfecto de romántico idealista. El director de El Mundo ha convertido en algo personal la defensa de esos deportistas nuestros en entredicho. Un amor desinteresado: para recibir el apoyo incondicional del periodista de los tirantes solo es necesario ganar y enarbolar la rojigualda. “Es justicia, no patriotismo”, ha tenido que aclarar Contador en Veo 7, la tele de El Mundo.

¿Qué sería de los deportistas españoles sin El Mundo? No quiero ni pensarlo. Le diré más: ¿Qué sería de los españoles sin El Mundo? El martes este diario titulaba su editorial de la siguiente manera: “La mordida de Garzón debe ser recordada”. ¿Mordida? ¿Qué mordida? ¿Aquella por la que nunca fue juzgado y mucho menos condenado? El lector habitual de prensa puede llegar a pensar que, de la misma forma que Pedro J Ramírez siente debilidad por Contador, tiene algo personal contra Baltasar Garzón. Solo así se entiende que haya pasado de apasionado defensor del ya ex juez cuando investigaba los GAL, a tremebundo acosador cuando metió mano a la trama Gurtel.

Puede usted estar tranquilo. No es nada personal… Ha pasado mucho tiempo desde el 11-M, y para seguir vendiendo periódicos Pedro J. necesita chuletón. Los periodistas de raza se alimentan de carne roja, muy roja, que sangre. Y aliñada con chimichurri, usted ya me entiende. Solo desde este punto de vista caníbal, como una broma macabra, se puede entender que un periódico serio publique frases como ésta: “El ya ex magistrado emuló con su comportamiento al de los jueces de la dictadura argentina o del mismo Pinochet al que persiguió”.

El patriotismo y la mafia, qué gran combinación. Le dejo con una canción de Miami Steven Van Zandt, Dante en Los Soprano, el gran Little Steven en la E Street Band, que habla precisamente de eso: Ser un patriota es luchar por la libertad, la verdad y la justicia, y no ir a remolque de la política. Ser un patriota es cuestionar a cada hijo de puta cada minuto de nuestras vidas…