Carmen Ruiz Bravo-Villasante *
Es rebuscado el día elegido por Obsama para su ritual de muerte.
1 de mayo, día de los trabajadores y, especialmente, de los que no tienen trabajo: somos nosotros los de aquí y ellos los de allí, se dicen los sin-futuro de todo del mundo.
1 de mayo, día de la madre, de los que aman la madre tierra contaminada: nosotros somos, los de aquí y también ellos los de allí, se dicen los desplazados de todo el mundo.
Un viaje por la máquina del tiempo nos permite contemplar el 1 de mayo del año 2011 rituales primitivos, en el sentido más negativo del término: el cadáver embalsamado de un papa autoritario es simbólica e ideológicamente resucitado en su beatificación, los nietos inocentes de un gobernante culpable son aniquilados desde el aire, y acallada su muerte, porque despiertan más interés los despojos de un acaudalado traidor-servidor de la CIA, que son lanzados al mismo mar que bordea la Yazira, seguido todo ello de celebraciones satanizantes. 1 de mayo tenía que ser cuando se nos ha ofrecido el proceso por el que se lleva a las masas a celebrar colectivamente la crueldad, contemplar y participar emocionalmente en uno más de los aguillotinamientos, los ahorcamientos, apedreamientos, linchamientos y autos de fe en sus versiones más o menos modernizadas.
Al echar al mar los restos –verdaderos o falsos– de Osama, pienso que Obama y cuantos se sienten “totalmente liberados” con ese ritual de aniquilación acaban de mostrar su terror atávico y escenificado a la realidad: porque no sólo tienen miedo a los posibles peregrinajes a una tumba terrestre de Osama, sino que se sienten apresados por una identidad anfibia, esquizoide y volátil, que bien puede llamarse identidad de Obsama. En ella se ponen de acuerdo los dueños y señores y sus colaboracionistas, de aquí y de allí, para dominar sobre un mundo de gentes sometidas varias: sin-futuro, destructores del futuro, amantes de futuro, invadidos por la contaminación, causantes de la contaminación, aterrorizados, terribles. Era 1 de mayo.
La personalidad obsama es fundamentalista, recurre al truco fácil, al viejo e infalible sistema de engañar, al dividir el mundo en dos partes. Contrapone nosotros a ellos, nosotros los buenos y ellos los malos. En su faceta de Osama, dice que nosotros son “los países de Dios”, y ellos son “los que invaden esos países”. Para la faceta de Obama nosotros es “la comunidad internacional” y ellos son “los terroristas”.
La personalidad obsama utiliza aquí y allá métodos estructuralmente similares, justificados por una misma base o qa`ida: si el nosotros es atacado, es legítima autodefensa recurrir a cualquier grado y tipo de violencia, la que haga falta. Y si hay que matar, a la fuerza o de paso a los niños de ellos, de los invasores o de los terroristas, la culpa la tienen ellos por ser como son, haber nacido allí y vivir junto a los suyos.
Pero los niños no siempre son tontos, como escribió el novelista marroquí Chukri. Si antes niños y niñas jugaban a indios y vaqueros, moros y cristianos, policías y ladrones, judíos y árabes, y a futbolistas, han pasado a jugar a obsama contra todos. Y a manifestaciones.
Sigan en ese mundo de ilusiones y tendran un despertar amargo. Que esperaban que se tratara a este asesino de miles de persona como una hermanita de la caridad. Estamos orgullosos de nuestra nación cuyo liderato toma en serio defender a sus ciudadanos de estos asesinos. Se olvidaron ya que ustedes fueron victimas del 11m por estos salvajes, o se les olvida el terrorismo de ETA. A los terroristas hay que tratarlos con mano dura.
Está bien dudar y hacerse preguntas. Es honrar la condición humana que la alegría no enturbie el decoro. Gracias, profesora.
!quien a hierro mata a hierro muere!! y eso le ha servido a Osama y pude que se aplique también a quienes le han matado!
!qué poco cristianos son estos yankes por mucho que manoseen la biblia a cada momento!