No sabemos vivir sin líderes: Alfredo Pérez Rubalcaba y Max Weber

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Germán Gómez Orfanel

El vicepresidente Rubalcaba en la conferencia de prensa del último consejo de ministros. / lamoncloagob.es

Tenemos en España un sistema parlamentario en el sentido de que para gobernar hace falta la confianza del Congreso de los Diputados, pero al mismo tiempo el modelo es presidencialista en la medida en que la investidura se otorga a un candidato que se convierte en presidente del Gobierno y dirige un consejo de ministros, cuyos miembros dependen de la voluntad del presidente.

Por otro lado nos hemos constituido como un Estado de Derecho, caracterizado al menos en teoría como Gobierno de las Leyes, ocupando la  Constitución  el escalón superior del  ordenamiento jurídico. Sin embargo por todas partes se manifiesta la personalización del Poder, necesitamos líderes a todo pasto y en todos los niveles. Corresponde gobernarnos a una persona capaz de tomar en su momento graves decisiones que nos afectan a  cada uno de nosotros.

En unas elecciones parlamentarias los ciudadanos eligen a los diputados de su provincia y sólo a ellos, sin embargo toda la campaña suele girar en torno al combate entre los dos grandes líderes de los partidos mayoritarios, al cual se suman otros de carácter nacionalista o minoritario. Aznar contra Felipe González, Zapatero contra Rajoy… Parece como si un gran número de españoles se excitara por estas batallas duales que recuerdan a los binomios Cánovas y Sagasta, Joselito y Belmonte o el Madrid-Barsa.Pero es que algo parecido sucede en los ámbitos autonómicos e incluso municipales.

El conocido sociólogo y pensador alemán Max Weber (1864-1920) en la etapa final de su vida defendió una mezcla de parlamentarismo y presidencialismo que se reflejaría claramente en la Constitución de Weimar de 1919, pero sobre todo la necesidad y conveniencia de un liderazgo  que él consideraba democrático y al mismo tiempo carismático y plebiscitario. Un Parlamento que seleccionase a los dirigentes políticos y controlase al Gobierno y a la Administración, y sobre todo un  Presidente elegido por un período de siete años, mediante sufragio universal y  dotado de poderes excepcionales especialmente en materias de orden público, seguridad y defensa de la  Constitución. (el célebre artículo 48 de la Constitución de Weimar).

En la biografía de Weber escrita por su esposa Marianne , se recoge una entrevista en 1919 con el general Ludendorff, en la que se atribuye a Weber lo siguiente:” en la democracia, el pueblo elige un líder en el que deposita su confianza. Entonces el líder elegido dice:” ahora únanse y obedézcanme” El pueblo y los partidos no pueden apenas inmiscuirse en lo que hace…Después  el pueblo puede constituirse en tribunal. Si el líder les ha engañado a la horca con él” ( Tomo la cita de un texto de uno de los mejores especialistas españoles en Weber, el profesor Joaquín Abellán).

La lectura de esas líneas me produce, salvadas las distancias, una asociación con la situación de Rubalcaba, e incluso la parte final, con Zapatero. Ante una situación catastrófica, el Partido Socialista considera que una de sus principales figuras, con sobresaliente experiencia política y parlamentaria, un gran profesional de la política, personalidad dotada de capacidades excepcionales ( Rubalcaba , sálvanos), haga el milagro no de obtener un mejor resultado electoral, sino incluso de ganar las elecciones. Le convierte en sucesor de Zapatero, que curiosamente sigue de presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Para ello de forma unitaria le otorga todo el poder del partido y su plena confianza. Le eleva a la categoría de líder carismático, de héroe hercúleo capaz de lograr la gran hazaña, y consecuentemente alcanzar la legitimación de las urnas.

Personalmente opino, como muchos, que la opción Rubalcaba aparece como la mejor posible para el PSOE y considero que  no es, ni mucho menos, una suma de perfecciones sin mezcla de mal alguno, ni Zapatero lo contrario, conjunto de maldades sin mezcla de bien alguno, y recuerdo como Zapatero empezó siendo considerado por el Partido Popular y/o los medios de la derecha extrema como un Bambi, un presidente por accidente, y luego un sujeto peligroso, que no obstante fue capaz de ganar las elecciones de 2008 y seguir gobernando. Más tarde, también le afectó como a Aznar, la maldición del segundo mandato.

De Rubalcaba me impresiona su audacia, quizá pueda ser también ambición o incluso capacidad de entrega y sacrificio, y de aguante, porque desde hace bastantes años está señalado como objetivo a abatir y mucho más a partir de ahora.Por otro lado no deja de sorprenderme la voluntad de liderazgo de muchos políticos que  están o estarían encantados de llegar a presidentes del Gobierno, con la que está cayendo, y pienso en Mariano Rajoy, posiblemente escindido en una parte que ansía el triunfo final y otra aterrorizada ante tal evento.

Además es bastante frecuente que finalmente los líderes supremos, los presidentes del Gobierno, acaben vapuleados de diferentes modos y maneras. Zapatero es un ejemplo paradigmático, aunque también lo sufrieron los anteriores, desde Suárez y Calvo-Sotelo a Aznar y Felipe González, si bien estos dos últimos han sido capaces de rehacer sus  vidas con notable éxito.

Así pués en las democracias representativas se ha impuesto desde hace mucho tiempo la necesidad, conveniencia e incluso obsesión por el liderazgo. En contraste, movimientos como el 15-M optan por un liderazgo colectivo y difuso, que parece ocultar y relativizar a sus líderes , que también los tendrán, lo cual hay que reconocerlo, complica su toma de decisiones, aunque sea expresión de una mayor participación.

2 Comments
  1. Curro says

    «»»»no deja de sorprenderme la voluntad de liderazgo de muchos políticos que están o estarían encantados de llegar a presidentes del Gobierno, con la que está cayendo, y pienso en Mariano Rajoy, posiblemente escindido en una parte que ansía el triunfo final y otra aterrorizada ante tal evento.»»»
    Bien.
    Bien.
    Y si en vez de la palabra ponemos la palabra Rubalcaba. … ¡…Glup !

  2. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    Veo certero ese párrafo en el que se cita a Max Weber…, ya, en una época tan temprana como corresponde a la de Séneca, este viene a decirnos que «a los líderes se los sigue para, más tarde, cuando convenga…, perseguirlos».
    Séneca, en su ilimitada grandeza de pensamiento, dice de unas saetas que alcanzarán las cabezas que sobresalen del resto de los presentes… Esto es, de los líderes. En todo caso, es el final de todos ellos. Echemos una mirada…

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