Epílogo de María Julia Bertomeu al libro ‘La Renta Básica. ¿Por qué y para qué?’ de Daniel Raventós
- "Los subsidios condicionados no buscan eliminar la pobreza sino mantenerla controlada, incluso mediante el diseño de nuevos modelos condicionados cuando existe el peligro de que los sumisos decidan rebelarse"
- "El libro está repleto de datos, de estadísticas, de estudios epidemiológicos, de microsimulaciones, y experimentos que muestran de qué manera una RB pagada por el Estado sería un instrumento de política económica eficaz"
María Julia Bertomeu escribió este epílogo (el prólogo de Guy Standing puede leerse aquí) al libro La Renta Básica. ¿Por qué y para qué? (Catarata, 2021) que se publicó hace un par de meses. En este nuevo libro se desarrollan distintos aspectos relacionados con la renta básica: ¿Es una propuesta republicanamente justa? ¿Es imposible de financiar como aseguran la derecha económica y alguna izquierda respetuosa con el actual orden social? ¿Las izquierdas y las derechas que dicen defenderla se refieren a lo mismo? ¿Qué puede aportar el feminismo a la fundamentación de la renta básica? ¿Por qué los sindicatos han sido en general refractarios a esta propuesta? ¿Qué nos dicen los experimentos sobre la relación de la renta básica con la salud mental? En algunos capítulos y apartados del libro también han colaborado distintos autores y autoras: Nuria Alabao, Jordi Arcarons, Sarah Babiker, Francisco Javier Braña, David Casassas, Carme Porta, Sergi Raventós, Lluís Torrens e Iñaki Uribarri.
El interés por la RB está creciendo de manera significativa en los países pobres y ricos, aún cuando no siempre sea genuino, algunas veces sea oportunista, y con frecuencia se utilice para nombrar subsidios condicionados. Son éstas algunas de las razones de la importancia del libro Renta Básica, ¿Por qué y para qué? que acompaño con un epílogo.
Daniel Raventós incluye en este libro temas técnicos reelaborados en anteriores escritos y otros más directamente relacionados con la especial coyuntura social, económica y política. Quienes durante estos años tuvimos el placer de leer sus publicaciones y ser testigos de su esforzada militancia por la RB, apreciamos este nuevo libro en muchos sentidos.
Ya desde el primer capítulo de definiciones y aclaraciones muy necesarias para el concepto de RB -que no es complejo aunque con frecuencia se usa de manera confusa-, nos enteramos de algunas cosas muy interesantes. Por ejemplo, la importancia del requisito de la universalidad anejo al concepto de RB que, entre otras cosas, evita los errores de falsos positivos y falsos negativos ligados a los subsidios focalizados, hoy se muestra indispensable ante el evidente fracaso de la puesta en práctica de un subsidio focalizado, el Ingreso Mínimo Vital (IMV), en el reino de España durante la crisis pandémica. Falsos positivos y negativos son aquellos en los que una persona recibe lo que no merece -según el criterio establecido entre merecedores y no merecedores-, mientras que otra persona no recibe lo que sí merece. Lo que ahora nos cuenta Raventós es una muestra abrumadora de tales errores en el caso del IMV, que fue aprobado por el gobierno español en mayo de 2020 con el pretexto de sacar de la pobreza extrema a más de 2 millones de personas. Lo cierto es, nos dice, que hasta el momento su aplicación no ha llegado más que a unas decenas de miles de personas de entre las extremadamente pobres.
Entre los muchos aciertos del primer capítulo, hay uno relacionado con la pretendida alternativa entre una RB y los subsidios condicionados, sobre la que hoy se machaca en varios países del hemisferio norte y sur. Sabemos que la justificación normativa de una RB que propone y siempre propuso Raventós, es el encuadre de un republicanismo democrático igualitario -del cual es heredero un cierto socialismo-, centrado en un concepto de libertad, entendida como la capacidad de poder vivir “sin tener que pedir permiso”, que sólo es compatible con la garantía universal de un derecho a la existencia ex ante. En este sentido los argumentos de Raventós tienen una potencia explicativa formidable. Nos dice, por ejemplo, que la lógica de los subsidios condicionados no es otra que la ayuda ex-post a quienes han fracasado, han caído y pueden (y deben) demostrarlo ante la burocracia estatal. Los programas condicionados para pobres trabajan con una concepción sobre la existencia material muy determinada, y acotada; la asistencia ex-post conduce irremediablemente a la pérdida de la libertad efectiva, porque en ningún momento de este recorrido se ha podido actuar como libres e iguales: en todo momento se ha debido hacerlo como suplicantes que sumisamente esperan que se les otorgue un subsidio. Yo agregaría, para reforzar su argumento, que los subsidios condicionados no buscan eliminar la pobreza sino mantenerla controlada, incluso mediante el diseño de nuevos modelos condicionados cuando existe el peligro de que los sumisos decidan rebelarse, hartos de suplicar.
Hay dos capítulos pilares sobre los que se sustenta el resto del libro: el segundo, que plantea la pregunta sobre si la RB es justa, escrito en colaboración con David Casassas, y el tercero sobre la financiación de la RB, en el que han participado Jordi Arcarons, Francisco Javier Braña y Lluís Torrens.
Huelga decir que desde hace tiempo Raventós y Casassas escriben y militan, dentro y fuera del reino de España, a favor de una RB pensada como una de las herramientas de política económica republicana socialista en varios sentidos, y siempre acompañada por las conquistas de un Estado de Bienestar robusto. A diferencia de quienes proponen una RB de derecha (tema que Raventós plantea en el capítulo 4), ambos apuestan ahora también por una Renta Máxima, en la estela de la tasa marginal impositiva de un 100% a quienes tuvieran rentas superiores a los 25.000 dólares, que propuso F. D. Roosvelt en el año 1942, y que sólo logró de manera parcial. El capítulo que aborda la cuestión sobre la justicia o injusticia de la RB, aclara los principales rasgos de una concepción de la RB entendida como el resguardo de un mínimo de existencia social digna para todos. Como buenos republicanos, los autores no se enredan en disquisiciones de mera justicia distributiva ex post, porque saben que justicia no significa redistribuir lo que ha quedado en un mundo cada día más desigual, sino diseñar institucionalmente los mecanismos previos para garantizar -a todos- el goce de una libertad que es incompatible con la dominación y dependencia estructurales. El capítulo aporta varios argumentos potentes y muy necesarios para tiempos de crisis capitalista y pandémica como la que hoy vivimos. Entre ellos uno bien realista: “si bien con una RB el capitalismo como el actual seguiría siendo capitalismo, sin embargo sería un capitalismo notablemente diferente al capitalismo sin RB que hoy conocemos”. No es un argumento trivial y va acompañado de razones valederas, aunque por momentos es excesivamente optimista. Por ejemplo, cuando dicen que una RB ayudaría a recuperar algo que las poblaciones trabajadoras perdieron como consecuencia del viejo pacto fordista en el que aceptaron medidas condicionales, perdiendo el poder de negociación que sí otorgaría una RB suficiente para garantizar ex ante el derecho a la existencia de todos. A mi modo de ver, y como ocurrió con el pacto fordista de post-guerra, ese optimismo sólo sería pensable si los sumisos –organizados– decidieran rebelarse porque están hartos de suplicar, y entonces fueran capaces de generar miedo.
Interesante y bien logrado capítulo es también el cuarto, que visita algunos temas como: mercados, política, sindicatos, robotización derechas e izquierdas. Raventós abre el capítulo recordando que la política económica es primero política y después económica, que ninguna medida de política económica mínimamente importante es neutral porque toda medida perjudica a unos sectores sociales y beneficia a otros, por ejemplo, bajar (o subir) los impuestos a los más ricos, congelar o bajar (o subir) las pensiones, facilitar y abaratar (o encarecer) los despidos laborales, gravar (o no) con aranceles los productos extranjeros y muchos otros. En esta línea es que Raventós plantea a la RB como un instrumento de política económica. Y en punto al tema de las desigualdades económicas, cuya principal causa encuentra en el diseño político y jurídico reciente de los mercados, el texto aporta argumentos y ejemplos variados para desmantelar el lema de la meritocracia, que se envalentona junto al aumento de la extrema desigualdad en las economías de los países ricos y pobres. Es en estos contextos, en efecto, en los que la meritocracia crece, se viraliza y coloniza mentes, incluso las mentes de aquellos a quienes los meritocráticos consideran “perdedores” y dejarían fuera si tuvieran el poder.
En un trabajo reciente, Lluís Torrens –uno de los coautores del capítulo 3 del libro–, publicó un artículo en Sin Permiso cuyo título me conmovió, posiblemente por la cercanía con lo que ocurre en Argentina, mi país: “Hay que acabar con los experimentos sociales con los pobres”. Es un artículo durísimo en contra de los ensayos sociales, es decir toda la miseria de los subsidios condicionados, en el reino de España que concluye con un alegato: “ha llegado el momento de pasarnos al lado de las soluciones”. Y de soluciones habla ese capítulo 3 sobre financiación, porque sin una propuesta concreta de financiación no hay soluciones, esto es, no hay respuestas eficaces para un problema político-social muy bien descripto, entre otros por el economista Thomas Piketty. Muy brevemente, se trata de un modelo de micro-simulación, que los autores aplican mediante la declaración del impuesto a la renta, para una RB por sobre el nivel de pobreza, que además muestra quién gana y quién pierde con la implantación de una RB universal e incondicional: el 70% de la población detectada por el IRPF (y el 80% de la población total) sale ganando respecto de la situación actual y el 30% más rico (el 20% de la población total), resulta perdedor. Es un capítulo tan técnico como imprescindible para quienes hace años se toman en serio eso de la RB y de la democracia republicana igualitaria. Los datos que aportan invitan a preguntarnos: ¿seguiremos llamando democracia a aquella que permite no ya que el 20% de los ricos sino el 1% de los muy ricos no pague los impuestos necesarios para garantizar el derecho a la existencia de quienes hoy no son más que suplicantes? Con datos oficiales que, como se explican en el libro, distan mucho de ser los reales: los muy ricos pagan pocos impuestos. La elusión y el fraude fiscales son inmensos.
El libro de Raventós expone y fundamenta una idea clara y distinta –ni vacía, ni retórica, ni confundente, ni impracticable- de una RB pensada como una herramienta de política económica republicana igualitaria, capaz también de aportar algunas respuestas a muchas incertidumbres vitales que afectan la salud física y mental de una buena parte de la población mundial. De esto se ocupa el capítulo 5, escrito en colaboración con Sergi Raventós que es un especialista en el tema. Si bien en los tiempos de catástrofe mundial como la que vivimos a causa de la pandemia la incertidumbre es la normalidad, lo cierto es que no toda incertidumbre tiene las mismas consecuencias para la salud mental de las personas, a pesar de que los que más griten sean los que más certezas y menos incertidumbre tengan sobre el futuro. Pero no es sólo la incertidumbre –y mucho menos la cuarentena lo que causa enfermedad mental– sino interesantemente también la desigualdad, el desempleo y la precariedad. Los autores lo dicen de tal manera que no puedo menos que imaginar una rueda que gira acelerándose sin parar: las desigualdades sociales producto de las crisis y del recorte del gasto público que impusieron la mayoría de los países –pobres y ricos–, aumentaron la pobreza, el desempleo y otros problemas sociales que generaron graves problemas de la salud mental, que a su vez tienen repercusiones graves para los empleadores y Gobiernos, lo cual redunda en una baja de la productividad en el trabajo, aumento de incapacidades, pérdida de ingresos fiscales, aumentos de los gastos en salud y en bienestar. Una RB al nivel de la línea de pobreza es una buena manera de frenar al menos parcialmente esta rueda macabra.
En relación con el tema de la salud mental y la pobreza, los autores aportan interesantísimos datos sobre experimentos realizados en poblaciones vulnerables en Barcelona, Finlandia, Madhya Pradesh (India), Dauphin (Canadá), Otjivero-Omitara (Namibia), y una comunidad india cherokee de Carolina del Norte, siendo el de los cherokee –según los autores– el más interesante para investigar esta relación entre la percepción de ingresos fijos e incondicionales y la salud mental. En el 2003 –una época de interminable discusión sobre si la pobreza causa problemas psiquiátricos o si son los problemas psiquiátricos los que conducen a la pobreza–, los datos y las preguntas de la epidemióloga del estudio de los cherokee son contundentes: sólo cuatro años después del inicio de los suplementos económicos incondicionales, se observaron mejoras notables en la salud mental de los niños que salieron de la pobreza. La frecuencia de los problemas de conducta se redujo en un 40%, y las tasas de criminalidad se redujeron un 22%. Entre los niños más acomodados económicamente, no se mostró ninguna mejora significativa.
Concluyendo: el de Daniel Raventós es un libro en el que no hay argumentos retóricos ni efectistas –como aquellos que esgrimen quienes pretenden convencer a los ricos para que apoyen una RB porque los pobres cuestan mucho dinero–. Es un libro que toma partido también, no al estilo de algunos académicos que juegan a todas bandas para apuntarse al caballo ganador. El libro está repleto de datos, de estadísticas, de estudios epidemiológicos, de microsimulaciones, y experimentos que muestran de qué manera una RB pagada por el Estado de manera universal, incondicional e individual sería un instrumento de política económica eficaz para ralentizar la rueda macabra. Ya hace tiempo que Raventós y los colegas que acompañan algunos de los capítulos del libro se han pasado del lado de las soluciones